Las 15 mejores canciones de Wings
Aunque, evidentemente, capitaneando a los Wings el legendario Paul McCartney (al cual, por cierto, felicitamos hoy, 18 de Junio, por su 78 cumpleaños) ya no obtuvo una calidad ni tan infalible, ni tan sublime ni tan constante como con The Beatles (los nº1 de todos los tiempos), lo cierto es que al comando de su segunda banda el músico británico también coleccionó numerosas y estratosféricas cimas de inspiración y perdurables victorias, durante los años 70.
Consecuentemente, en esta década los propios Wings situaron también muchos de sus álbumes en la cumbre de las listas, se alzaron con 6 premios Grammys y vendieron 33 millones de ejemplares (entre LPs de estudio, directos y recopilaciones), entre otras superlativas conquistas y más que respetables bagajes. Así pues, merece muy mucho la pena que recojamos y rememoremos, en Muzikalia, 15 de los instantes más “alados” de esta otra formación citada.
15- MY LOVE
Si algo se le da realmente de fábula a Paul McCartney es componer baladas, las cuales venidas de su mano siempre han sonado muy muy naturales y equilibradamente deliciosas y bellas, en su mayoría. No coincido con los calificativos que, en concreto, se han derramado sobre la sedosa “My love” (1973) acerca de que ésta es ñoña y demasiado sentimental, ya que considero a Paul uno de los cinco intérpretes más cualificados, de toda la historia, en este terreno de canciones lentas, redundo. Dicho intérprete se la dedicó, de modo romántico y más que legítimo, a su amada esposa Linda (también ella teclista de Wings), aunque se ha de admitir, sin embargo, que el de Liverpool tampoco es el letrista que más se complica precisamente con los textos, por lo general.
Dicho “cariñoso” tema le costó, a la banda, de ir perfilando, unas 20 tomas durante unas 3 horas y entonces, el indiscutible abanderado de los Wings resultó, por primera vez, desafiado por su asalariado guitarrista Henry McCullough, el cual impuso, con valentía, el delicado solo de su instrumento durante la grabación en los estudios de Abbey Road, en Londres. Efectivamente, el propio McCullough anhelaba mucha más libertad artística dentro de aquel proyecto…
Gracias a esta canción, hábilmente orquestada por el ex-arreglista de los Beatles, Richard Hewson, como es “My love” (nº1 en Estados Unidos, como single), el levemente irregular álbum Red Rose Speedway, consiguió volar también al pico de las listas de España, Australia y los propios E.E.U.U, en 1973. Aunque dicho LP porta alguna que otra imperfección compositiva, recalco, también se ha de admitir la considerable valía de temas como, por ejemplo, la jubilosa “Big Barn Bed” o la etérea “Get on the right thing”, además de la espacial, empírica y sinfónica “Loup”; expresado imparcialmente.
14 – LET’EM IN
Este corte, de 1976, brotó cuando, supuestamente, varias personas allegadas a Paul McCartney (o también admiradas por él) pulsaban el timbre de su puerta, así que éste exclamaba, de manera algo fantasiosa: “Let’em in” (“Déjalos entrar”). De tal modo, todos y todas son incluidos, con un lenguaje en clave, en la letra del coro. Se trata, por este orden, de la “Hermana Suzie”, una más que probable referencia a Linda McCartney acerca de un juguetón y reggae single que estaban a punto de publicar Wings, en 1977, (“Seaside Woman”) pero bautizados y camuflados éstos con el esporádico seudónimo grupal de Suzie and Red Stripes. Lo de “hermana”, tal vez, suponía un guiño a unas vacaciones de la pareja “Mac”, precisamente en Jamaica, donde la población local acostumbra a tener ese trato fraternal con los demás.
“Brother John” ¿podría apuntar a John Lennon o únicamente a un hermano de la propia Linda?
“Martin Luther” nombra, realmente, ¿al reverendo King o al revolucionario fraile del siglo XVI o a quién?¿¿O, tal vez, es un mote del propio Paul a George Harrison?? Por otro lado, se ha especulado que lo de “Let’em in” parece sacado de antiguas costumbres judaicas respecto a recibimiento de familiares en casa. Después, “Phil and Don” homenajea a los Everly Brothers. Finalmente, “Brother Michael” cita al hermano del propio McCartney y “Uncle Ernie” es un personaje que interpretaba el baquetero de The Who, Keith Moon, en la película Tommy (1972), aunque Ringo Starr tocó la batería en uno de los temas de ese mismo LP con la Orquesta Sinfónica de Londres y podría insinuarse que es un guiño a este mismo ex-beatle. De manera más nítida, se sabe que “Auntie Gin” es un tía de “Macca” llamada Jane.
La cortés, festiva y adherente melodía fue nº2 en Inglaterra y nº3 en Estados Unidos pero aunque el bastante provechoso álbum At the speed of sound (¡CASI TODOS LOS DISCOS DE WINGS SON MEJORES DE LO QUE PARECEN!) también derivó en super-ventas, no cosechó apenas críticas favorables de la prensa, en 1976, debido al reparto en tareas de composición y voz principal de “Mac” con los otros Wings. Ésto mismo, sin embargo, ¡es lo que se había demandado insistentemente al mismo Paul McCartney por parte de todo el mundo, con anterioridad! (excepto por parte de su discográfica MPL que siempre deseó su total y permanente liderazgo de la banda). Seamos justos con un genio como Paul, ya que tampoco hay que criticarle por todo.
De aquel álbum sobre la “velocidad del sonido”, también son muy defendibles temas como la reivindicativa “Silly Love Songs” o la desgarrada “Beware my love”. Además, por ejemplo, Denny Laine firmó la excelente fragilidad de “The note you never wrote” (¡aunque Laine declaró que en realidad la creó el mismo McCartney!) o Jimmy McCulloch compuso la muy válida “Wino Junko” pero lo cierto es que esa mayor equidad creativa se prolongó poco tiempo y la jerarquía “macartniana” en los Wings fue restaurada, en 1978.
13 – WILD LIFE
Después de contratar al ex-Moody Blues, Denny Laine y al batería Denny Seiwell, en 1971, Paul McCartney dió el primerísimo paso al frente de Wings. Este inaugural trabajo del combo británico contiene varios cortes de escaso peso, los cuales fueron registrados la mayoría en la primera tentativa (solo dos semanas de labor, en total, buscando simplicidad y frescura, según Paul) y con raquítica producción en el estudio. La mayor parte de la crítica especializada vapuleó el LP, reconozco que con cierta parte de razón y es que se podía esperar un poco más de nivel, compromiso, auto-exigencia, consistencia y sustancia de, nada menos, que un reciente ex-beatle; aunque éste siguiera mostrando su prodigioso don a cuentagotas como con la canción que da título al propio disco Wild life.
Ésta misma, al menos, contiene la suficiente enjundia, temple y hondura como para tenerla en consideración. En consecuencia, la rabia al cantarla de Paul, el dramático ritmo sostenido de 6 minutos o el convincente y quejoso coro que expresa la frase “whatever happen to…, whatever happen to…wild life?” (“¿Qué sucedió con…que sucedió con… la vida salvaje?”) potencian estas positivas sensaciones comentadas. Esta tonada de protesta la escribió McCartney después de acudir a un safari y quedarse fascinado por la vida salvaje animal, considerando el músico de Merseyside que el ser humano no debe creerse tan importante y sí defender más los derechos de otras especies naturales. También podrían, quizás, salvarse de esta remesa de 1971, los aceptables cortes “Tomorrow” o la sentida y velada dedicatoria de Paul McCartney a John Lennon, “Dear Friend”.
12 -MEDICINE JAR
Como se sugirió antes, se criticó varias veces a Paul McCartney por querer acaparar todo el protagonismo en los Wings. Sin embargo, en ocasiones, el patrón de la propia banda siempre dejaba cantar y animaba a componer algún tema a Denny Laine o en este caso concreto a Jimmy McCulloch, como con, por ejemplo, la notable “Medicine Jar”, de 1975. En consecuencia, el propio Jimmy fue quien creó la música del corte pero el ex-compañero del propio guitarrista McCulloch en el grupo Stone the Crows, el batería Colin Allen, fue sin embargo el que escribió esta letra contraria a la drogas: “Si te vienes abajo y pierdes la cabeza, yo digo que sé como te sientes. Ahora tus amigos están muertos, muertos a tus pies. No llegarás lejos si sigues metiendo la mano en el bote de medicina”.
Según el propio Allen, mientras giraba con John Mayall en 1969, el baquetero Colin se enamoró de una chica en Nueva York llamada Jeanette Jacobs, la cual era amiga de Jimi Hendrix y cantaba en un grupo femenino llamado The Cake. De tal modo, ella ingería siempre un estupefaciente llamado Mandrax, a pesar de las desesperadas advertencias del propio Colin Allen, en cuestión. Ella falleció en 1982 debido a una epilepsia, como motivo oficial.
De manera tristemente premonitoria y contradictoria el propio Jimmy McCulloch, después de renunciar a seguir en Wings, en 1977, también feneció debido a una sobredosis de heroína en 1979, con solo 26 años. De todos modos, he querido recordar esta canción también como veneración a Jeanette y a Jimmy, los cuales nos dejaron demasiado pronto. Las paradojas respecto a la letra de aviso anti-drogas de “Medicine Jar” se repitieron cuando el propio Paul McCartney fue encarcelado 10 días en Japón por posesión de marihuana, en 1980, justo a mitad de una suculenta gira oriental de los Wings: algo que supuso uno de los motivos del principio del final de la propia formación inglesa.
11- LONDON TOWN
Si en “Penny Lane”, de 1967, el beatle McCartney canta y describe de manera colorista y afectuosa las costumbres y personajes de ese suburbio de Liverpool, la melancólica melodía de este tema, de 1978, muestra una ironía poética sobre las vidas monótonas de ciertas gentes de la lluviosa Londres. El origen de esta misma tonada se fraguó en medio de una gira por Australia, en 1975, pero la grabación de éste y otros temas del ambicioso álbum London Town (del propio año 78) se complicaron debido al embarazo de Linda McCartney y sobre todo, con la huida de la banda del guitarrista Jimmy McCulloch y el batería Joe English en medio de las sesiones del propio LP: algo que dejó el proyecto Wings en “jaque” y casi casi “mate”, en aquel momento.
Tanto el disco como el single del mismo nombre evidenciaron una circunstancia de bastante menos gloria comercial, en 1978, tras arrasar la banda en las listas de ventas entre 1973 y 1977. Opino que esta “apuesta londinense” es un álbum mucho más sabroso de lo que aparenta a primera escucha (aún estando lejos de la perfección), contando también con otros zafiros como “Deliver your children” (muy lúcido folk-rock creado por Denny Laine), “With a little luck” o “Carrying” y sobre todo (¿por qué no?), la sorprendente y agresiva “Morse Moose and the Grey Goose”: más atípica, distorsionada, compleja y arriesgada ésta de lo habitual en Wings.
10 -OLD SIAM, SIR
Bajo mi punto de vista un hard-rock de los mejor acabados y más completos de Wings, donde Sir Paul McCartney canta con esa soltura aguardentosa tan suya y toca su guitarra Epiphone, junto a la Les Paul de Laurence Juber para intentar verter un mayor impacto armónico. De todas maneras, el irreconocido mérito de la creación de dicha canción se debe al tenaz toque original del batería Steve Holley, según manifestaciones del propio Juber. También Denny Laine y Linda McCartney complementaron (y muy bien) la labor de composición de su jerarca Paul y todos ayudaron a lograr un compacto trabajo en equipo de los Wings. La letra, quizás, podría hablar de inmigrantes orientales mudados a Inglaterra, algo que no se estilaba mucho por aquel entonces en canciones de rock and roll.
Cuando se publicó como single la sensacional “Old Siam, Sir”, obtuvo poco botín en las listas y no pasó del puesto 35, injustamente. Por lo general, el LP entero Back to the egg fue muy mal visto por los especialistas, aunque pienso lo mismo que con London Town: la obra del año 79 posee varios momentos ciertamente destacables como también la robusta “To You” o la hermosa “After the ball/Million Miles”, entre otras, pero es que también el punk se había desatado con tanta furia, desde 1977, que eclipsó los demás géneros. Muchos aficionados han comparado esta canción que ahora nos ocupa con “My Sharona” de The Knack, la cual también se lanzó por aquellas fechas de 1979, muy poco después.
9- ARROW THROUGH ME
El melódico pop-jazz con gotas de fluctuante funk que se proyecta a través de la muy apetitosa y sofisticada “Arrow through me”, de 1979, prescinde de las guitarras rockeras de Laurence Juber y Denny Laine que predominaban en el LP Back to the Egg y se centra más en la voz con ecos y el sintetizador del propio Paul McCartney, en las dos velocidades distintas de la batería de Steve Holley y en la sección de viento de Tony Dorsey, Steve Howard, Thadeus Richard y Howie Casey. La letra, por su parte, parece aludir a una ruptura sentimental:
¡Oh, cariño!, no podrías haberme hecho algo peor si hubieras tomado una flecha y me la hubieras atravesado. ¡Oh ,cariño!, un pájaro en la mano vale más que dos volando pero cuando se trata de amar, sabía que estarías mintiendo.
“Arrow through me” fue utilizada, en 1980, para la película Oh! Heavenly dog (titulada Benji contra el crimen, en España), protagonizada ésta por Chevy Chase. Por contra, ni siquiera este fílmico empuje adicional contribuyó tampoco a que la canción fuera demasiado popular (no rebasó la posición 29 como single), aunque bajo mi apreciación personal es una de las canciones con más conseguido sentimiento de toda la carrera de Wings. Se rumoreó que ésta misma inspiró la posterior “Poison Arrow” del grupo ABC, en 1982, pero no hay nada de veracidad en ello.
8- NINETEEN HUNDRED AND EIGHTY FIVE
Estimo que Band on the Run es un álbum ligeramente sobrevalorado, en su conjunto total, ya que las excesivamente festivalera y frívola “Mrs. Vandervilt” o la algo insulsa “Mamunia”, impiden que este LP sea épico y maestro en su totalidad (y además sobra y chirría absolutamente el meter, con calzador, pedacitos de algunas canciones repetidas en dicho LP, bajo mi punto de vista). Sin embargo, con “Let me roll it”, con “Bluebird” y sobre todo, con la vigorosa “Nineteen hundred and eighty five” (con ese cardíaco piano tan atrayente) sí que tenemos a McCartney al máximo de revoluciones compositivas, tal como cabe esperar de un nº1 como él.
“Nadie quedo vivo en 1985” es la frase inicial de este último tema indicado y la única línea de esta canción que a McCartney se le ocurrió y anotó durante varios meses, dónde después él lo completó todo con unos sencillos versos; aunque sin un aparente significado concreto. ¿Resultó una futurista respuesta continuada de la novela 1984 del escritor George Orwell? ¿Se dejan caer las inevitables alusiones a John Lennon?, ¿sencillamente son cánticos amorosos sobre Linda McCartney? o quizás ¿¿sobre posibles admiradoras de cara a los años 80?? Se deslizan éstas como algunas de las muchas especulaciones “descifradoras” que han surgido con el tiempo pero todas ellas no terminan de aclarar el enigmático fraseo de “Nineteen hundred and eighty five”.
Extrañamente, este excepcional tema, que tan enérgica y acertadamente remata Band on the Run, no fue jamás tocado en directo por los Wings y es que, quizás, la complicada orquestación en estudio que agregó el productor Tony Visconti, no resultó posible trasladarla al escenario durante la década de los 70.
7- VENUS AND MARS / ROCK SHOW
Quizás, en 1975, Paul McCartney se sentía ya con fuerzas de emprender y encabezar una faraónica gira mundial con su segunda banda y decidió dedicarle unos acordes al asunto. En efecto, ideada específicamente, en dicho año 75, para el tour de Wings por Estados Unidos del año siguiente, la letra de las dos canciones ensambladas, sencillamente, describe toda la emoción de ofrecer un concierto de rock and roll. En primer lugar describe esa misma situación la gentil “Venus and Mars” (“sentado en el escenario del estadio deportivo, esperando que comience el show”), siendo su propio título atribuido simbólicamente, por el público, a Paul y Linda como pareja, pero se trataba de un error de interpretación corregido por el propio vocalista británico. En aquellos momentos ambos lejanos mundos, Venus y Marte, estaban alineados por primera vez en cientos de años y todo parecía encajar en lo de tomar prestada la referencia pero el artista, en realidad, no se devanó tanto los sesos y declaró que nombró dos planetas que se le ocurrieron y encajaban rítmicamente en el fraseo. Como guinda, “Macca” también, en aquellos momentos, se hallaba leyendo una obra del mítico escritor de ciencia-ficción Isaac Asimov y ahí se produjo otra influencia de dicho par de planetas en los versos y en los efectos de sonido del propio corte.
Dicho cándido, introductorio y breve folk inicial da paso a la racial acometida rockera de “Rock Show”, la cual alude lugares emblemáticos para este estilo musical como el Concertgebow (Holanda) el Madison Square Garden (Nueva York) o el Hollywood Bowl (Los Angeles). El guitarrista de Led Zeppelin, Jimmy Page, también es homenajeado en los versos, quizás como estelar ejemplo de toda la típica ambientación rockera comentada. Por otra parte, el pianista de funk Allen Touissant es uno de los colaboradores de lujo para la ocasión. Años más tarde, “Rock show” también fue el nombre de un documental sobre la propia banda rodado durante su decisivo y aclamado tour mundial, de 1976 y publicado dicho film en 1980.
6- I’VE HAD ENOUGH
Sobresaliente latigazo descarnado de los Wings, en 1978, lo cual no se refractó en las listas; donde este single no pasó del puesto 42 en Gran Bretaña ni del 25 en Estados Unidos, incomprensiblemente; aunque London Town aún se mantuvo en el nº2 como LP preferido por el público. Tras un serie de accidentes domésticos sufridos por los músicos e ingenieros, el propio tema se comenzó a grabar, en 1977, a bordo de un lujoso barco alquilado por la banda en las Islas Vírgenes, cerca de Puerto Rico (el propio yate poseía un estudio) y se terminó de mezclar en Londres (con Denny Laine también sobregrabando las guitarras); todo ello aconteció justo antes de que el guitarrista Jimmy McCulloch y el batería Joe English también dejaran el combo.
Como atinado complemento, nos topamos con el video-clip del quinteto “alado” ejecutando la interpretación en una habitación con una estética penumbra. Se nota la influencia rock-and-rollera de los años 50 en este temperamental embiste compuesto por Paul McCartney, tal vez muy harto él mismo del recaudador de impuestos, entre otras interpretaciones ajenas de sus versos: “Gano dinero y me lo quitas…. He tenido suficiente, no lo puedo soportar. No, no, no, no, no, no”.
5- JET
No es que, quizás, se deban hacer descifrados totalmente exactos de este título y de esta letra (ocurre con muchas canciones firmadas por Paul McCartney donde, en realidad, él expresa sencillos simbolismos y juegos de términos sueltos que, únicamente, son pegadizos armónicamente) pero se destaparon algunas pistas levemente aclaratorias como que uno de los canes del propio compositor se llamaba “Jet” (el mismo Paul ya dedicó una canción a su perra Martha con los Beatles, en 1968) o incluso también a un pony suyo también le asignó el mismo nombre.
Realmente, el rockero tema central de esta carismática canción, de 1973, probablemente desliza con disimulo una respuesta del ex-beatle hacia su severo suegro Lee Eastman, por el motivo de que éste y su esposa Louise Lindner (los párrafos de “Jet” contienen el término “mater”, el cual significa “madre”) pudieran lanzarle recriminaciones al propio Paul cuando éste se prometió en matrimonio con Linda, en 1969. Nunca faltan tampoco las insistentes voces que aseguran que esta canción (y otras muchas) de Paul McCartney alude a John Lennon, en este caso a la boda del segundo con cierta “sargentona” oriental que ni voy a nombrar.
La vistosa y ampulosa orquestación que tan especial hace la canción corrió a cargo de Tony Visconti, productor de David Bowie. Precisamente, las frases “Sergeant Major” y “Little lady sufragette” (aunque la frase “pequeña dama sufragista” también podría aludir a que el citado y autoritario padre de Linda apoyaba a la liberación de la mujer, aunque por contra no aprobase la emancipación conyugal de su propia hija) es posible que Wings tuviese la influencia de “Sufragette City”(1972) y el “Major Tom” (“Space Oddity” de 1969) del propio “Duque Blanco”, aunque otras interpretaciones de los fans sugieren una burla de “Macca” acerca del propio Bowie. Relacionado con el tema de juegos armónicos, “Jet” podría ser la enfatización fonética de la sílaba última de la propia palabra “Sufragette” en la misma canción (pronunciado, tal como suena, el término entonado es “sufra-yet…¡yet!”, para que nos entendamos).
Alguna otra especulación más rocambolesca de algunos seguidores, desliza que a Paul le pidió el ejército británico que volase con ellos en un avión supersónico para un anuncio publicitario pero el músico se lo tomó a broma y luego escribió la canción mientras se emporraba. Y sumen las vueltas, vueltas y vueltas de tuerca teóricas que quieran ustedes. Lo que sí es seguro es que la banda australiana Jet, cuando se fundó en el año 2001, tomó su nombre en honor a este corte.
4-LETTING GO
Cuando Paul McCartney tensa, en serio, la cuerda rockera y se sube a hacer equilibrismos en ella, escasos músicos en nuestra azul esfera son capaces de conquistar el alcance de, por ejemplo, el inquietante medio tiempo “Letting Go”(1975). Sus párrafos tratan de un hombre, quizás un manager, que ha descubierto una prometedora cantante y la quiere hacer internacionalmente conocida, aunque en realidad podría referirse, con apego, a la propia Linda McCartney y a su nueva libertad para afrontar los proyectos que más la llenaran personal y profesionalmente. Efectivamente, ella había abandonado su carrera de rutilante fotógrafa para unirse a la segunda banda de su amado marido por insistente petición de éste, a pesar de no hallarse la mujer completamente convencida de meterse en ese berenjenal sonoro (y encima la pobre y sacrificada Linda recibió bestiales burlas sobre sus capacidades musicales, durante los años 70. Opino que no era ninguna virtuosa de los teclados pero creo que no mereció tal crucifixión).
A contracorriente de la mayoría, opino, firmemente, que Venus and Mars como unidad, es el trabajo más sólido de toda la trayectoria Wings y la muy convincente “Letting go” se desarrolla como uno los puntos álgidos de dicho LP (además de otras también muy prominentes como “Listen to what the man said”, “Call me back again”, etc). La emotiva y contundente sección de viento y el solo “bluesero” de guitarra de Jimmy McCulloch fortalecen ambos el efecto de “Letting Go”, la cual fracasó en las listas de 1975, de modo completamente ininteligible. Además de tocarla, lógicamente, en la aplaudida gira de 1976 de la banda (la cual se hallaba, en ese mismo año, en su mejor momento de cohesión como tal), Paul McCartney la recuperó para sus actuaciones más contemporáneas en solitario, como en 2010 en el Up and Coming Tour o también en algún directo, de 2018, en medio de la promoción del sobrevalorado LP Egypt Station.
3- LIVE AND LET DIE
Aunque, Harry Saltzman, uno los productores de la película sobre James Bond, de 1973, Vive y deja morir (con Roger Moore inaugurando su papel del agente 007)), inicialmente prefería a Shirley Basset o Telma Houston para interpretar la canción principal (creada ésta ya por Wings) del propio metraje, George Martin le comunicó a Harry que si quería que él mismo participara debían ser los propios Wings los encargados de tocar su propio trabajo compositivo. El mismo Saltzman había desperdiciado la oportunidad de producir el film A hard days night de los Beatles, en 1964, así que no quiso arrojar por la borda aquella segunda propuesta de oro puro y le dijo que sí a Martin.
Así pues, McCartney solicitó al cineasta Saltzman un ejemplar de la novela “bondiana” de Ian Fleming y aunque el músico británico manifestó se le hizo complicado escribir con un título ya establecido, en realidad la compuso en un solo día (además ambicionaba él ya de antes crear una canción para un rodaje sobre James Bond); donde Linda McCartney aportó el “bridge” de la mitad con cierto ritmo del Caribe. Por otro otro lado, el mismo George Martin también orquestaría y arreglaría, pomposamente, “Live and let die”, cuya breve letra podría resultar, tal vez, una visión desilusionada y una contundente respuesta contra lo implacable del mundo, después de una primera idealización del mismo.
Finalmente, este tema de brincos sonoros de lo pausado a lo frenético, alcanzó el nº2 en Estados Unidos, fue nominado a un Oscar y premiado con un Grammy, en 1974. Al mismo galardón optó Guns and Roses por su popular y hábilmente endurecida versión de la misma canción, en 1991. El divertido “Weird” Al Yankovich la parodió, de modo parcial y solamente en directo, retitulándola como “Chicken pot pie”, en 1992.
2- BAND ON THE RUN
La imponente y descollante “Band on the Run”, de 1973, en realidad son varias canciones (pop, rock, himno…) de Paul McCartney entretejidas juntas. Ésto mismo no es reprochable, en absoluto, porque el resultado final es ultra-resplandeciente, aunque que no era la primera vez que el compositor de Liverpool se había visto inmerso en esta misma técnica de “dos por una” o “tres por una” (recordemos las alhajas “A day in the life” o “I’ve got a Feeling” o también de manera más explicítamente titular el medley de Abbey Road; todo ello con The Beatles, “Uncle Albert/Admiral Halsey” en solitario o incluso el “cuatro por una” de “Hold me tight/Lazy Dinamite/Hands of love/Power Cut” con los propios Wings; entre otros ejemplos suyos anteriores).
Por otro lado, dicha majestuosa canción, del año 73, incluso pudo influenciar, con dicha estructura de “collage” sonoro, a la inoxidable “Bohemian Rapsody”(1975) de los supremos e imprescindibles Queen. Como McCartney introdujo una letra algo hermética (una circunstancia relativamente frecuente en sus canciones), cuando le han interrogado por el significado concreto de “Banda en fuga” en alguna entrevista, el intérprete inglés ha declarado que se trata de que con Wings practicó una escapatoria con respecto a su etapa previa con los Beatles. Como otra conjetura se dijo que, precisamente, por aquella misma época de 1973, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr se liberaron de los servicios del abogado e inflexible negociante Allen Klein, al cual se opuso ya Paul McCartney, en 1970, durante la funesta guerra personal y contractual que disolvió a los Fab Four. Quizás, ese posterior alivio de las presiones “beatlemanas” era la alusión de “Band on the Run”.
Por otro lado y como hipótesis adicionales, el artista también explicó que escribió el texto (co-firmado junto a Linda McCartney) como respuesta a las leyes anti-marihuana que lo acusaron a él mismo y a colegas suyos como The Byrds o The Eagles (los 3 grupos con referencias “aladas”, casualmente). Sin embargo, el batería de Wings, Denny Seiwell posee su propia versión y según él, todo vino dado por un altercado del propio McCartney con un dueño hotelero, lo que motivó que Wings tuviesen que huir de la policía, en algún momento de los primeros años 70. Resultaría demasiado extenso comentar, en este apartado, la serie de otras interpretaciones de la letra por parte de los seguidores como, por ejemplo, que “Band on the Run” supone una muesca más que se apunta la muy disparatada y machacona teoría del fallecimiento de Paul McCartney, en 1966, ya que uno de los versos del corte menciona una funeraria.
Por otro lado, cuando Wings se hallaban grabando el disco Band on the Run en unos precarios y desastrosos estudios de una calurosísima y convulsa politícamente Nigeria (aunque McCartney pensó, previamente, que viajaban y acudían a un paraíso lejos de Inglaterra), tanto el tema-título como otras maquetas (letras y cintas), les fueron robadas a la banda por unos ladrones, los cuales les amenazaron con arma blanca. De tal modo, la obra tuvo que ser re-grabada en la propia capital Lagos y después terminada en Londres, con Paul, Linda y Denny Laine recordando de memoria “Band on the run” y el resto de canciones lo más fielmente posible a las ideas originales. También el guitarrista Henry McCullough y el batería Denny Seiwell se fugaron de los Wings, por aquella época de 1973 y ninguno de ellos viajó ya a Nigeria cansados ambos de las imposiciones de su bajista líder, al cual no le importaron esas bajas y tocó él mismo la mayoría de los instrumentos. Otros pasajes espinosos fueron que el músico y activista africano Fela Kuti acusó, muy injustamente, a McCartney de ir a la propia Lagos City a robar la música autóctona (no era cierto, en realidad, insisto) y como otra guinda negativa, el mítico intérprete inglés sufrió un violento espasmo bronquial durante las sesiones del propio LP. Al final, Ginger Baker, ex-baterista de Cream y viejo conocido de Denny Laine, les ofreció a Wings su estudio situado en esa capital africana.
A pesar el rosario de dificultades, tanto la canción como el álbum alcanzaron la posición más privilegiada en el directorio de ventas de medio mundo (en concreto, el LP Band on the run despachó 8 millones y medio de copias) e incluso hasta el mismísimo John Lennon felicitó a su ex-compañero por dicho trabajo, a pesar de que ambos se habían criticado mutuamente, con anterioridad. Fue el primer triunfo absoluto de Paul McCartney después de la disipación definitiva The Beatles.
1- MULL OF KINTYRE
Es el homenaje a esa mansa y pintoresca región costera de Escocia (el “mull” es el promontorio geográfico de la península de Kintyre), donde Paul y Linda se refugiaron (concretamente, en una granja propiedad de la pareja), desde 1970, del mundanal estruendo, en Inglaterra, tras las insalvables grietas entre los Fab Four. De tal modo, Wings compusieron, en 1977, este preciosísimo tema de tintes folk-vals y de obsesivas gaitas; donde Denny Laine tuvo una participación ecuánime en la composición, junto al propio McCartney. Éste último expresó que se le ocurrió la idea al ver que no se sacaban canciones nuevas basadas en la música de aquel país, aunque Paul no se hallaba muy seguro de como verían los escoceses de que un inglés publicase una tonada así.
De tal modo, Paul contactó con Tony Wilson que presidía y abanderaba un conjunto de modestos gaiteros de la localidad cercana de Campbeltown, no demasiado familiarizados con el pop ni el rock and roll. El propio Wilson tocó tan fuerte en la primera demostración con su instrumento en la casa del matrimonio McCartney, que casi rompe a éstos los tímpanos. La posterior grabación no fue sencilla a la hora de compatibilizar los “tempos” y las notas musicales de las dos secciones de instrumentos, aunque después de terminar la canción satisfactoriamente, los Wings y la comitiva gaitera se fueron todos juntos a celebrarlo con cerveza. Como nadie preveyó la increíble envergadura internacional que cogería dicha canción, los propios 21 gaiteros colaboradores solo cobraron cada uno 200 libras que les pagó McCartney en aquel momento de registro, de 1977, aunque un tiempo después aquella melodía fue una inigualable publicidad para la propia región de Kintyre.
Aunque Wings escalaron al nº1 con varios LPs, en Inglaterra, resultó que con la universal “Mull of Kintyre” fue la única vez que se adueñaron de esta puntera posición a nivel de singles en su país natal (en Estados Unidos alcanzaron la cresta de las listas con un mayor número de otros sencillos). Así mismo esta canción, en dicho formato suelto, todavía se mantiene en el Top-10 de las más vendidas de toda la historia de Reino Unido con dos millones de copias (y 9 millones en el total de la geografía planetaria) y resultó muy popular en la propia Escocia, aunque curiosamente no tuvo la misma suerte en los propios E.E.U.U. ¡Incluso a muchos punks británicos les gustó! Tampoco ni siquiera, tomando una por una, ninguna de las canciones de The Beatles, (¡ojo! ¡en formato single! insisto), había vendido nunca tanto. Sin embargo Wings, no incluyó la tonada escocesa en el álbum London Town, de 1978, porque consideraban que no encajaba en su conjunto. Esta decisión, de la cual se arrepintió McCartney años más tarde, lastró luego el impacto comercial del propio LP.
Debido al éxito navideño en toda Europa de “Mull of Kintyre”, en 1977, se dijo que el siempre fiel Denny Laine pidió un convenio especial a Paul McCartney acerca de dicha melodía, a lo que este último se negó y siguió remunerando el salario habitual al propio Laine. El propio Paul, el cual además era el que había escrito la parte del coro de dicha creación, declaró que, durante los años 70, ya pagó a su ex-compañero más de 1 millón de libras en ganancias durante toda la trayectoria de la banda. Entonces, en 1981, tras disolverse bruscamente los Wings y anularse la colosal gira nipona, algo que enojó a Laine, éste quiso mantener su frenético rumbo de vida rockera y un tiempo después, Denny pidió unas 90.000 libras aprox. a su ex-jefe a cambio de cederle su parte de los derechos de la celebérrima canción. Pocos años más tarde, Denny se declaró en bancarrota, concretamente, en 1986, pero éste ya no podía reclamar las regalías y absolutamente todas las ganancias del rompedor single fueron para Paul. Éste no deseaba perder ni un solo céntimo con Wings, tal como como le ocurrió con las pérdidas financieras de los propios Beatles. Entonces, entre los dos viejos amigos se fueron agrandando sus diferencias a partir de la segunda mitad de los años 80, aunque desde el año 2007 mejoró algo la relación entre ellos, por fortuna. Además, Laine se recuperó a nivel monetario, a través de seguir publicando más álbumes, en solitario, durante varias décadas; además de ser él mismo incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll con el grupo The Moody Blues, en 2018.
Tras todo lo expuesto a lo largo de este reportaje, ¿fue Wings una banda mínimamente democrática como, al principio, soñaba Paul McCartney o a la hora de la verdad solo resultó un mero vehículo para las canciones y finanzas del mega-astro británico? (según la versión de Denny Laine fue, más bien, esto segundo) ¿O era ambas cosas? Con estas preguntas, las cuales algunas veces han supuesto un longevo y acalorado debate por parte de los fans, despido ya este monográfico.
Qué buenos los Wings y qué bueno el reportaje
Magnífico homenaje de Txus Iglesias al gran Paul McCartney por su aniversario, en estas páginas digitales de Muzikalia, a través de esta personalísima selección de temas de los Wings, que dignamente sobrevolaron en los años 70, y que después de unos cuantos años de retorno en solitario de Macca en los 80, con el tiempo se reivindicó su esencia y su valía, a través de muchas canciones como las aquí mencionadas e inmejorablemente comentadas y justificadas con todo lujo de detalles. Gracias una vez más por recordarlos y valorarlos en su justa medida. Un cordial saludo.
Muchas gracias a Iñigo Linaje y a Xavi Gállego por sus comentarios hacia mi reportaje sobre Wings, aquí en Muzikalia.
Saludos para los dos y para los fans de la banda británica, liderada por el gran Paul McCartney.