Laura Gibson
Prefiero transmitir una emoción al oyente antes que un disco técnicamente perfecto
Voy a contaros un secreto que seguro os va a gustar: Laura Gibson, If You Come To Greet Me. Aunque, claro, esto más que un secreto es un regalo. Un regalo para aquellos que quieran descubrir un maravilloso disco de folk, de esos capaces de detener el tiempo. El debut de la joven cantautora de Portland apareció en Estados Unidos a finales de 2006 y, al fin, verá la luz en España vía Borne Recordings, subsello al amparo de Acuarela. Aprovechamos la ocasión para hacerle unas preguntas y, ya de paso, caer rendidos ante sus encantos.
En primer lugar, quisiera darte las gracias por haber entregado un trabajo tan maravilloso como “If You Come To Greet Me” Pienso que, en unos tiempos tan marcados por la celeridad y el estrés, un disco como el tuyo es ideal para sentarse, relajarse, mirar alrededor y simplemente disfrutar de la música y de la vida en general. ¿Cuáles eran tus intenciones cuando entrase en el estudio? ¿Qué sensaciones e ideas te apetecía transmitir?
Creo que mi intención era plasmar en las canciones las emociones y la energía que me inspiraron al componerlas. Quería que sonaran a intimidad, como si el oyente estuviera conmigo en la habitación.
Me encanta la orquestación de cámara pero también que las cosas sean sencillas y sueltas. Prefiero transmitir una emoción al oyente que ofrecerle un disco técnicamente perfecto y eso significa dejar los fallos, las imperfecciones, las modulaciones de mi voz así como los cambios de velocidad.
Tengo entendido que no fue hasta 2004 cuando decidiste empezar seriamente con la música, componer y enseñar a la gente tus canciones. ¿Cuáles fueron tus motivaciones para dar ese paso?
Bueno, la respuesta más sencilla es que fue en 2004 cuando dispuse de suficientes canciones escritas para empezar a pensar en hacer un disco con ellas o tocarlas en directo.
Compartir mi música con un mayor número de personas fue un proceso gradual pues ya me había tomado en serio mi carrera con anterioridad, aunque en lugar de tocar en clubs lo hacía en hospitales y casas de acogida. Poco a poco me di cuenta de que otras personas podían conectar con mi música y empecé a tocar para más gente. Nunca tuve la intención de ser famosa y poder vivir de ello, simplemente había reunido un número suficiente de canciones y lo más lógico parecía tocarlas ante un público más amplio.
¿Te has ocupado tú misma de escribir los exquisitos arreglos que podemos escuchar en el disco o, por el contrario, cada miembro del grupo ha aportado sus propias ideas para acabar de dar forma a tus canciones?
La grabación del disco fue un proceso de gran colaboración y espontaneidad. Antes de ir al estudio ya tenía muchas ideas para los arreglos pero respeté mucho la creatividad de los músicos y estaba totalmente abierta a las ideas que pudieran aportar.
Es algo maravilloso componer canciones y que alguien les dé un nuevo aire. Fue Adam Selzer (M.Ward) quien me presentó a la mayoría de músicos del disco y la cosa fue de maravilla, hasta el punto que se han convertido en mis acompañantes en directo.
Háblanos un poco de tus influencias, tanto de músicos contemporáneos como de generaciones pasadas. No sé si estarás de acuerdo conmigo pero yo te veo más Karen Dalton o Vashti Bunyan que Joni Mitchell o Joan Baez, en el sentido de ser como un pequeño secreto de esos que tanto vale la pena descubrir.
Crecí escuchando mucho folk y siempre me he decantado por aquellas canciones cuya estructura y melodía están, de algún modo, arraigadas a la tradición. Me encanta el viejo folk-blues de Mississipi John Hurt o Elisabeth Cotten.
En cuanto a descubrir secretos, nunca he sido una gran consumidora de música. No soy el tipo de persona que está a la última, estoy bastante desconectada de la cultura popular y casi no sé distinguir entre el mainstream y las pequeñas joyas. De algún modo, parece que la música que más me ha inspirado se ha abierto camino mágicamente hasta mis oídos.
Me encanta tanto Vashti Bunyan como Karen Dalton. Las descubrí gracias a los CDs que me prestaron los amigos. En los últimos años he tenido la gran suerte de escuchar música sin tener que moverme de Pórtland. Ahora mismo lo que más me inspira es la música de mis amigos.
Compartes músicos e inquietudes con otro ilustre de Portland como M. Ward. Personalmente, pienso que es uno de los mayores talentos que ha dado la música en la última década. ¿Estando en la misma ciudad también se tiene la percepción de que se trata de uno de los grandes a nivel mundial o se le ve como otro de los talentos de Portland?
¡Estoy totalmente de acuerdo! La música de Matt me encanta y me inspira mucho. He sido seguidora de su música durante mucho tiempo y, realmente, me puse muy nerviosa el día que lo conocí, es una persona encantadora. Coincidimos una noche en Portsmouth, New Hampshire; yo daba un concierto allí, era una sala pequeñita, con poca gente, y él se portó muy bien y hasta subió al escenario a tocar unas canciones conmigo.
Puede que me siga poniendo nerviosa cuando estoy a su lado pero más por el profundo respeto que tengo por su trabajo que por la percepción de que sea “uno de los grandes”
El otro día escuché una curiosa banda de niñas de unos doce años llamada The Ready y descubrí que se formó en el Rock ‘N’ Roll Camp for Girls de Portland. ¿Crees que, de haberse celebrado cuando tú eras niña, te hubiera apetecido pasar un verano allí? A lo mejor te hubiera seducido más la guitarra eléctrica que la acústica y ahora estarías en un grupo de punk…
¡Oh! Ojalá hubiera habido algo como el Rock ‘N’ Roll Camp for Girls cuando era pequeña. Seguro que en algún momento de mi desarrollo habría caído en mis manos una guitarra eléctrica, podría haber estado en un grupo punk pero, aún así, nunca he sido una persona agrevisa o amante de ruido.