Libro: Prince – The Beautiful Ones (Revervoir Books)
“El espacio que hay entre las notas, esa es la parte buena. La amplitud de ese espacio determinará hasta qué punto es funky. O hasta que punto no es funky”
Prince Rogers Nelson lo encontraron muerto en el ascensor de su mansión-estudio Paisley Park un 21 de abril de 2016 por una sobredosis de Fentanilo. Recuerdo que cuando leí la noticia por internet no daba crédito, e instintivamente llamé a mucha gente para decírselo y que, como yo, habíamos sido fans arrecimos del de Minneapolis. Fue una reacción de teenager, lo reconozco, pero desde “I Wanna Be Your Lover” a “Kiss”, pasando por otras tantas gemas inolvidades, ese hombre me había descubierto un mundo inabarcable. Con la desaparición de Prince se iba uno de los grandes iconos del pop moderno, un hombre capaz de crear pentagramas que eran híbridos de mil cabezas que bebían de sus admirados James Brown, Sly Stone, Santana, Jimmy Hendrix, Donald Fagen, etc. No sólo eso, además creó uno de los personajes escénicos más impactantes que jamás uno ha podido ver en el escenario (tuve la suerte de ver su paso por Barcelona en el 93), un precursor que hizo del genderflux un arma disruptiva que canalizaba su amor por la libertad tanto personal como creativa. La palabra genio parece que hoy en día está muy manoseada, pero en este caso más vale traerla a colación para no quedar como un estúpido esnob.
El libro que tengo entre manos es un proyecto frustrado. Prince, meses antes de su muerte arrancaba una gira solo al piano “Piano & Microphone”, y le picaba ya el gusanillo se dejar para la posteridad sus memorias. Unas memorias que serían la Biblia de la música negra. Estaba en negociaciones con editoriales.
“La palabra misterio existe por algún motivo. Tiene un propósito”
Una palabra que Prince odiaba era cuando le decían que su música era MAGIA. Este apelativo a su música no servía para nada, según él, porque era pura fanfarria abstracta. Como solía decir, el “funk respeta unas reglas. Era humano, el resultado del esfuerzo y el sudor, y no había nada mágico en ello” ¿Cuántas veces repetimos la palabra “magia” cuando nos referimos a Prince? Que nos perdone.
Misterio sí que le gustaba. En sus intrincados sonidos encontramos una fuerza descomunal por construir a medida que avanzan los compases. Y justo esto le dijo a Dan Piepenbring, el escogido por el de Minnesota para ayudarle a escribir sus memorias.
Dan tuvo que pasar un duro casting: es de todos sabido el férreo control que tenía el autor de “Purple Rain” en todo lo concerniente a los procesos de trabajo, el management, y los derechos de autor ¿Recuerdan sus litigios con Warner? Al final se se llevó el gato al agua el bueno de Dan, y el más que desafiante honor de ayudar a poner por escrito una de las vidas que se preveían más apasionadas del mundo de la música negra.
“La música que hago, para mí, no es delito. Escribo de manera armónica. Siempre he vivido en armonía, mira a tu alrededor. Las velas”
Cuenta Piepenbring que en los pocos días que conoció a Prince pudo tomar conciencia de su apabullante megalomanía, aunque también de su generosidad para con los suyos. Amante del lujo, de las mujeres, y con una fuerte carga de conciencia social, el “símbolo” del pop era capaz de llamar a Piepenbring a altas horas de la madrugada para explicarle escenas que había soñado y que quería que apareciesen en el libro. Genio y figura púrpura.
En este gran libro abortado que es The Beautiful Ones (Reservoir Books, 2019), con una excelente traducción de Javier Blánquez (trasladar al castellamo el manuscrito de Prince lleno de abreviaturas, acrónicos y símbolos no debió ser tarea fácil) está dividido en cuatro partes: por un lado, una gran introducción en la que Dan Piepenbring que narra en primera persona esos días en los que conoció a Prince, y compartió el entusiasmo por llevar a cabo estas memorias; en segundo término se muestran el manuscrito (y la traducción) de lo que el de Minneapolis escribió hasta el día de su muerte; seguidamente un álbum de fotos anotado por Dan que es toda una virguería para conocer más su figura (fotos de él, y también de su hermana Tyka, de sus elegantes progenitores, de su primera formación musical, de notas de promoción…); y por último una sinopsis escrita a mano de lo que sería la película (espantosa, by the way) Purple Rain.
Un libro que encantará a los seguidores de Prince, y que gracias a su espléndida edición, se convierte en uno de los artefactos músico-literarios del año.
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The Beautiful Ones Soundtrack