Los Coronas – La Cueva del Jazz en Vivo (Zamora)
Ante la evidencia que señala que Los Coronas aumentaron exponencialmente su popularidad tras la exitosa fusión con Arizona Baby bajo el nombre de Corizonas, conviene recordar el verdadero motivo de una banda que ha facturado buena parte del mejor surf instrumental y rock ‘n’ roll fronterizo surgido en la escena nacional durante las dos últimas décadas. Alternando fechas con una nueva gira junto a los vallisoletanos, los madrileños se encuentran presentando las canciones de su reciente e inspirado álbum Adiós Sancho (2013), al amparo de una serie de salas que aportan a la ecuación la cercanía del aficionado.
En su anisado regreso a la sala zamorana La Cueva del Jazz, el quinteto ofreció ante un aforo abarrotado todo lo que puede y debe esperarse de una actuación de tales características, desbordando incluso las expectativas de los más confiados. Noche, por tanto, de sombreros de ala ancha, patillas y sudor, extendida a lo largo de casi dos horas y media conducidas por la simpatía del incombustible Fernando Pardo (Sex Museum). Un auténtico atracón apuntalado sin prejuicios por las diferentes vertientes estilísticas manejadas por el combo, recreadas siempre con una perfección interpretativa que, no por conocida, deja de sorprender a cada nuevo encuentro.
La formación dignifica ese aire peliculero que tradicionalmente debe acompañar al género, en una vertiente (indiscutiblemente) magnificada en los últimos años por Quentin Tarantino y glorificada por el grupo sobre las tablas. Propuesta ideal para lucir coreografías en el escenario, alternando composiciones propias con incautaciones ajenas asombrosamente llevadas a terreno propio y popularizadas por artistas tan variopintos (y en ocasiones sorprendentes) como Marisol, The Rolling Stones, Muse, Kraftwerk o The Beatles. La banda manejó los tiempos y texturas de la velada con innata autenticidad y la soltura de los veteranos, retratando un concierto tan satisfactorio y divertido para el público como para ellos mismos.
Los Coronas pertenecen a la élite gracias a su solidez, entrega vocacional y un entusiasmo incorruptible, comportándose siempre con la ilusión del debutante en un conjunto que deriva en experiencia fascinante para todos. Y por muchos años más.