Los Enemigos – Bestieza (Alkilo Discos)
No, no es ninguna incorrección lingüística titular a un disco Bestieza. En primer lugar, porque aunque el término no aparezca como válido en cualquier enlace a la R.A.E. ni sea reconocible como acepción en castellano, define a la perfección el contenido del nuevo álbum de Los Enemigos, y eso ya requiere de cualquier asimiliación gramatical que venga a cuento; y en segundo plano, porque la “bestieza” en cuestión no es sino la adaptación de la palabra que en catalán designa a una animalada, a algo fuera de lo común por su crudeza, cualidad de inusual o exageración en fondo y forma. Justo lo que necesitábamos escuchar, sobre todo viniendo de ellos.
Sí, sí es acertado asegurar que ya hacía falta que Josele Santiago, Chema “Animal” Pérez, Fino Oyonarte y David Krahe (miembro de Los Coronas y definitiva nueva incorporación tras la decantación del veterano Manolo Benítez por seguir su carrera como guitarrista de Los Porretas) se volvieran a meter en el estudio, esta vez a las órdenes de un viejo conocido y veterano de guerra como Carlos Hernández, la sensación agridulce que nos dejó Vida Inteligente hace seis años tenía que ser resarcida con esta descarga brutal de vitriolo, vatios y verborrea. Las tres uves se podrían unir a la de virulencia, porque la lírica de Santiago aquí, lejos de ser explícita, se ajusta a cualquier golpe de realidad con el que pueda golpearnos la vida. Esas “Siete mil canciones” con el que abren fuego y meten todo el ruido posible llevaban décadas inacabadas hasta que le encontraron el punto de cocción justo para reinaugurar una carrera que por fin vuelve a despegar sin el menor contratiempo. Parten de una premisa de la que muchos deberían tomar ejemplo: Son las canciones las que caminan solas y las que al desnudo deben funcionar para luego buscarles el traje que mejor les siente. A estas, especialmente a “Vendaval” y “Menos que un perro”, les quedan como un guante las divagaciones filosófico-cínicas de su autor y el rock enciclopédico que las envuelve, ahora afilado con buen power-pop y melodías desarmantes como la de “Océano”, la ya tradicional aportación vocal de un Fino que ya demostró con su disco solista que es un descomunal autor de canciones. Otra nueva vertiente en la forma de hacer del grupo se aproxima en las inflexiones de “Sacrilegio sideral”, una joya firmada por Josele como si fuera el nuevo Javier Krahe –tío del nuevo componente, por cierto- y la vieja escuela, la del punk de The Buzzcocks o la rudeza de The Stooges, se refuerza en los riffs de “Mar de sendas” y “Hey Judas”, una oda inusitada al personaje que unió cielo e infierno sin que las escrituras nos lo contaran. Todo un despliegue de sabiduría, experiencia y plenitud el que alcanzan en “La costumbre”, otro lúcido análisis de nuestras miserias cotidianas, y en la maravillosa “Rey pescador”, que nada tiene que ver con el personaje del gran Robin Williams en aquella película tan bonita como inofensiva.
Esto ya no es una resurrección momentánea, sino una segunda vida mucho más asentada y consciente que la primera en la que igual no sabes lo que de verdad te gusta pero estás completamente seguro de lo que no. Los Enemigos han hecho lo que debían, que no era otra cosa que dar un golpe en la mesa para que nunca se nos olvide que en épocas de sobreinformación y pandemias que acabarán con la reordenación del mundo y darán un vuelco a nuestros valores, serán las canciones urgentes y los músicos que las tocan con tanta solvencia las que nos salven del caos más absoluto. Por eso acuñamos desde ya el término Bestieza como definición de poder. Y el poder es altamente seductor.
Escucha Los Enemigos – Bestieza
Es un tópico eso de que los viejos rockeros nunca mueren, pero a las pruebas podemos remitirnos. Tanto lo de Enemigos, como lo de Ilegales, 091, Deltonos… El rock maduro está viviendo un momento muy dulce. Y yo que me alegro
Pedazo de artículazo de J.J. Caballero, en Muzikalia.
Ya solo con leer el primer párrafo se ve su tremenda calidad y gran categoría como autor.
Los Enemigos: un estupendo grupo siempre a respetar y ésto es válido para este nuevo disco.
Errata por omisión al principio del último párrafo.