Michael Head & The Red Elastic Band – Dear Scott (Modern Sky Uk)
Michael Head vive en el planeta de las canciones perfectas. Por eso no necesita pretender ser quien no es. Ni reivindicar de forma nostálgica pasadas glorias al frente de bandas fundamentales para aquello -tan arrastrado por el fango hoy- que en su día se denominó indie, como Pale Fountains o Shack. Ni siquiera recurrir a discos prodigiosos como aquel Magical World Of The Strands (1997), ya alumbrado en solitario y que debería ser obligatorio en toda discoteca que se precie de ser decente.
No, a Michael le basta con ser él mismo, que ya es mucho. Dueño de una existencia azarosa, por decirlo suave, ha vivido para contarla y, sobre todo, ha aprendido algo: las canciones son la mejor de las tablas de salvación. Por eso sus discos tienen ese efecto inmediato de iluminarlo todo. Cuando suenan, hacen que este demonio de mundo parezca un lugar mejor. Milagros como ese solían hacer a los hombres santos. Pero él no lo es, nunca lo ha sido. Ni falta que le hace. Simplemente, es Michael Head. Y tú no.
Y las canciones de Michael Head siempre te hablan frente a frente. Tienen esa rara franqueza que te convierte inmediatamente en cómplice del autor. Se erigen en puerta a un mundo en el que habitan The Byrds, Love, Burt Bacharach o The Zombies. Un mundo que tiene mucho que ver con Liverpool, ciudad en la que Head nació y creció, pero que puede perfectamente acomodarse a la procedencia de cada uno. Un mundo de sueños y verdades, de claroscuros, de efervescencia pop al servicio de la evasión, al que nos invita todo un superviviente de tácticas evasivas más nocivas, que a la fuerza ha aprendido que es mucho mejor volar con melodías que con jeringuillas.
Poco prolífico a la hora de hacer discos, el que constituye su tercer trabajo en solitario llega tan sólo a cinco años vista del anterior, el primero que hizo con su actual Red Elastic Band. Poco tiempo, teniendo en cuenta que ese tardó once años en completarlo. Y a decir verdad, el disco ya estaba pensado y anunciado en 2019, pero una pandemia se puso por medio.
Dear Scott se titula así en honor a una postal que se escribió a sí mismo F. Scott Fitzgerald. Quizá es porque así funciona Michael. Cada disco, cada canción, es una carta que se escribe a sí mismo. Un ejercicio reflexivo que, además, debido a la edad madura a la que va accediendo, se convierte en más necesario que nunca. Sobre todo ahora, que ya no necesita de estimulantes para verter sus emociones en letra y música. No hace tanto que eso sucede. Y al escuchar su obra uno consigue adivinar el efecto exorcizante que ejerce en él el hecho de componer una canción, algo para lo que él sabe perfectamente que ha nacido.
Son canciones sanadoras de una forma bidireccional, que funciona igualmente tanto con el compositor, como con el receptor. Cuentan las cosas de una forma cristalina y además están vestidas con las mejores galas. No en vano es -cosas de la veteranía- un rendido fan el que se ha hecho cargo de la producción. El ex-The Coral Billy Ryder-Jones, aunque al principio le temblara la mano por semejante responsabilidad, ha sabido comprender perfectamente a su ídolo y darle a sus creaciones exactamente lo que necesitaban para resultar tan luminosas, tan apabullantes.
Se nota enseguida, con los primeros acordes (tan, tan jangle) de “Kismet”, canción inaugural marca de la casa, que la belleza del viaje que vamos a emprender está urdida de forma poco común. Así lo corroboran prodigios como “Broken beauty”, “Freedom”, “Grace and Eddie” o “Pretty child”, todos himnos pastorales repletos de plácida luz que buscan poderosamente un hueco en nuestra alma. Y nosotros se lo damos. Porque el mundo es mejor con ellos dentro. Porque Michael Head es uno de esos raros diamantes que ha traído el arte pop, cuya llamada jamás podremos ignorar. Porque sus reflexiones son las nuestras. Porque no se puede pedir más de un puñado de canciones encerradas en un vinilo. Porque Michael Head vive en el planeta de las canciones perfectas. Y estamos encantadísimode hacerle una visita.
Escucha Michael Head & The Red Elastic Band – Dear Scott