Mishima – Set Tota La Vida (Sinnamon Records)
De un tiempo a esta parte, cantar en catalán ha dejado de ser un obstáculo para el pop con intención indie. Algo tan aparentemente sencillo como expresarse en tu propia lengua no lo era tanto; con el recuerdo del episodio del rock català todavía vivo, utilizar el catalán no acababa de estar bien visto, no era “moderno” y eso, en Barcelona, es poco menos que un pecado. Por fortuna, las cosas han cambiado y, para un grupo como Mishima, nada mejor que poder comunicarse sin cortapisas. Porque las letras de David Carabén son una parte esencial del conjunto, unas letras de perfil literario que, sin embargo, no caen en el cripticismo. No olvidemos que toman el nombre del escritor japonés Pequeñas historias cotidianas sobre los sentimientos más universales; Polaroids del enamoramiento y el desengaño con envoltorio pop de quilates.
Tras el disco de consolidación, Trucar a casa. Recollir les fotos. Pagar la multa (05), el quinteto barcelonés se ha desplazado hasta El Puerto de Santamaría para grabar a las órdenes de un Paco Loco que ha ayudado a definir los arreglos del disco. La guitarra acústica es la base de todas las canciones pero esto no es música de cantautor con banda de acompañamiento, es un grupo de pop imaginativo y leído. Inconscientemente, buena parte de la atención se la lleva la voz grave y profunda de un Carabén que sabe rehuir el estereotipo de crooner moderno (Neil Hannon, Adam Green). Es por eso que un tema tan redondo como “Un tros de fang” tiene el sonido de The Divine Comedy pero una melodía más propia de Los Planetas.
Retazos de una felicidad que tan pronto llega como se escapa; porque: “El que ha bebido tendrá sed toda la vida”