Conciertos

Mogwai + The Errors – Joy Eslava (Madrid)

Como todas las cosas en la vida, y ver en directo a Mogwai no iba a ser una excepción, la primera vez que te ocurren es la que más te impactan. No digo que sea la mejor o la peor, pero sí la que te deja más huella. Partiendo de esa premisa demoledora, Mogwai venían a defender las canciones de su reciente The Hawk is Howling, a toda vista lo más endeble que han grabado nunca: un intento por volver a la esencia de sus orígenes facturando un Young Team de cuarta división.

Abrieron el cuarteto también escocés The Errors. Mostrándose como discípulos de los protagonistas de la velada, no ofrecieron nada original: un post rock ortodoxo con dosis electrónicas que les emparentaba con el rock bailable tan en boga hace unos años. Algo reiterativos en sus composiciones, sin embargo, resultaron solventes y captaron sin problema la atención de los allí ya congregados.

La apuesta de inicio de Mogwai fue a lo grande, casi sin darnos tiempo a entrar en su universo crepuscular, expusieron una triada inigualable: “Friend of the night”, “Hunted by a freak” y “Mogwai fear Satan”. Los de Glasgow se mostraban confiados y solemnes, pero un comienzo tan arrollador supuso entrar en un mini bache de dispersión posterior que se rompió bruscamente con el bofetón que supuso la intensísima “Summer”, fundamento base del post rock. Fueron esos momentos, los que les acercaban a sus inicios, los que demostraban quiénes son los jefes de una escena fatigada hace años por mucho que nos gusten Explosions in the sky o Mono.

Elogiable y sorprendente resultó comprobar como los temas de su endeble último trabajo crecían y expandían sobre las tablas, siendo en muchos casos de lo mejor de la noche. “Scotland’s shame” esa cima que se alza en medio de The Hawk is howling, ya grande en estudio, brilló en vivo. Igualmente pasó con “I’m Jim Morrison, i’m dead”, una durísima “Batcat” que cerró brutalmente el grueso del show, y el golpe de gracia en el bis con la tormenta de ruido rayando lo insólito que fue “The precipice”.

Antes también quedaron en la memoria del corazón, tan ajada como hambrienta, el encogimiento que labra una y otra vez “Helicon”, el suelo de la sala temblando literalmente con “2 rights make 1 wrong” y una “Like Herod” arrastrada como la lengua de un buey sobre la cama de un fakir.

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