Octave One – Solid Club (Barcelona)
¿El techno aburrido? Esto es lo que deben pensar la mayoría de los club-adictos, de ésos que sólo buscan lo último en tendencias (ahora tienen la pantomima del electro-clash para saciarse).
Porque sino, no se explica la huida de más de la mitad de los asistentes al concierto de los detroitianos Octave One, a la zona fashion de la discoteca… uno siempre piensa que al menos alguien se digna a traer propuestas interesantes, aunque no sea rentable.
Porque es triste que, de entre el centenar de personas presentes, sólo una minoría (¿tres, cuatro?) disfrutó con conocimiento de causa del histórico directo de Octave One. Pero es que así fue. Una música como el techno afro-americano, que ha entrado en los anales de la historia, no ya de la electrónica sino de la música del siglo XX, sigue siendo hoy por hoy, un rara avis para la gente. Una música que, por culpa del desprecio que en EE.UU hay (todavía) hacia el soul electrónico de Detroit y Chicago (prejuicio fomentado desde el hip hop más cerrado), han debido presentar en Europa ante audiencias desagradecidas, ignorantes y tendenciosas, más propensas a resaltar los valores de una estética de club mimética y sin personalidad, que a reconocer el valor de una actuación musical. ¿Cultura de club? Venga ya, ¡basta de engaños!
Octave One es un sólido proyecto ideado por tres hermanos, Lawrence, Lenny y Lorne Burden, cuya célula creativa empezó a gestarse a finales de los ochenta. Los tres han conseguido un nombre entre los grandes del techno de Detroit (junto con Underground Resistance, Aux 88 y Drexciya) gracias a su increíble facilidad para la melodía, componente inseparable del ideario utópico afro-americano, y más ligado a un sentimiento de desarraigo (ser negro en Detroit no debe ser lo mejor del mundo) que a otra cosa. Comprometidos con la música, Octave One catapultan el techno hacia el concepto de álbum y directo, saltándose a la torera la fórmula maxi-single-DJ, que es la que ha hecho furor entre nuestros contemporáneos.
En su primer concierto en Barcelona (tras su paso por Madrid), los Burden presentaron el mix-cd Back to the Rythm (430 West, sello de referencia autogestionado por ellos mismos) y Blackwater, the Strings Mixes su nuevo álbum elaborado en colaboración con los doce músicos de cámara de la Urban Soul Orchestra. Y tras lo visto, es fácil afirmar que se trata del mejor directo de techno jamás visto por aquí. Un directo que parte de ritmos eminentemente africanistas para desembocar en una suerte de blues electrónico, introspectivo y urbano, y con paradas en el house vocal y político (Ann Saunderson colabora con ellos) que nos recuerdan que esta música es, esencialmente, un grito de libertad que entronca con una tradición insospechadamente lejana. Ritmo, melodía, acción política, inteligencia: esta es la verdadera música de baile de Octave One. Baile como liberación, no como signo de la moda. Y a fe que el que esto narra bailó, prácticamente en solitario y alocadamente, sobretodo cuando reconocía temas como “Daystar Rising” (¿título evocativo?, ¡pues el contenido llega todavía más lejos!… para poner la carne de gallina). Los Burden asumen el riesgo de llevar su música al directo, y su actitud en el escenario, celebrativa y pasional, convence muy mucho. Una batería electrónica, un teclado, un sampler, un mac, y una mesa de mezclas les es suficiente para mostrarnos su maravilloso “modern electronic blues”. Octave One: todo un clásico, en una noche completada por Lorne, que, durante 60 minutos, pinchó un techno preciso y potente tal que un salto de Rodman (ex-Detroit Pistons) debajo del aro, dejando en evidencia a todos los aburridos DJ’s que circulan por esta ciudad, y nos tememos que, también, por el resto del mundo.