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Ojete Calor (Wizink Center) Madrid 28/12/24

A los hijos del Subnopop, ¡bienvenidos!

La primera en la frente para un show total. La voz que se sumaba a la cuenta atrás y ya sobre una base rock que a todo el público sonaba y contagiaba, anunciaba el concierto que llevábamos meses esperando, “sed todos muy bienvenidos al concierto de…: ¡Miguel Ríos!”. Muy grande. Ríos, acompañado del magnífico José Nortes a la eléctrica, sostuvo la magnífica boutade desde la boca de un escenario a doble altura con escalera de revista y paseo por su lengua hasta la plataforma final, donde (tras un tropezón previo) emergieron Ojete Calor para entregar el primer clímax de la noche al cambiar «hijos del rock and roll» por «hijos del subnopop».

A partir de ahí, todo fue una continua celebración y una expectación incondicional por averiguar qué más escenas habían estado tejiendo todo este tiempo Carlos Ojete y Aníbal Calor. Y la verdad es que no hay suficiente aplauso para la entrega máxima que ambos volcaron sobre toda la velada, teniendo al público como objetivo final de su desbordante imaginación, desde la Morreo Cam y la Belleza Interior Cam previas al inicio, hasta el bis y la despedida final. No era en vano el nombre dado al evento: Ojete Calor en Madrid (El concierto solo para gente guapa).

Los subnoéxitos más esperados como “Viejoven” o “Mocatriz”, situados en la última curva del espectáculo, fueron precedidos por una cabecera de joyas más o menos escondidas como “Extremismo Mal”, pocas canciones satirizan tan bien el pulso anodino del espacio público actual, “Vintage” o “Sinceridad no Pedida”, esta última para enmarcar con uno de los múltiples invitados que poblaron la noche: La Filarmónguer, efectivamente, arreglo clásico para una verdad presente e inapelable: “Nadie te ha preguntado / eres subnormal. / Nadie te ha preguntado / y me caes fatal / Nadie te ha preguntado / te diría lo que pienso / de tu sinceridad”.

Y es que entre canciones, Ojete Calor también anduvieron afilados y sin filtros a la hora de repasar nuestro sistema sanitario, el paisanaje político (“Política” no la interpretaron, pero no se la pierdan) o algunos tópicos madrileños, entre otros asuntos de envergadura. Además, servían como intros perfectas para “Qué Bien Tan Mal’, por ejemplo, donde su amiga Maribel no faltó a la cita e incluso le trajeron a la Tontuna de Medicina para rondarla, aunque luego la despidieron en camilla, tal cual.

“Morreo”, otra maravilla que lleva el subnopop a otro nivel, trajo a The Calorettes al escenario con baile de entreacto incluido, y su reciente sencillo, “La Más Guapa”, también estuvo enorme con Las Cheerlerdas como invitadas, regalando acrobacias y animación a gradas y pista. Todo un derroche de genialidades.

“Opino de Que”, entrelazado al final con el “One More Time” de Daft Punk, “Cuidado Con El Cyborg (Corre Sarah Connor)”, “Gente Que Imita Mal Los Acentos’”o “Tonta Gilipó”, formalizaron una ves más la fantástica complicidad entre Los Ojete y su público. Y en esa relación, totalmente abierta y fluida, fueron llegando los dúos más pop y horteralia de toda la velada: desde Anne Igartiburu hasta David Bustamante, pasando por Jeannette, Fran Perea o Carmen Morales, con esta última interpretaron la retroinfantil “Sopa De Amor” y la siempre eterna “La Gata Bajo La Lluvia”, una deliciosa y absoluta bipolaridad. La verdad que es un alivio entre tanta estupidez diaria, ver aflorar el sentido del humor de Fran Perea a la hora de encarar “Mocatriz” o a Bustamante hacer lo propio con “Vete A Tu Casa”.

En definitiva, cualquier cosa que siga escribiendo y vosotras leyendo, será poca comparada con lo vivido en un Palacio de los Deportes abarrotado durante más de dos horas, parece que todo se grabó para un futuro lanzamiento, pero lo mejor, siempre, será ver alguno de sus espectáculos en vivo y en directo para no perder la esperanza en la creatividad, más allá de las formas.

Foto Ojete Calor: FocalFija

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