Radiohead – Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid)
El pasado miércoles 16 fue una de esas noches mágicas; difíciles de olvidar para todos y cada uno de los espectadores que estuvieron presentes en la madrileña Plaza de Toros de Las Ventas. Con un calor que apretaba, pero no ahogaba, salieron a escena los norteamericanos Low, que cumplieron con creces su función de artista invitado, aunque tal vez la música de los de Duluth no es la más apropiada para el recinto en el que les tocó lidiar.
Pero esa iba a ser la noche de Radiohead, que llegaban a Madrid con un gran disco bajo el brazo y en un envidiable estado de forma para el directo, como se encargarían de demostrar durante su actuación. Los de Oxford empezaron su particular faena con “There There”, con Ed O’Brien y Jonny Greenwood a las percusiones, y con el ritmo frenético de “2+2=5”, consiguiendo poner a sus pies al respetable con tan sólo dos temas. Por fortuna, todo eso no había hecho más que empezar, ya que el repertorio de Thom Yorke y compañía da para mucho más. Buena muestra de ello es la introducción en el setlist del tema “Talk Show Host”, cara-b de “Street Spirit” o la reinterpretación que Radiohead realizan en sus temas, haciendo de la experimentación una constante a lo largo de toda la velada.
Experimentación que se vio reflejada de forma más explícita en los temas menos convencionales de Kid A (00), Amnesiac (01) y el último Hail To The Thief , en los que Jonny Greenwood pone en funcionamiento toda su artillería de máquinas, sintetizadores y juguetitos (mac incluido) para convertirse, con permiso de Thom Yorke, en auténtico maestro de ceremonias. Así quedó demostrado en “Go To Sleep”, próximo sencillo de la banda, en el que el pequeño de los Greenwood sacó de su guitarra acordes casi marcianos.
Thom Yorke volvió a ser el de siempre: impredecible; sobreactuando hasta la autoparodia, bailando como un poseso y logrando una conexión y complicidad con el público difícilmente explicables. También tuvo tiempo de demostrar su (mal) carácter cuando, por problemas técnicos que no terminaron de arreglarse, dejó de cantar “Backdrifts”, haciendo incluso amago de abandonar el escenario ante el estupor del resto de la banda y de los espectadores. Pero lo mejor estaba aún por llegar, como no, en los bises. El primero de ellos lo abrieron con el asfixiante “The Gloaming”, que da una vuelta de tuerca más al sonido de los de Oxford. Después llegarían “No Surprises” y “Paranoid Android”, en las que la palabra catarsis alcanzó un significado pleno. En el segundo bis Radiohead lanzaron el incendiario “Sit Down, Stand Up”, auténtico rock hecho con máquinas, para terminar despidiéndose con “Steet Spirit” uno de los dos temas que interpretaron de The Bends (95), junto al terremoto «My iron Lung».
Cuando parecía que todo había terminado, Thom Yorke regresó al escenario para tocar en solitario otra de las sorpresas de la noche, “True Love Waits”, que puso perfecto cierre a una intensa noche en la que Radiohead dieron otra lección de fuerza, creatividad y experimentación sobre un escenario… ¿alguien da más?