Que rule el amor – Lenny Kravitz con David Ritz (Libros del Kultrum)

Prosigue sorprendiendo gratamente la prolífica editorial barcelonesa Libros del Kultrum, en esta ocasión con la traducción de la biografía del supremo rockero Lenny Kravitz. Y es que la corporación catalana ha ejecutado dicho trasvase, a nuestro idioma, tan solo un mes y medio después de la publicación del tomo original en inglés, con lo que se le ha de conceder también su mérito por dicha premura. Con un inmenso acierto por su parte, la propia Kultrum parece haberse propuesto un noble objetivo del tipo: “Deja que el público disfrute de la biografía de Kravitz en castellano” y ha sido, nada más y nada menos, que el reputado crítico musical Ignacio Juliá el encargado de adaptar las 300 páginas originales a la lengua de Cervantes.

Agregar que Kultrum ha llevado a cabo una excepción en su habitual línea de portadas con foto pequeña y fondo de un color concreto y es que ahora la imagen del intérprete (en este caso Lenny) ocupa todo el frontal. Agradablemente inesperada, repito, esta flexibilidad visual en el caso de esta empresa especializada en literatura sobre sensaciones armónicas.

Efectivamente, el título de la obra procede del muy radiante LP de debut del artista Let love rule (1989) y es, precisamente, hasta ese mismo año donde alcanza la historia, ya que Lenny retrocede hasta su nacimiento en 1964 y nos va relatando los 25 primeros años de su apasionante y estrambótica existencia.

Con la valiosa y estilista colaboración del sobradamente experimentado David Ritz, autor también de biografías sobre Marvin Gaye (1985), Etta James (1995), BB King (1996), Janet Jackson (2011) o Aretha Franklin (2014 y también esta última traducida por Kultrum, en 2020); entre otros, el citado astro neoyorquino rememora aquellos tiempos en que era solamente un anónimo picapedrero musical y trataba, a mediados de los años 80, de ir cincelando sus personalísimos e “inrockuptibles” cimientos artísticos; los cuales, a partir de los años 90 y hasta la actualidad, darían sus frutos y le transformarían en una celebridad global (aunque sobre ésto último, de momento, no hay memorias autobiográficas).

Una honesta y eléctrica crónica de como, al igual que su idolatrado Jimi Hendrix, el gran Kravitz desafió a los más puristas que intentaban condicionarle hacia una dirección musical específica, en los años 80 y les demostró a las discográficas multinacionales que el rock and roll no viene impuesto ni por el color de la piel ni por las modas de las épocas, sino que dicho género sonoro es disfrutable para todos, en cualquier momento y que lo puede tocar quien así lo desee.

También se van desarrollando detallados y vertiginosos episodios sobre los más variopintos discos y bandas que nuestro protagonista fue audicionando desde tempranas edades, sobre las dos culturas familiares tan distintas que se combinan en su interior, sobre su periodo escolar en Nueva York antes de trasladarse a Los Angeles, acerca de sus diversos romances de juventud, acerca de sus primeros flirteos con las drogas, sobre su relación con su famosa madre actriz y con su influyente padre o sobre su profundo empapamiento de la religión y el pacifismo; además del germen de su muy consabido don para componer canciones y para hacer sonar todos los instrumentos él mismo.

Lenny Kravitz ha insinuado, claramente, en algunas recientes entrevistas que, en un futuro muy próximo, podrían plasmarse en otro volumen en papel una segunda parte de sus vivencias, así que un servidor (como seguidor del artista y autor de varios artículos sobre este intérprete que podéis hallar aquí en Muzikalia) espera que, ojalá, la muy capaz Libros del Kultrum nos traiga también la jugosísima continuación de la crónica “kravitziana”; la cual sería ya sobre los años del total triunfo musical de Lenny, es decir, desde 1989 en adelante; como se sugirió antes. Flota ese anhelo, desde ya mismo, acerca de que el proyecto liderado por el respetado editor Julián Viñuales pueda apostar también por alargar esta brava primera iniciativa de su organización en favor del descomunal Lenny Kravitz.