Rustin Man – Drift Code (Domino/ Music As Usual)
Hay discos que forman parte de tu vida. En mi caso podría enumerar unos cuantos: Purple Rain, Remain In Light”, Dummy… y así hasta poder cansar al lector que ahora mire su pantalla. Creo que el paso del tiempo ha hecho que en esta lista entre por derecho propio el maravilloso Out Of Season que en el 2002 grabara el gran Paul Webb junto a la todopoderosa presencia de Beth Gibbons. Un disco que se ha convertido en un clásico (¿me meto en terrenos pantanosos?) moderno gracias a ese panorámico tejido de tonadas melancólicas, ensoñadoras y de tonos sepia en la que la unión perfecta entre la voz de Gibbons y la maestría en la producción de Webb hilvanaron con meticulosa precisión.
Han pasado los años y cuando me enteré que Rustin Man sacaba disco me dio un respingo de, llamémoslo, breve emoción. No sabía si superar las cotas de calidad del anterior sería posible, pero el hecho de tenerlo de vuelta era sinónimo de calidad asegurada y de alegría por saber de nuevo de él. Así ha sido, clase hay a raudales en estos surcos. “Drift Code” (Domino/ Music As Usual, 2019) es un cancionero solo a la altura de los muy grandes, solo al alcance de los que saben cómo desentrañar los ingredientes del pop perfecto, ese confeccionado con tiralíneas de obrero especializado.
Un álbum elaborado con la calma del espeleólogo (él solo, sin Gibbons acompañándole) que sabe que en las cavidades más inesperadas puede surgir el descubrimiento más ansiado. Calma y precisión destilan estas canciones enormes. Diferentes estilos quedan hibridados de forma tan natural que parece mentira que sea tan (relativamente) fácil unirlos todos sin que ningún mecanismo chirríe. El suave rasgueo de guitarra de Rustin Man se va fusionando sinuosamente con la batería de Lee Harris (compañero suyo en Talk Talk), el órgano y el bajo, creando una preciosa melodía digna del mejor Robert Wyatt. El pitido de un tren y una voz de fondo dan paso al twang de guitarra que le da un toque fronterizo a “Judgement Train” pasado por el eco del Canterbury Sound. La agridulce “Brings Me Joy” parece un espiritual abstracto digno de los lienzos de Talk Talk, y la sombra de Wyatt vuelve a brotar para dejarnos sin aliento. Letal belleza.
“Our Tomorrows” y sus aires psicodélicos vienen pespunteados por unos arreglos muy prog y Webb se regodea con sus expresivos registros vocales. “Euphonium Dream” es una instrumental cuyos aires circenses dan paso a “The World´s In Town”, una balada enorme, con regusto jazzístico, y los giros vocales y expresivos de “Light the Light” me recuerdan al mejor Todd Rundgren de los 70. Folk estático reviste los mimbres de “Martian Garden” en donde el de Essex coquetea con el sinfonismo, y cierra con “All Summer”, y piano y voz esculpen un colofón perfecto para este viaje inolvidable
Escucha Rustin Man – Drift Code
Bonito disco