Saint Etienne – Teatro Lara (Madrid)
El anuncio de la presencia del grupo Saint Etienne en Madrid tras casi un lustro de ausencia, fue motivo suficiente para agotar todas las localidades con cierta antelación, por lo que adicionalmente se añadió una fecha más el día previo a la inicial, que hacía que los (en teoría) más acérrimos fans del grupo, aquellos que habían comprado con mayor antelación sus entradas, fuesen a disfrutar del grupo una noche después que quienes no se habían dado tanta prisa; pero por caprichos del destino, esa segunda fecha fue finalmente cancelada pocos días antes, con motivo de la Huelga General que tenía lugar en el España ese día y únicamente se mantuvo la fecha inicial, para alivio de sus afortunados poseedores, que si pudieron disfrutar de la presentación de Words and music by Saint Etienne (2012), disco con el que han roto su silencio tras seis años sin publicar nuevo material, saliendo más que airosos del trámite y la prueba estuvo en que los nuevos temas que sonaron esa noche, no desentonaron en absoluto con el resto del repertorio elegido.
No hay duda de que el trío londinense, formado por Bob Stanley, Peter Wiggs y Sarah Cracknell, dio una nueva dimensión al pop fabricado en las Islas Británicas tras su surgimiento a comienzos de la última década del pasado siglo, poniendo las bases del indie pop merced a su mezcla de influencias: el pop sesentero y la música disco, con las bases de la música electrónica actual, lo que unido al buen gusto de sus componentes, los convirtió en grandes referentes desde el principio de su carrera.
Si bien es cierto, que las actuaciones en vivo del grupo no dejan de ser amenas «veladas musicales» conducidas por una excepcional maestra de ceremonias y no conciertos en su más estricto sentido, ya que los dos componentes masculinos se sitúan en un segundo plano, detrás de sus respectivos teclados y sintetizadores, quedando a cargo de la bella Sarah y su deliciosa voz, el peso de actuación; algo que parece venirla como anillo al dedo viendo lo radiante que se encuentra a sus 45 años, como si el tiempo no hubiese pasado por ella, permitiéndose el poder enfundarse un ajustado vestido plateado, gustosamente complementado con una boa blanca y mostrándose especialmente simpática y dicharachera con todos los allí presentes, recibiendo en múltiples ocasiones piropos de algunos de los asistentes, pues no olvidemos que estamos ante una de las primeras «musas» del indie. Destacar la emisión de proyecciones personalizadas durante la interpretación de cada uno de los temas elegidos, una forma de amenizar una actuación que sin ellas hubiese resultado bastante pasiva sobre las tablas.
Siempre es un placer recibir la visita de grupos de esta talla en tu ciudad, pero a veces a uno le quedan dudas de si los recintos elegidos son los más adecuados y esa cuestión planeaba en la mente de todos aquella noche: el Teatro Lara es un lugar con un encanto muy característico, pero la música de Saint Etienne no parece casar demasiado con aquellos recintos en los que el público se ve obligado a permanecer sentado, y pronto íbamos a comprobarlo: el tema elegido para abrir el guateque y comenzar a desentumecer los huesos fue la sofisticada «Lose that girl», seguida por el pegadizo estribillo de «Who do you think you´re» con el que trataron de acelerar la definitiva conexión con todos los allí presentes, de modo que, ya con la llegada del tercer tema, «Burn out car» permanecer sentado era casi un imposible, más aún cuando fue la propia Sarah quien incitó a todos los allí presentes a levantarse de sus butacas y comenzar a presenciar la actuación en pie, cuidando de la integridad de los asientos. Cabría destacar, que no fue hasta la cuarta canción de la noche cuando hicieron su primera parada en el álbum que han publicado este año, con la interpretación de «Popular», que en directo parece adaptarse más a su tradicional estilo al despojarse de la mayoría de los futuristas efectos y añadidos.
Con «Spring», llegó la primera incursión en su sorprendente disco de debut, Fox based area (1991), sosegándose el ritmo adquirido a base de elegancia y sobriedad, lo que dio pie a interpretar dos temas de la nueva hornada («Haunted box» y «When I was seventeen»), que sin desentonar con el repertorio previo, si que sirvieron a muchos de los allí presentes para tomarse un respiro para lo que aún estaba por venir. Pero poco tardó en volver a caldearse el ambiente, merced a la envolvente «A good thing» y especialmente con la llegada de «Sylvie», cuyo estribillo fue coreado en la platea como si no hubiese mañana, a petición de la estrella de la noche. Lo cierto es que las nuevas canciones parecen ganar en frescura en directo, ya que se desprenden de ciertos añadidos y arreglos de marcado carácter actual, y ese es el caso de «Tonight», que sin perder ese toque discotequero, en directo se convierte en un atractivo tema con el que amenizar las noches de baile más sofisticadas. A continuación, una nueva y deseadísima incursión en su primer larga duración para acometer el «Only love can break your heart», la elegante versión del tema de Neil Young que en sus inicios les sirvió para ir ganando algo de notoriedad; dando paso después a los sonidos más sintéticos y metalizados de «Like a motorway», a la que siguió una actual y discotequera «Dj», cerrándose el grueso de la actuación, al cumplirse una hora de duración, con «Nothing can stop us», presentada por la propia Sarah como «la primera canción que en su momento grabaron Saint Etienne«.
Para los bises se guardaron un animado tema nuevo («I´ve got the music») con el que continuar la fiesta y después terminar con la siempre eficaz «He´s on the phone», versión de Etienne Daho con la que se despidieron por todo lo alto, ya de forma definitiva, muy a pesar de todos los allí presentes, que reclamaron su salida a escena con gran insistencia hasta que finalmente se hizo la luz en el patio de butacas, lo que daba por concluido un concierto que resultó (y fue) corto, como era de esperar siendo quienes eran.