Stereophonics (Palacio de Vistalegre) Madrid 24/01/2020
Stereophonics debutaron en la segunda mitad de los noventa con Word Gets Around (V2, 97), al amparo de los últimos coletazos que daba el hasta entonces todopoderoso Britpop, para consagrarse posteriormente con títulos como Performance And Cocktails (Mercury, 99), Just Enough Education To Perform (Universal, 01) o You Gotta Go There To Come Back (V2, 03). Los galeses se convirtieron así en una banda importante dentro del Reino Unido y por ende (aunque de manera menos efusiva) en el resto del planeta, estatus que han sabido conservar sobre todo en las islas. Por el camino, la formación liderada por Kelly Jones fue tornándose cada vez más accesible, al tiempo de lograr una aceptación popular y generar cierta desconfianza en aquellos círculos indies de los que proveían.
El caso es que el grupo lanzó a finales del año pasado el que ya es su undécimo álbum de estudio, Kind (19, Parlophone), un trabajo discreto dentro de su discografía pero que servía como excusa a la hora de trazar una nueva gira mundial. A juzgar por lo acontecido el pasado viernes en la Plaza Vistalegre de Madrid, en la actualidad el combo parece situarse en algún punto poco definido y a medio camino entre el mainstream y el rock más o menos clásico de sus inicios. Una tesitura intermedia que genera dudas y seguramente desactivó la posibilidad de clasificar como memorable el, por otro lado, correcto y sólido concierto del grupo. La formación no consiguió agotar entradas, si bien es cierto que el recinto en cuestión tiene unas dimensiones considerables y presentó una buena afluencia de público de mediana edad. Sobre el escenario, el grupo (convertido en quinteto e incluso sexteto dependiendo del momento) lució una incuestionable ejecución, capaz además de salirse del esquema habitual del indie-rock para acercarse puntualmente pero con convicción al blues, el pop o incluso el country.
Sobre el escenario, Jones y compañía parecen querer asumir definitivamente su condición de banda grande y apta para todos los públicos, en un acto que contrasta con una puesta en escena más bien sobria e incluso algo sosa por su parte, situándose así el resultado en una confusa tierra de nadie. Una displicencia enaltecida por el propio emplazamiento (una plaza de toros difícilmente puede resultar acogedora), gélido a todos los niveles y que acogió un ambiente igualmente tirando a frío durante la mayor parte del espectáculo. Sin embargo, también hubo tiempo para la emoción y la celebración, sobre todo cuando el grupo acometió sus temas clásicos, aumentando su propia credibilidad y propiciando con ello el subidón de la vieja guardia. Con la voz rota de Kelly Jones menos rota que nunca (lo cual es una pena), la entrada quedó justificada con la vacilona «Superman», el encanto nostálgico de «Maybe Tomorrow», “Just Looking” o “Mr. Writter”, las sensaciones positivas de “Have A Nice Day”, alguno de los mejores cortes del nuevo álbum como Don’t Let the Devil Take Another Day”, “Local Boy In The Photograph” o ese clásico arrasador que es “The Bartender And The Thief” cerrando el grueso del concierto.
Fue en los bises –con “C’est La Vie” y la inapelable “Dakota” recuperada de Language. Sex. Violence. Other? (V2, 05)– cuando el combo pareció activarse definitivamente, agitando también tras de sí (y de una vez por todas) a un público que hasta entonces se había mostrado intermitente en cuanto a efusividad se refiere. Para entonces ya era seguramente demasiado tarde, y finalizaba así una velada atractiva pero demasiado irregular como para afirmar gozosos que la nueva visita de Stereophonics a la capital significó un gran triunfo de la formación. A cambio, los seguidores veteranos disfrutamos con buena parte de la selección del grupo, tanto como para coger el metro de vuelta con la sonrisa dibujada en la casa. Suficiente, en definitiva, pero también y sin duda mejorable.
Fotos: Live Nation
Muy buena crónica, el concierto me gustó a lo mejor el problema fue la temperatura del Palacio Vistalegre(debería llamarse Palacio de la Pulmonía, Palacio Congelador, Palacio Siberia o el que os apetezca). Nunca he pasado tanto frío en Madrid en un concierto cubierto. tendrían que haber dicho las personas del guardarropa que no nos quitásemos nada.
Gracias Antonio. Efectivamente, creo que sin duda influyó. De hecho, ese fue mi idéntico comentario tras el concierto «No he pasado tanto frío en un concierto en mi vida». Y eso que yo no me quité el abrigo en la grada.