The Clientele + Renochild – Cantero Cuadrado (Huelva)
En realidad era lo de siempre, gente, ambiente, sala, músicos,.. y butacas. ¿eh? si, he dicho butacas. A falta de salas, buenas son butacas. Sin duda no es el mejor medio para este tipo de conciertos, pero era lo que había. Ya mismo nos encontraremos los conciertos en las salas Cineplex de los centros comerciales.
Para abrir boca antes de Clientele, apareció en escena Renochild, grupo que en principio no lo tenían demasiado difícil. En Huelva los oídos de cierto tipo de público son más que agradecidos. Sin embargo, los conciertos de Cantero Cuadrado nos han ido mal acostumbrando y al final Renochild supo a poco.
Grandilocuencia y una curiosa inexperiencia. No estuvieron del todo mal, pero, a pesar de aguantar como campeones numerosas dificultades técnicas, no llegaron a convencer tanto como para que nos compremos el disco, intención que declararon antes de comenzar. Batiburrillo de estilos, nada consistente, aunque mucho más convicente a medida que avanzaba el concierto, y sin embargo…no.
Uno adivina que un disco suyo se debe de parecer tela a un recopilatorio de Houston Party (por decir algo). Gustaron mucho más en lo instrumental que en las voces, me parecieron menos «apropiados» que The Clientele para el ambiente y las butacas, y me hicieron pensar todo el rato que el vocalista estaría mejor tocando y el guitarrista (¿segunda voz?) cantando, y que les faltan uno o dos hervores.
Desde el principio uno piensa: esto ya es otra cosa. Salen al escenario y ya brillan por su austeridad que irónicamente es mucho más rica que lo que vimos justo antes. The Clientele llaman la atención en Huelva por su pinta de guiris ibicencos, y sin embargo encajan perfectamente en el ambientillo recogido y misterioso que ya es habitual en estos conciertos.
Estupendos para escuchar en silencio desde una butaca (alguna ventaja tenia que tener esto de los asientos).Los músicos se parapetan detrás de sus instrumentos y las luces bajan: con eso basta. The Violet Hour es un álbum exquisito, y su presentación en directo no podía ser menos. Algunas canciones fluyen fácilmente, otras te sorprenden por su brusquedad. A veces lánguidos, otras llenos de ritmo, siempre con un poso de melancolía. Una sencillez de lo más atrevida, sin necesidad de alardes. Y tras cada canción, la sala queda completamente en silencio, casi da vergüenza aplaudir.
Se reconocen toques comunes, a su manera, con Belle & Sebastian, Death Cab for Cutie, y de vez en cuando algún punto gamberrete…
Remataron con toda la intensidad que se le puede sacar a sus cuatro instrumentos… sin ese final uno hubiera esperado encontrar una melancólica lluvia otoñal al salir de la sala.
Sin duda, pertenecen a ese club de bandas cuya música es digna de ser escuchada mientras una mirada perdida atraviesa una ventana lluviosa, por la que caen gotas y gotas.