The Cranberries – Palacio de Deportes de Granada (Granada)
The Cranberries se presentaban en Andalucía con un año de retraso, tras suspender su anterior concierto en Málaga. Granada acogía esta vez la visita andaluza de estos irlandeses de pro, ante unos 7.000 espectadores aproximadamente.
¡Looolaaaaa! ¡Looolaaaaa! ¡Looolaaaa!. Estos eran los gritos de un bullicioso público granadino que esperaba ansioso la salida de la Dolores de Irlanda. La O´Riordan y compañía no se hicieron esperar y a las 22,00 en punto aparecían en un sobrio y escuetito escenario que minutos antes habían pisado los paisanos del lugar, Niños Mutantes, en su papel de teloneros.
La Lola salió dispuesta a ganarse el público desde el principio, y abrió con un «Analyse» algo rapidito, del último LP del grupo (exceptuando el Grandes Éxitos), que puso a botar al público desde los inicios de la actuación. Incluso un hit como «Zombie» fué el tercer tema, quemando naves importantes al principio de la noche.
Como buena banda británica, la ejecución, una vez más, fué perfecta, y para mi sorpresa, Dolores O´riordan no abusa mucho de sus famosos y a veces criticados gorgoritos en directo (alguno si que se escuchó), y sí demostró una impecable y potente voz, que sin duda, le dá el sello característico y distintivo a este grupo.
La chica es puro nervio, más si se la compara con el resto de componentes de la banda, que apenas parpadeaban, y no se movían un ápice de su lugar de origen. Por cierto, que pinta de buenazos tienen todos los del grupo. Nada de pose ni similar, se les veía sencillos y buena gente. Los hermanos fundadores del grupo, Mike y Noel Hogan, parece que no han roto un plato en su vida.
Al no estar sometidos a esa espada de damocles que es tocar obligatoriamente el repertorio de un disco, como pasa en las presentaciones, Cranberrries desplegó todo su arsenal de singles, desde aquel «Linger» de 1993, pasando por los temazos de No Need to Argue(1994) como «Particular thoughts», «Zombie», o «Ode to My Family», hasta los nuevos incluídos en el recopilatorio, como «Stars».
Sin presión, el concierto fué un sube y baja constante, conectando baladas con temas rápidos, lo que hacía que el tiempo pasara rapidísimo.
Después del parón, a la hora y media del comienzo, Dolores apareció con una peluca con los pelos de punta, con cierto look de bruja, para interpretar la media hora final de concierto.
Tras los típicos agradecimientos a la ciudad, a la gente, y los tópicos comentarios sobre lo mucho que amaban España, cayeron los dos últimos bises, y quizás los más esperados, «Promises», y «Dreams».
Dos horas de un magnífico y muy correcto concierto, lleno de esos singles que todos hemos escuchado de los Cranberries, y que les ha llevado a vender millones de copias por todo el mundo. Uno de los mejores métodos para juzgar un concierto es por las caras de los asistentes después de este, pues bien, los cranberriadictos allí reunidos quedaron muy satisfechos.