The Majesticons – Cibeles (Barcelona)
Fuck George Bush! Fuck George Bush! Fuck George Bush! Ése fue el grito unánime de la noche. De una noche de hip hop auténtico, del de las citas a Angela Davis, Marcuse y Martin Luther King y del que se sabe portavoz de la crítica y de la expresión del desespero ante las injusticias y el recorte de libertades que está imponiendo George Bush.
Ciertamente, The Majesticons dieron más de lo que esperábamos. En realidad todo fue más de lo que esperábamos, excepto la duración del concierto, demasiado corto. Aunque seguramente por eso fue tan intenso, y seguramente por eso lo retendremos en nuestra memoria largo tiempo.
Tres MC’s. Mike Ladd, genio del sampler, mago de las palabras con mensaje inspirado por los grandes de la literatura y la política y la voz rota de Tom Waits latino. Omega Moon, inspirada semi-diosa de la rima femenina, trocada en salvaje apache en bastantes partes del concierto, que se beneficiaron de sus desesperados gritos. Y un tercer MC (¿Life Long?), parecido en físico y rimas a KRS-One que, manzana en mano, desgranó su estimulante puesta en escena con dotes de auténtica leyenda.
Presentaban The Beauty Party (Big Dada, 03) un álbum destinado a jugar al engaño. Pero no al engaño perverso, no. Esa no es la misión de los justos. Sino al engaño entendido como pirueta genial e irónica, ya que The Majesticons pueden sonar mainstream a posta, sin perder por ello la rebeldía de sus ideales. Sus bases son excéntricas pero paradójicamente son aptas para aparecer, como por arte de magia, en algunas listas de dudosa confección. Grandes bases al fin y al cabo, alejadas de los recargados ambientes hip-hop punk del ya clásico Gun Hill Road, el anterior disco de los Infesticons. Recordemos que se trata esta de la otra personalidad de Mike Ladd, en su particular batalla entre Infesticons y los Majesticons (¿quién ganará? Lo sabremos cuando la trilogía se cierre).
Así, los 3 MC’s y el discreto DJ dieron rienda suelta a su alma hardcore-punk. Alma de Henry Rollins y Jello Biafra; de auténticos rebeldes, vamos. El público comulgó muy mucho con la propuesta. Un público felizmente ecléctico: b-boys y b-girls abiertos de mente (la entrañable Ari corría por allí, y Zemo); gente del rock y del hardcore; y gente del techno también. Al fin y al cabo, a todos nos une nuestro desprecio hacia los mentirosos, como quedó demostrado en un ya histórico grito unánime. Fin de fiesta corto, pero sabroso: el DJ pinchó 15 minutos de gloria hip hop en los que sonaron Grand Master Flash y Eric B & Rakim.