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Vida Festival 2017 (Vilanova i la Geltrú) 29/06 – 02/07

¿Cuántas ediciones son necesarias para situar a un festival en el mapa de citas imperdibles? El Vida Festival, oasis musical que tiene cita a principios de julio en Vilanova i la Geltrú, ha demostrado que cuatro son más que suficientes para consolidarse como modelo en el que prima la calidad musical frente a la cantidad. En un contexto cargado de festivales masivos con carteles repetitivos y llenos de obviedades, la apuesta del Vida deviene, desde su nacimiento, un refugio regenerador que aporta aire fresco a las grandes citas musicales estivales del territorio nacional. Eso a pesar de que este año, tras confirmar a Phoenix y Fleet Floxes, el BBK Live también sumaba ambos grupos a su line-up; no obstante, el esfuerzo por cambiar un modelo más que agotado es de agradecer.

Ya como leitmotiv, el Vida Festival se caracteriza por alabar al Mediterráneo, tanto desde la fuerte apuesta por bandas catalanas, valencianas y baleares como por su marinera, bucólica y cuca decoración. Aunque los organizadores no quieran que se asimile como un festival familiar, es cierto que el Vida cada vez ofrece más facilidades para disfrutar también con los más pequeños. Cuentacuentos, talleres de manualidades, zonas de juegos infantiles y la posibilidad de comprar un abono familiar hace que la media de edad de los asistentes se equilibre considerablemente.

El festival que surgió de las cenizas del Faraday, y que en su cuarta edición consolida público, volvió a sacar un airoso sobresaliente en cuanto a organización y producción. Además el sonido en la Masia d’en Cabanyes fue pulcro e impecable en prácticamente todas las actuaciones del fin de semana.

Si se da por sobreentendido que a los festivales se va (y se deberí­a ir) para disfrutar de la música, los grandes nombres internacionales, con cita en el escenario principal Estrella Damm, no decepcionaron. En la primera jornada, la del jueves 29 de junio, los australianos Parcels actuaron con la timidez e ilusión propia de quien acaba de comenzar. El joven grupo ofreció un directo impoluto, potente y pegadizo, con estética ochentera, con el que despejaron a los asistentes que todaví­a no sabían que aquella serí­a la jornada más fuerte de la cita musical. Apuntaban ser uno de los descubrimientos del festival y así­ fue. Sonaron «Older», «Myenemy» o «Hideout» con una vitalidad que hace justicia al grupo apadrinado por Daft Punk, quienes les han producido su último single, «Overnight».

Pasada la media noche Phoenix tomaba el escenario principal para cumplir las ansias de su público. Clásicos como «Lizztomania», «Girlfriend», «Lasso», «1901» y «Rome», entre otros, devolvieron al público a su (post)adolescencia y dejaron claro que siguen tan llenos de vitalidad como entonces. Rodeados de sintetizadores, los de Versalles también tuvieron tiempo para presentar, su último disco Ti Amo (Warner, 2017), con el que acabaron de encandilar a los presentes con las letras románticas de «Fior Di Latte» o «Ti amo».

Pero había más. El mismo escenario fue inaugurado el día siguiente por Devendra Banhart, quien incorporó la cita de Vilanova a su gira europea. Con el reto de no adormilar a quienes le escuchaban, el venezolano, acompañado por su banda, efectuó un directo sencillo pero potente, en el que disertó sobre el amor y la vida, versionó en español «Sound and Vision» de Bowie y, como era de esperar, cerró con «Carmencita». En cambio, los que necesitaron tirar de artificios para ser recordados fueron Flaming Lips. Al más puro estilo americano, Wayne Coyne y su banda no se escatimaron en crear un show que bien parecía una fusión entre la cabalgata de Reyes y el desfile del Orgullo LGTB. Tan solo se habían marcado los primeros tempos cuando serpentinas y enormes globos comenzaron a sobrevolar entre la muchedumbre; más tarde les sucederían muñecos gigantes, un gong y más globos e incluso un unicornio hinchable gigante. La sobreexcitada psicodelia de los de Ohio acabarí­a con Coyne abalanzándose sobre el público metido dentro de una gran pelota hinchable.

No obstante, el hecho de actuar en el escenario principal no es siempre sinónimo de éxito. En la jornada del sábado, que se vaticinaba como la más relajada de todas, los asistentes solo lograrían ponerse a tono de dos modos: o gracias a los artistas del gran escenario, o bien gracias al nuevo espacio de DJs, el Vida Club. Y los Mishima no tomaron ese rol agitador. Al grupo liderado por David Carabén le faltó fuelle sobre el escenario o personalidad (o ambas); jugaban en casa y, con una puesta de sol envidiable, presentaron su nuevo Ara i res además de pequeñas joyas de su setlist, pero no llegaron a convencer. También tranquilos, dulces y melódicos, desde el escenario en el que hace dos de años triunfó su ex compañero Josh Tillman (Father John Misty), Fleet Foxes presentaron el primer álbum que lanzan sin él: Crack Up. Unas canciones que, si bien semejan ser más complejas, encajan con himnos que nunca abandonan, como «Helplessness Blues» o «Mykonos».

En La Masia pasaron cosas si no tan psicodélicas, igual de impecables y que merecen ser subrayadas. Warpaint fue de los directos más esperados del segundo escenario. La Masia se rindió de madrugada al ritmo de las hipnóticas letras heredadas del post-punk del cuarteto femenino californiano. Con un sonido desgarrador y una efectuación sublimes, «Keep it healthy», «Feeling Alright» y «Whiteout» dieron paso a canciones más bailables como «Love is to Die» o «Undertow». Como era de esperar, cerraron su actuación con el tema pop más contagioso que han elaborado hasta la fecha, «New Song». Por el mismo escenario ya habían pasado Warhaus. El proyecto en solitario de Marteen Devolverde, líder de la banda de rock belga Balthazar, quienes actuaron en ese mismo escenario en la edición anterior, sorprendió con una puesta en escena hipnótica a quienes todavía no los conocían. Allí destacaron­ también Dr. Dog y Real Estate.

Del panorama nacional, Enric Montesfusco, Senior i el Cor LOMAX y La Casa Azul completan la lista de momentos que recordar del segundo escenario. A media tarde del sábado Enric Montefusco escogí­a «Meridiana» para iniciar la presentación de su homónimo debut en solitario. El cantautor, acogido por su banda, mostró su lado más tí­mido y enterneció a los presentes con «Todo para todos», «Flauta Man», «Buenas noches» o «Adiós». Luego, en una oda a la nostalgia, desató la locura con «Poema nº 3», «¿Por qué me llamas a estas horas» y «Adelante Bonaparte», de Standstill, para poner la guinda repitiendo, esta vez a capela, «Todo para todos» en medio de la muchedumbre. Con el mismo horario pero en la jornada anterior, Landete presentó su nuevo trabajo, Valenciana Vol.I, en un arriesgado directo donde participaron todos quienes han contribuido a este álbum de versiones. Más tarde, Guille Milkyway de La Casa Azul se emocionaba y reconocía a las dos de la madrugada que aquel era el mejor concierto que habían dado hasta la fecha.

En las entrañas del bosque, en el escondido escenario La Cova (la Cueva), las letras indies de manual de Rusos Blancos, la sencillez y cercaní­a de La iaia y la interesante propuesta de Tórtel fueron de los momentos más destacables. Sin embargo, las estructuras de esta especie de gruta temblaron con Las Bistecs. Con su original electrodisgusting por bandera, el fenómeno creado por Alba Rihe y Carla Moreno divierte y arrasa allá donde va; y eso que ellas mismas reconocen que no saben tocar ni cantar. Pero podrí­a ser peor, podrían cantar en playback.

Alien Tango, Guadalupe Plata, Gener, The Secret Society o Gabriella Cohen llenaron con sus cortos directos el escenario de La Cabana. Habrí­a que replantearse la capacidad del escenario del Vaixell (El Barco), dedicado este año al talento femenino. Esta barca azul pensada para los formatos más í­ntimos estuvo abarrotada en los cuatro directos. La joven Pavvla, Lidia Damunt y Elena Setién actuaron con excelente soltura para que después Rosalí­a, con Raúl Refree a la guitarra, lograran emocionar en el que fue el bolo más multitudinario de este escenario.

Finalizó así­ un nuevo Vida Festival en la Masia d’en Cabanyes que concentró 32.000 asistentes, 7.000 más que el año pasado. La organización ha comunicado que no aumentará el aforo para 2018 mientras que, tras la primera confirmación del cantautor londinense Nick Mulvey, ya ha vendido más de 1.500 abonos para su próxima edición.

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