Wolf Parade – Thin Mind (Sub Pop/Popstock!)
Para bien o para mal, el nuevo álbum de Wolf Parade presenta escasas novedades de fondo con respecto a entregas previas de los canadienses, rubricando de este modo una carrera coherente y que siempre ha sido capaz de mantenerse en torno a un nivel similar. De este modo, el combo liderado por Spencer Krug (de Frog Eyes) y Dan Boeckner (de Handsome Furs) junto al batería Arlen Thompson alcanza el que ya es quinto larga duración de su carrera en quince años, apostando por una continuación lógica y sin verdaderas complicaciones. Sobre todo tomando como referencia su más inmediato predecesor, ese Cry Cry Cry (Sub Pop, 17) aparecido hace ahora dos años y medio y que llegó después del parón de siete años acontecido tras el lanzamiento del apreciado Expo 86 (Sub Pop, 10).
El contenido de Thin Mind (Sub Pop, 20) presenta un sonido ligeramente más domesticado y con mayor presencia de los sintetizadores, aunque el foco principal siga apuntando hacia ese indie-rock indisimuladamente deudor de la new wave y (ahora también) el synth-pop, en un compendio consistente pero también algo épico. Es precisamente esta cualidad la que ahora parece pretendidamente remarcada, apurando la intensidad pero también las posibilidades de cara a una hipotética conquista de público más amplio. Una apuesta que resulta evidente en temas como “Under Glass”, los singles “Julia Take Your Man Home”, “Forest Green” y “Against The Day”, “The Static Age” o una “As Kind As You Can” que bien podrían haber firmado The Killers cuando Brandon Flowers y compañía hacían música decente. Por lo demás, el álbum no alberga demasiadas sorpresas más allá de lo esperado: textos ácidos incrustados en buenas canciones que no terminan de alcanzar un nivel adicional de repercusión, ése que implicaría el ascenso concluyente del grupo por encima de la numerosa maraña.
Thin Mind (Sub Pop, 20) es un disco más que aprovechable, agitador –en clara crítica a una sociedad devorada por la tecnología y las redes sociales– y con un sólido contenido a lo largo de sus diez temas (algunos de ellos pildorazos directos e incontestables), que además viene adornado con portada a cargo del dibujante de cómics Simon Roy. Sin embargo, es arriesgado afirmar que éste supondrá un importante paso al frente del grupo, quien podría comenzar a parecer algo estancando entre sus coordenadas. Es así como el trío evita decepcionar y mantiene intacta su fiabilidad, pero sucede que si Cry Cry Cry (Sub Pop, 17) significó una gran satisfacción tras ese reencuentro que ponía fin a un generoso periodo en barbecho por parte del grupo, la presente obra quizás rebaje un poco la euforia.
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