The New Raemon
Yo creo que está bien tener canciones para cagarse en la puta un poco. La gente también lo necesita
Tinieblas, Por Fin es el cuarto disco de Ramón Rodríguez como The New Raemon. Como coartada para llamarle y tenerle casi una hora al teléfono no estuvo mal. Tuvo mérito, por su parte, teniendo en cuenta que se encontraba en medio del áspero trabajo de ensayo y promoción. Bastaba con escuchar la incómoda tos que le abordaba de vez en cuando para hacerse una idea.
El resultado es una conversación en la que Ramón habla de su disco, pero también lo hace, y mucho, de la vorágine de terror social, económico e institucional a la que nos vemos arrastrados casi inertes día tras día. De la ira y del hartazgo ha salido el disco más oscuro del catalán. Encended la luz.
Tinieblas, Por Fin es un disco con mucha rabia. Contra todo (políticos, banqueros, etc.), pero sobre todo es un disco muy crítico socialmente.
No quería posicionarme políticamente, sino más socialmente. El disco está comprometido más socialmente que políticamente. Los políticos, pues, visto lo visto, los últimos 30 años tampoco me despiertan ninguna simpatía, ni ninguna confianza.
Es un disco muy marcado por la situación actual.
Yo parto de la base de que mis letras son normalmente más reflexivas. Pese al tono y el ambiente angustioso de algunos pasajes, al final, el mensaje siempre es como de querer crecer, ¿no? O cambiar de estado. Entonces, el disco habla de esta coyuntura que vivimos, en la cual ya hace muchos años que estamos viviendo con incertidumbre la gran mayoría de los ciudadanos, y ya la rabia se acumula a tal nivel que pensé que era un buen asunto el darle la oportunidad a la gente también de cantar estas frases, de desahogarse un poco, y no sólo estar hablando de una chica que conocí en una cafetería o de «me estoy comiendo un cruasán con un pibón«. Quería huir un poco de los tópicos o de lo cotidiano, aunque ésto es cotidiano también. Otro tipo de cotidianidad. Yo creo que es producto de todo este tiempo aguantando estas cosas. Básicamente porque nunca me planteo los discos con antelación; yo los voy haciendo y, a medida que voy juntando canciones, voy viendo un poco de qué estoy hablando, porque al principio no lo sé. Como en el anterior disco, trabajo con la escritura automática y voy lanzando frases al vuelo y, entonces, hasta que no tengo cuatro o cinco canciones no sé de qué narices estoy hablando.
En este caso vi que iba un poco por ahí, aunque tenga un tono un poco ambiguo y tú puedes interpretar las canciones como si fueran una pareja, o como si fuéramos un grupo de personas contra otras. Juego un poco con todo este asunto, de una forma más ambigua, exceptuando con el título que da nombre al disco, que ahí sí que es un poco menos sutil y más abierto. Tampoco quería ser muy correcto.
Claro. Realmente este disco se mueve igual que el resto: está inspirado por lo que te ocurre. Lo que sucede es que lo que te ocurre a ti ahora es lo mismo que le ocurre a todo el mundo…
Claro.
Porque este disco en el año 2000 no se podría haber hecho, ¿no?
No (risas). A no ser que yo me hubiera arruinado. Yo creo que, hasta hace unos años, a las personas les pasaban más o menos las mismas cosas pero con ligeras diferencias. Lo que sucede ahora es que cualquier ciudadano que no tenga una empresa cotizando en bolsa está pagando las consecuencias de algo que no se sabe tampoco muy bien qué es. Porque ya no sabes que creerte; por la mañana te dicen una cosa, por la tarde te están contando las cosas de otra forma… La misma clase política utiliza el mismo tono ambiguo, de no saber muy bien qué está sucediendo. Yo creo que lo que sucede es que la gente, hasta ahora, ha estado como muy adormecida, o asustada, porque tampoco hace tantos años que terminó la dictadura y hay todo un medio generacional acumulado. Y también supongo que, después de una dictadura, la gente empieza a disfrutar de una aparente libertad, y de un destensar todo y relajarse. Ahora mismo, lo que sucede es que puede que la gente se haya acomodado mucho… De toda esta situación, evidentemente, nosotros tenemos nuestra parte de culpa por haber puesto a estas personas en estos cargos; lo que pasa es que no hay que olvidar que estas personas trabajan para nosotros. Nos están pidiendo que hagamos un esfuerzo… Y en los colegios faltan sillas, pero en el Congreso sobran. Hay una descompensación muy grande. Empiecen ustedes por dar ejemplo, nosotros ya estamos apechugando una serie de medidas que ni siquiera se han consultado al pueblo, ni se ha hecho ningún referéndum para tomar depende de qué medidas que van a afectar a muchísima gente y durante décadas.
Hay mucha rabia acumulada.
Es sentir esta rabia pero que, de alguna manera, el título de Tinieblas Por Fin es como una forma de celebrar que esto parece que se vaya a derrumbar. Y tampoco va a derrumbarse, no van a exterminar a España del mapa. A no ser que vengan el Armagedón, aquí la tierra no se va a mover del sitio. Es jugar con estos miedos de decir «es que el país está muy mal, hay que pedir un rescate«… Pero oiga, ¿por qué hay que pedir un rescate? Explíquenos bien todo lo que hay que hacer, o pregúntennos a nosotros, que le hemos puesto ahí, si queremos este rescate o queremos seguir en Europa, salir del euro,… Hay toda una serie de cuestiones que es muy complicado presentarlas así, tener que pedir un referéndum, pero yo creo que es como debería de ser. Igual que nos han acostumbrado a que nos recorten todo, ellos también pueden acostumbrarse a hacer las cosas de otra manera. Podría estar aquí divagando mil horas y lanzando ideas al vuelo pero, a lo que me refiero es que «a ver qué pasa, que se vaya todo a la mierda y volvamos a empezar«. Y si volvemos a empezar, evidentemente lo que hay que hacer es limpiar todo esto. Todo. No se puede estar votando siempre a los dos mismos partidos que han estado en el poder tantos años; hay que cambiar de verdad. Es un poco absurdo votar a un partido que ya ha gobernado para quitar a otro que ya ha gobernado, y nunca nadie ha estado contento ni con uno ni con otro. Pues mire, hay otras alternativas. Está bien castigar a las formaciones políticas, pero de una forma inteligente. Yo creo que la gente, cuando va a votar, a veces va a votar como el que va a comprar tabaco al estanco. No toda la gente, pero mucha gente sí.
Bueno, yo soy de Valencia. El concepto de votar por votar.
Hay que ser un poco responsable también. Luego van a estar cuatro años gobernando, y no hacen falta cuatro años para desestabilizar un país. Ya ves tú en seis meses lo que ha pasado, aunque viniera heredado también. Es lo que te decía: yo no estoy con nadie, mi país es mi familia, siempre lo digo. Mi país son mis amigos, y nunca he levantado una bandera de ningún país porque ningún país va a hacer nada por mí ni mi familia. Yo pienso así. Evidentemente, si voy a votar intento votar lo que esté más de acuerdo con los valores que yo tengo y los que me han dado en mi familia, pero al final un país es sólo una marca. Aquí se ha hecho mucha política fragmentando todas las comunidades, potenciando el odio entre comunidades, y es un poco absurdo porque gente con ideas erráticas las hay en todas las comunidades. Te lo digo porque soy músico, viajo mucho y he estado por toda España, y he conocido gente majísima por todas partes, y gente que piensa igual que yo. Y gente que está muy equivocada. En todas las comunidades, incluida Cataluña. No todo el mundo va a pensar igual. Lo único es que los partidos políticos han jugado con esta carta de la división para conquistarnos, y hay un Cristo bastante importante ahora mismo.
En este sentido, en canciones como «La ofensa» dices cosas como «con tanta maldad, dónde iremos a parar». Digamos que nos hemos despertado de muy mala leche, ¿no?
Es imposible no alterarte ahora mismo. Pero sí hay sistemas para evitarlo. Yo no miro las noticias en televisión, porque me alteran y manipulan mi subconsciente. No olvidemos que es un arma muy poderosa. Hay mucha gente que se cree todo lo que ve y escucha en la televisión. Es un arma muy potente y peligrosa, más peligrosa que otras. Yo creo que desconectar un poco su antena de emisión es importante para tú mismo generar tus propias ideas, o tu propio punto de vista de lo que está sucediendo.
En cualquier caso, todo este universo de rabia social y mala leche en tus letras no es algo nuevo. En tu segundo disco ya había canciones como «La gran caída»…
Sí, y «Por tradición». «Por tradición» también habla un poco de esto. Sí, es algo que a mí siempre me ha preocupado, De hecho, en Madee ya teníamos una canción que era «Economy» (en Secret Chamber, en 2003, creo). O sea, no es nuevo que yo me preocupe por ésto. Y ojo, no soy un tipo muy activista político. Yo ocupo mi tiempo con otras cosas (risas). Con la lectura, con la gente,… con otro tipo de aficiones. Pero sí me interesa lo que hagan con nosotros. Lo que no me parece bien es ver que tu padre ha estado trabajando 50 años y cotizando y trabajando como un mulo, y que le queda una pensión de risa. Y toda esta gente es la que ha levantado el país. Y a toda esta gente es a la que están pisando, a todo este esfuerzo. De alguna manera sí me jode, y acaba reflejándose en las canciones. Lo que sucede en este disco es que el nivel de cabreo ya es mucho más alto porque ya llevas varios años comiéndote con patatas ésto, y no conoces a nadie que no se vea afectado por toda esta situación, o que no tenga un familiar que haya perdido su casa, que esté viviendo con los padres, que esté endeudado o que se haya arruinado o que haya perdido la empresa porque los bancos no le daban crédito.
No te puedes apartar, te va a salpicar.
Claro. No hay nadie que no se haya visto afectado, y de forma directa o grave por todo esto. Luego ves que se han gastado mil euros en jamón y vino en un viaje en avión del presidente y dices «joder, macho, arrimad el hombro, dad ejemplo y tal«… Pues comeos vosotros los cheetos, como nos ponen a nosotros en el backstage. Al fin y al cabo lo estamos pagando todo. Y digo eso, pero luego ponte a sumar todo.
Me comentabas lo de Esperanza Aguirre -antes de empezar la entrevista le comentaba que su disco salía el mismo día que ésta dimitía-, que de golpe y así dimite. Yo tampoco quiero pensar mal, pero es una cosa muy extraña. Una mujer así, que parecía que jamás de los jamases, ni enferma, iba a salir de la política. Y después del Eurovegas y tal… Yo tampoco quiero ser conspiranoico, pero si estás viendo gente como Millet, Camps o Matas, toda esta gente que se ha llevado millones de dinero público, que han especulado, y están cenando tranquilamente en sus ciudades y no les pasa nada… Llega un momento en el que te preguntas qué tipo de imagen tendrán de nuestro país. Deben de alucinar bastante. Lo grave es que nosotros estamos muy acostumbrados a aceptar esto. Eso es lo jodido.
No te puedes abstraer. Y, en ese sentido, ¿no es raro que no aparezcan más discos como el tuyo?
(pausa) Bueno. ¿Sabes qué pasa? A ver cómo lo cuento (risas). Sí que hay gente como Senior i El Cor Brutal que, no hace tantos meses, se quejaba de ésto en un comunicado donde pedía a los fans de la música que les reclamaran a sus grupos que se posicionaran dentro de esta situación que está afectando a tanta gente. Lo que no es normal es que la gente joven esté escuchando sólo canciones que hablen de follar y de cosas que a todos nos gustan, de pasarlo bien; también está bien hablar de estas cosas, porque también les están afectando. O les van a afectar mucho después. Es tomar un poco de conciencia social. La música es un vehículo poderoso, una canción es muy poderosa; muchas artes son poderosas (el cine, la literatura,…), pero una canción tiene muchos de los ingredientes de estas artes. No puede ser tan visual o tan directa, pero sí tiene la virtud de que la puedes sintetizar en tres minutos y una persona la puede asimilar en cualquier parte. Es más, puede asociarla con una serie de ideas o de vivencias personales, por eso es más poderosa que una película. Una película tú puedes verla y te puedes emocionar muchísimo, pero para volver a ese estado tienes que volver a ver esa película. En cambio, una canción la puedes recordar muy fácilmente, la puedes imaginar y no hace falta que la escuches. Es un arma muy poderosa que atrae a la gente por poder utilizarla de muchas otras formas (tose). No sé si me explico.
Sí, perfectamente.
Pienso que la música nacional, por un lado vive un momento bonito porque se rompió hace unos años la barrera de cantar en castellano, y volver a cantar en catalán, en euskera, en galego,… y haciendo cosas interesantes y diciéndolas, pero la situación que estamos viviendo tampoco da para estar hablando siempre de canciones tan costumbristas. Yo creo que está bien también tener canciones para cagarse en la puta un poco. La gente también lo necesita. El problema es que la gente se está distrayendo demasiado. Lo que hay que hacer es pensar en ésto, porque es bueno pensar en ésto para buscar maneras de luchar. Que la gente se queje. ¿Rescate? Pues no lo queremos, no firmen nada porque no nos interesa. O sí nos interesa. Que la gente, el pueblo, pueda participar más. Si a todas estas empresas del Ibex 35 no se les está pidiendo que arrimen el hombro, que lo podrían arrimar y solucionar bastantes problemas, pues dejen de consumir los productos de todas estas empresas que no están ayudando. Si la gente pensara un poquito así, diría «bueno, tampoco hace falta que quememos La Moncloa. Pero mira, si me doy de baja de la luz y me doy de alta en alguna cooperativa de estas independientes, que las hay, y que te sirven la corriente igual o más barata«… Y con Telefónica lo mismo. «Mire, me cambio de compañía, y me voy a la compañía que menos por saco me dé, o que más solidaria me parezca«. Sólo haciendo este tipo de acciones, si se hicieran a nivel global, le tocarías el bolsillo a esta gente, que al fin y al cabo es lo que les importa. Ya verías tú como bajarían la luz en vez de estar subiéndola. Y así mil cosas. Es buscar la forma de la darle la vuelta a la cosa y que vean que nos necesitan, porque somos los consumidores de sus productos y sus votantes. Somos sus jefes porque les pagamos el sueldo. Está bien que la gente piense un poquito en estas cosas.
Y digo yo… Entonces, ¿no será que es más difícil hacer un disco como el tuyo que seguir con lo de siempre?
Yo siempre he hecho lo que me ha dado la gana. Incluso cuando hice A Propósito de Garfunkel. El disco es así por eso. Me podía haber ido a una multinacional y podría haber hecho otro disco igual, pero a mí no me interesa eso. Yo hago esto porque me gusta. Tengo esa suerte de ganarme la vida haciendo esto. Lo que pasa es que yo con poco me conformo; me refiero a que en la vida al final es saber tener bastante de todo. Si tú tienes bastante con tu novia, no te preocupes que no te irás a acostarte con otras, si tu novia ya crees que es bastante para ti, por poner un ejemplo. Así con todo. Con seguir pudiendo tener la oportunidad de componer los discos que quiera y publicarlos y tocarlos, con éso tengo bastante. No necesito estar llenando un festival o un estadio; es que, además, no va conmigo.
Entonces, pues bueno (pausa)… Sí ha sido difícil hacer el disco, más meses prepararlo,… No sé (pausa). Bueno, sí, tienes razón: sí que era más difícil tomar esta decisión. Pero hay que saber también ser consecuente o coherente con lo que estás haciendo. Con mi forma de pensar, lo más coherente era seguir ese camino y seguir el camino que abrí con Libre Asociación, que no fue más que decir «oigan, que no me quiero pasar la vida tocando «La cafetera», «Tú, Garfunkel» y las canciones que me pidan ustedes a gritos«. Esas canciones están muy bien, pero yo no puedo estar seis o siete años tocando las mismas canciones, es una locura para todo el mundo. Que sí es cierto que hay gente que le gusta escuchar siempre lo mismo, pero a mí no. Ni me gusta tocar siempre lo mismo. Al final se trata de vivir cosas distintas. No quiero pasar la vida haciendo lo mismo porque yo no sé si voy a vivir 20 años más o voy a estar muerto mañana. Intento que cada día me aporte cosas distintas, e intentar cosas distintas cada vez que hago algo.
Hace un rato me he apuntado una pequeña victoria personal, cuando has dicho que tú siempre has hecho lo que te ha dado la gana. Creo recordar que empezaba la reseña de Libre Asociación diciendo algo así. No quiero comparar, pero es lo que ha hecho siempre gente como Dylan.
Claro. De hecho, mis referentes son gente como Dylan o Neil Young, por ejemplo. Sin compararme tampoco, sino por el estilo de vida que tienen. Ese estilo de vida de decir «mire, yo escribo canciones y las escribo así o asá, pero me importa un huevo si les gustan a ustedes o no, con todo el respeto del mundo«. Yo hago esto así porque lo viví de esta forma. Siempre habrá gente que no entienda según qué movimientos, sobre todo si has tenido éxito con un disco mucho más ligero, como es mi caso. Y, haciendo la comparación con Dylan, pues lo mismo: empezar así como más acústico y, cuando se electrificó, era el puto demonio. Pues mira, 40 años después los discos son la polla en vinagre. Así que sí, la gente que me interesa artísticamente, ya sea escritor, compositor, fotógrafo, bailarín o sea lo que sea, siempre buscan hacer lo que le sale de los huevos, o de dentro. Al final es ser honesto. Lo que busco siempre es la honestidad en las cosas que despiertan mi atención; siempre me va a entrar más un grupo que yo me crea lo que están haciendo, que otro que sea como un hype, o que esté haciendo una especie de revival de algo.
Volviendo al disco… Antes has dicho siempre mantiene el mensaje de querer revertir la situación. A mí me transmite bastante resignación…
¿Sí?
Sí, por momentos. No veo, como en el disco anterior, frases como «cualquier día de estos me voy a alzar y voy a reventar«.
Sí, yo creo que es porque tiene un punto también de decepción. De ahí la resignación, o la frustración por no saber ver nosotros, como grupo, que muchos pensamos igual. La frustración de la gente que no sabe desconectar de estos canales de manipulación, como la televisión, etc., que no sabe ver lo sencillo de la situación y de las cosas. Por eso hay cierto punto de resignación.
Aterrizando en las canciones… «Tinieblas, por fin» es muy áspera, muy estridente. Muy incómoda.
Es premeditado. Quería que tuviera como un tono festivo, pero decadente. Que fuera bailable, pero de una forma descolocada, como quien baila con una pierna rota, que es imposible. Me salió así (risas). No sé muy bien por qué. Es una canción que hice con el piano, que es muy percutivo y es el que marcó toda la línea rítmica de la canción.
Me gustaría que habláramos sobre tres canciones:
«Marathon man». ¿Hay algo de ese Dustin Hoffman en The New Raemon?
(risas) Es una película que vi muchas veces con mi madre cuando era niño porque a ella le gustaba mucho. Yo soy muy cinéfilo y siempre, de alguna manera, en mis discos hay alguna referencia a alguna película. La canción hablaba de salir corriendo cuando algo no funciona pero se mira para otro lado, te vas corriendo sin mirar atrás, sin ver que te va a alcanzar todo eso de lo que estás huyendo si no te enfrentas. Como la historia que se plantea iba en esa dirección me vino a la mente esta película, que es eso mismo: el personaje de Dustin Hoffman se encuentra en una situación inaudita, en la que el tío está huyendo todo el rato de esta gente que está intentando asesinarlo y lo han confundido y lo han involucrado en un asunto que no tiene nada que ver con él, y al final él acaba enfrentándose a esa situación. Comparé un poco las historias y le puse ese título.
«Galatea». Es una rara avis en The New Raemon en cuanto a que es 100% ficción, ¿no?
Yo utilizo una historia de ficción para explicar otra historia. Si la coges literalmente, con el título (te referirás al mito de Pigmalión), hay una historia; pero en realidad yo estoy hablando de… (pausa) la monarquía. De una forma sutil. De ver un rey que está perdido, de alguna manera. Pero también puede ser una canción de amor. No sé. Tiene su punto romántico también. Tiene varias lecturas, ya te digo: una cosa es lo que yo piense cuando estoy escribiendo una canción, o lo que a mí me recuerde, y luego lo que cada uno pueda percibir. Me gusta. A lo mejor en los dos primeros discos, sobre todo el primero, era todo más directo porque era un disco hecho para una persona específica, aunque no saliera su nombre allí. La gente sí podía identificar claramente una historia, una relación de amor. En estos dos últimos discos juego mucho con la elipsis y lo ambiguo, porque creo que también da un juego más atemporal y se puede adaptar a otros momentos de la vida.
«Devoción». Es la que más me gusta. ¿Es quizá la canción más compleja que has hecho como The New Raemon?
Como The New Raemon sí. De hecho, es la que más me gusta a mí, de la que estoy más contento. Por todo: por cómo se desarrolla la canción, cómo suena, el ambiente que se crea, cómo la canción se va transformando en cosas distintas hasta el final,… Creo que hay un juego muy interesante de sonidos, de palabras y de imágenes.
Dentro de ese hacer lo que te da la gana sí que veo cierta evolución lógica hacia Madee. En el sentido de estar cada vez más arropado.
Sí, sí. Bueno… Es que es cierto. No olvidemos que soy la misma persona que estaba detrás de aquello, aunque aquello fuera una banda y fuera más un trabajo de todos, pero yo era un poco el motor y partíamos de ideas que se me presentaban, o después en los discos estaba más en el estudio, por ejemplo, planteando arreglos y cosas. El hecho de que Madee no exista me dio manga ancha para volver a hacer las cosas como las hacía antes, o desarrollar un poco más aquello. (pausa) Pues mira, los dos últimos discos de The New Raemon podrían ser discos de Madee. Lo único que, claro, no son de Madee porque no toca Madee, ¿no? Con Madee serían distintos, pero podrían ser repertorio de lo que hubieran podido ser futuro discos.
También vocalmente.
Sí. Aquí la voz es un instrumento más ya. En Madee era un poco éso, era algo que estaba integrado entre toda la maraña de fluido. Aquí estoy utilizando la voz de la misma forma, y componiendo de la misma forma que componía con ellos. Los dos primeros de The New Raemon están compuestos de otra forma. Era todo más sencillo. Con Madee lo que hacíamos mucho era improvisar, y lo que he hecho en los dos últimos discos es improvisar. Claro, también está claro que yo, tocando la guitarra eléctrica, tengo un sonido distinto al que tengo con la acústica; esos dos primeros discos de The New Raemon son con la acústica, no hay eléctricas.
Y, claro, no sabrás cuál es el siguiente paso, ni te lo planteas, ¿no?
¡No! (risas) De hecho, he pasado tanto tiempo preparando este disco que no me estoy ni planteando siquiera ya cuándo voy a hacer otro. Sí voy a hacer historias con colaborando con María Rodés y Martí Sales, que vamos a grabar una especie de split compartido, un disco para experimentar y probar cosas, y que sea en plan catalán y pasarlo bien a ver qué sale. Pero yo creo que aún tardaré un par de años en pensar en un disco de The New Raemon; este disco puede que sea el más completo que he hecho como The New Raemon. De alguna manera, éste y el anterior ya me han dado suficientes herramientas como para tener un repertorio que pueda disfrutar tocando en directo, al menos durante un par de años.
El disco, además de aparecer bajo tu sello (Cydonia) y Marxophone, sale con licencia Creative Commons.
Puedes compaginarlo con SGAE. Lo único que he hecho es permitir que la gente se pueda bajar el disco si quiere bajárselo, si lo quiere colgar que lo cuelgue, mientras no le saque un beneficio. No es ningún problema, porque lo van a hacer igual. De alguna manera es decirles: «si tienes un blog, compártelo que no pasa nada mientras no le cobres nada a la gente«. Es una forma de que mucha gente llegue a lo que estás haciendo; aunque siempre defiendo que es mejor comprarse el disco y saber quién lo ha grabado, dónde, qué letras tiene,… En vez de recibir emails que dicen «oye, mándame las letras«; las letras yo no las voy a picar y colgarlas, tío, están en el CD (risas).
Siempre que hay un cambio de discográfica pregunto lo mismo: ¿habría sido posible este disco con el sello anterior, en este caso BCore?
Podría haber publicado este disco en BCore tranquilamente. A mí siempre me han dejado hacer lo que he querido. A mí y a todos. Lo único es que, cuando llevas tantos años allí, a veces te apetece probar cosas nuevas. De hecho, ya autoedité el disco compartido con Nixon y Ricardo Vicente, lo hicimos así ya. Llega un momento en el que dices: pues también me apetece gestionarlo así de esta forma. Sé que siempre puedo sacar un disco con Jordi y Jordi querrá sacar un disco mío, es una relación casi familiar, pero a veces hay que irse de casa de los padres para probar otras cosas y conocer a otra gente, y ver hasta dónde te llevan y pasar por distintos caminos. Básicamente.
Entra dentro de la filosofía de hacer lo que te da la gana.
Sí (risas). Exacto, siempre. Mientras se pueda.
Ya para cerrar… Esa esperanza y ese revertir la situación del que hablabas antes, está impreso en el diseño del disco, ¿no? (oscuridad exterior, luz y colores dentro)
Exacto. Ahí jugamos, hablando del disco y del concepto: aunque parezca que haya cierta resignación sí hay esperanza dentro del mensaje. Era para jugar con eso. Dentro del envoltorio tan negro hay fuerza y hay ilusión.