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Grupo Salvaje: Geógrafos del rock

Intro

No cabe duda de que Aquí Hay Dragones es uno de los trabajos más estimulantes de los publicados en nuestro país en 2006. Hablamos con sus responsables, que además, nos hicieron un análisis del disco canción a canción, aprovechando las nuevas fechas de presentación del mismo:

– 4 de noviembre: Madrid (Moby Dick)
– 11 de noviembre: Castellón (Festival Tanned Tin)
– 24 de noviembre: Valladolid (Mocco)
– 2 de diciembre: Barcelona (Festival Primavera Club)


 

Entrevista

Una conversación con Ernesto González es ante todo edificante. Su pasión por la música y la multitud de referencias que cita por minuto, crean un efecto contagioso hacia esa devoción por el rock y las buenas canciones.

Él fue líder de Pribata Idaho desde la eclosión del indie de los 90 y en 2001 formó junto a Carlos Perino, Javier Rincón, Óscar Feito yPepe Hernández, Grupo Salvaje. Una década en la que la escena ha cambiado bastante. “Sí. Sin duda. Si hablamos de sellos, la verdad, siguen trabajando, básicamente, los mismos y parece que sus intenciones no han variado, en esencia, sustancialmente. Los principales siguen funcionando: Elefant, Subterfuge, Acuarela, Munster, y parece que saben sobrevivir y adaptarse. La escena sigue siendo un fiel reflejo de lo que nos rodea. Todo es bastante mediocre y sigue habiendo las mismas carencias de siempre, y que para mí ya tienen carácter endémico: falta de apoyo de los medios, aunque hay dos o tres bastante implicados y que al menos están al día de lo que ocurre y apoyan, gran desidia institucional, nula infraestructura de salas, etcétera, etcétera. Personalmente creo que el momento actual tiene menos sustancia.

Cuestión de evolución y de las circunstancias del momento, por eso su música ha pasado en diez años (y dos bandas) de la influencia de los Byrds, Beatles o Flamin´ Groovies a Johnny Cash, Link Wray, el sonido fronterizo o los Bad Seeds. «No creo que sea una cuestión de evolución sino de ver cuál es el medio más adecuado para expresar lo que quieres. Las intenciones de los últimos Pribata-más que el sonido- estaban cerca de lo que es Grupo Salvaje.

Una banda que en sus dos discos ha contado con la colaboración de Abel Hernández (El Hijo, ex-Migala) productor, amigo y ocasional músico en sus conciertos que les ha ayudado a enriquecer su discurso. “Nos ha aportado muchas cosas, pero si hubiera que destacar algo habría que decir que siempre aporta un punto de vista interesante, distinto al nuestro y muchas veces aprovechable y enriquecedor”.

Junto a él precisamente han realizado una serie de conciertos homenajes a la figura de Johnny Cash, músico que les ha influido notablemente y a quien por cierto -entre otros- dedicaban su primer disco. “Nos lo pasamos en grande tocando las canciones de Cash. Cuando nos pusimos a ensayarlas, nos dimos cuenta de que eran absolutamente esenciales –en todos los sentidos- y nos maldijimos por no haber empezado a aprender a tocar en un grupo de rock haciendo estas versiones. Su legado desde el punto de vista material es ingente y en un noventa por ciento excelente, ha llegado demasiado mediatizado –y ya no digo por “En La Cuerda Floja”, que a mi me parece una película muy digna-, muy segmentado y sacado de contexto, por lo que creo que es difícil valorarlo al margen de lo que significa para la sociedad norteamericana”.

Ahora presentan Aquí Hay Dragones, su segundo trabajo, en el que pasan de la literatura a los viajes a la Antártida o el anarquismo. Un trabajo que transcurre entre pasajes áridos, clásicos y más reposados, y que tiene notables diferencias de contexto con In Black We Trust (03), centrado en temas como la religión (de una forma un tanto descreída, por cierto). “La diferencia más notable entre uno y otro es que ha habido bastante más tiempo para concebir y grabar el segundo. Ha sido un proceso muy largo y en el que hemos trabajado a conciencia y con los cinco sentidos, muy concentrados y con muchas ganas de que todas las ideas quedaran plasmadas tal y como queríamos.

En In Black We Trust no abordamos la religión desde un punto descreído. En sus textos hay reflexión en voz alta y crítica, pero no hay descreimiento. Sobre el tema de la geografía, el concepto vino después de que el disco estuviera muy avanzado y fue precisamente la expresión Aquí Hay Dragones la que nos puso en la pista. Darle forma fue casi lo último que hicimos”.

Y para ello incluyeron entre otras “A Dissapointed Man”, “Scott’s Arm” y “The Worst Journey In The World”, que conforman la trilogía de la Antártida, donde se narran las penurias atravesadas por Robert Falcon Scott en su expedición de Terra-Nova. Una historia apasionante que les cautivó desde siempre. “No es sólo fascinación, es, además, admiración e incluso sana envidia de hombres que vivieron un momento único de una manera tan intensa que es difícil de entender. En la tesitura de ponerse en su piel, aunque sólo sea en sueños, y en la de rescatar sus personas – y sus roles-, su vida y su aventura es la que nos encontramos. Es complicado entender a los pueblos sin conocer sus epopeyas y los riesgos asumidos, y es muy enriquecedor, muy humano y muy gratificante conocer el punto de vista de los que la historia nos muestra como perdedores. La segunda expedición de Robert Falcon Scott a la Antártida es la última aventura del romanticismo y el punto culminante de una época inigualable, única en la que confluyen el final de un largísimo siglo XIX –entre la revolución francesa y la primera guerra mundial-, con los primeros coletazos del siglo XX, con todo lo que ello conlleva. Es un cambio muy brusco en todos los sentidos y el dramático final de la expedición de Scott se puede interpretar como una parábola de la dificultad del hombre a la adaptación de los nuevos tiempos, algo extrapolable a otros personajes de la misma época, bien reales-Alfonso XIII, Pancho Villa, Franz Kafka– bien de ficción –el Grupo Salvaje de Peckinpah o el Marlow de El corazón de las tinieblasde Conrad-“.

Una historia a la que pusieron banda sonora recientemente en la Casa Encendida con motivo del dramático de radio ficción «El brazo de Scott» bajo la mano del gran Federico Volpini. “Sí, fue una experiencia magnífica. Fue muy emocionante ir escuchando como los actores iban narrando el guión de Álvaro Soto –basado en la trilogía de la Antártica- a la vez que trascribían al castellano las letras de las canciones, todo adornado con los efectos propios de las radio ficciones y con nosotros tocando en directo. Fue realmente emocionante y muy divertido. Creo que la gente que lo vio en directo se lo pasó muy bien y quedaron –si no impresionados- sorprendidos del despliegue. Para nosotros –muy familiarizados con el tema- fue casi mágico. Nos dejamos sorprender por la historia. Nunca podremos agradecerle suficientemente a Federico que nos haya dado esta oportunidad. Fue un sueño.

Aquí Hay Dragones aparte, incluye por primera vez canciones cantadas en castellano. Cuando les preguntamos sobre un posible salto a grabar en español, “No lo entiendo como dar el salto. Esta expresión tiene una connotación como de… intento de conseguir algo sea como sea y no es el caso. Siempre está la puerta abierta a cantar en castellano y eso puede ocurrir en cualquier momento”.

De momento el grupo sigue girando y aparte de la presentación en Madrid y en el pasado Festival Internacional de Benicàssim, tienen previstas cuatro nuevas fechas entre las que se incluyen el Tanned Tin y el novedoso Primavera Club. Una nueva ocasión de disfrutar del gran directo de una banda, que por desgracia no se prodiga tanto como debería.


 

 

Análisis de las canciones

“A DISSAPOINTED MAN”

Narración en primera persona y en boca de Apsley Cherry-Garrard que escarba en su pasado y recuerda a los que murieron en el intento de llegar al Polo Sur geográfico, en especial a Wilson y a “Birdie”. La intención –musicalmente hablando- fue unir a Gram Parsons y a Serge Gainsbourg. “A Dissapointed Man” es el epílogo de la trilogía de la Antártida.

“THE WORST JOURNEY IN THE WORLD”

Primera parte de la trilogía. Narra el viaje de Bill Wilson, “Birdie” Bowers y Apsley Cherry-Garrard al cabo Crozier –Isla de Ross / Antártida- en pleno invierno antártico en busca de huevos de pingüino emperador a mitad de gestación, y con los que Bill pretendía conseguir la prueba definitiva de que Darwin estaba en lo cierto. Creo que conseguimos un ambiente suficientemente insano para narrar la historia.

“WNP”

Son las siglas de Wilhelm, Nero y Pilate, y que Bruce Frederick Cummings utilizó como seudónimo para firmar “The Journal of a Dissapointed Man” (1919). El texto trata de revivir algunos de los momentos recogidos en ese libro sin igual. Vuelvo a creer que el ambiente musical acompaña.

“SCOTT´S ARM”

Segunda –en orden cronológico- parte de la trilogía de Antártida. El título hace referencia al momento en el que los cadáveres deScott, Wilson y “Birdie” son encontrados en una tienda de campaña sepultada por el hielo, y lo que ocurrió cuando el grupo de exploradores que los encontraron se colocaron en torno a los difuntos, consternados, emocionados y conmocionados. En medio del silencio, el brazo congelado de Scott se partió.

“THE SOLDIER & THE DEATH BLUES”

Es un blues típico en la estructura, en el que hemos intentado –Javi y yo- tocar al unísono como hacían los grupos de hard-rock británicos de los 70. La letra está inspirada en un cuento ruso del siglo XVI que me venía dando vueltas a la cabeza desde hace bastantes años y que nunca había sabido cómo materializar. En los puentes instrumentales quise gritar como Alan Vega en “Frankie Teardrop”.

“BARRABÁS”

Estaba en las maquetas previas a In Black We Trust pero no nos pusimos con ella hasta después de grabar el álbum, quizás porque no la veíamos en él. Música de cine negro con título de Peplum…

“MOTHER SCIENCE”

Reflexión en voz alta sobre el papel de la ciencia a lo largo de los siglos XVIII y XIX, como freno al verdadero progreso. Ambiente insano, entre lo fronterizo y la pesadilla.

“NI DIOS, NI AMO”

Según Pepe Hernández, guitarra del grupo y autor de la canción, en la letra está todo.

“EL ENTIERRO DE BAKUNIN”

No sé por qué, pero la música me recordaba a un funeral extraño. Un funeral sin tristeza y sin lágrimas, pero con una gran carga de sensación de pérdida, como si alguien se llevará a la tumba un tesoro de proporciones ingentes.

“CENIT y NADIR”

El Cenit y el Nadir –términos árabes utilizados para cálculos geográficos- realmente no existen, son abstracciones necesarias para poder seguir soñando. De alguna manera, simbolizan el futuro y el pasado. Montamos hasta ocho voces y según lo íbamos haciendo nos acordábamos más de Brian Wilson y sus cascos de bombero. Fue como un bálsamo porque en el momento de grabar las voces, creo recordar, estábamos muy cansados, pero el órdago nos habilitó de nuevo.


La opinión de Muzikalia

aquihaydragones

Grupo Salvaje – Aquí Hay Dragones
Si desde niños todos soñábamos en parecernos a los héroes que en su día creaba John Ford , ellos prefieren la antítesis que Peckinpah nos mostraba en su Wild Bunch, de donde toman su nombre. Y es que lo de Grupo Salvaje es una cuestión de actitud, de principios. Una apuesta personal por estar del lado de los perdedores.

En su segundo trabajo, Aquí hay dragones, (expresión que utilizaban los vikingos en sus cartas de navegación y mapas para designar los lugares inexplorados de la tierra), los madrileños siguen fieles a su ideario y nos entregan doce canciones plagadas de símbolos, referencias, influencias y homenajes. Una invitación a la exploración en la que encontrarnos guiños a Bakunin, Leonard Cohen, Ennio Morricone, Tom Waits, Nick Cave o Link Wray –a cuya memoria está dedicado-, y temáticas que pasan de los viajes a la Antártida -y las penurias atravesadas por Robert Falcon Scott en su expedición de Terra-Nova (“A Dissapointed Man”, “The Worst Journey In The World” y “Scott’s Arm”), al anarquismo (“Ni Dios Ni Amo”) o la literatura (la demoledora “WNP” toma el nombre del autor de “El diario de un hombre decepcionado”).

Igualmente, el álbum contiene pasajes oscuros e incómodos (“The Soldier And The Death Blues” o “Mother Science”), momentos inquietantes (“Barrabás”) y experimentales (“Cenit y Nadir”) y hasta un bolero, con el que llegamos al final de nuestro viaje de la misma forma en la que lo comenzamos: “La Hora de Los Ocultos”, abre el disco de forma instrumental y lo cierra, en su pista oculta, con una letra en castellano en la que le cantan a sus propios fantasmas.

Imprescindible.

 

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