Prodigy – La Riviera (Madrid)
Para ser sincera, no me esperaba semejante acogida en el concierto del prodigio de Liam Howlett. En la sala madrileña no cabía un alfiler y la expectación era generalizada. Después de siete años, tal vez hayan llegado tarde, pero está claro que nadie quiso perderse el regreso.
La inmensa pista de baile se puso en marcha con la intro de «Wake up» seguida de «Wake up call», y empezó la locura colectiva que inteligentemente consiguieron mantener durante todo el concierto alternando los temas, algo flojos, del último disco Always Outnumbered, Never Outgunned, con los hits de sus discos anteriores. La presencia de Maxim y Keith Flint lo era, casi, todo sobre el escenario, a pesar de que no participaron en la grabación de dicho álbum.
Destacaron temas como «Spitfire», «Hotride» y «Girls» entrelazada con «More Girls», que funcionaron bien en directo, sonaron potentes y con más gancho que en disco. Lo curioso es que no se echaron en falta las voces que colaboraron en estos temas, como a de Juliette Lewis, entre otros invitados. Pero lo que realmente salvó el concierto y enloqueció de verdad al público (aunque algunos desde el primer segundo no pararon sonase lo que sonase) fueron los hits, el as en la manga que guardaba Howlett. Como si no hubieran pasado los años, «Their Law», «Breathe», «Mindfields» y «Firestarter» sonaron todavía frescos y exactamente igual que en sus respectivos discos, Music for the jilted generation(95) y The fat of the land(97). Tras el descanso de rigor, el colofón de la noche con «Poison» y «Smack my bitch up». Lo cierto es que este final valió todo el concierto.
Mucho electro-punk, actitud y contundencia pero el bombazo que supusieron hace años esta vez se quedó en anéctoda.