Franz Ferdinand – Pavelló Olímpic de Badalona (Barcelona)
Demostrado queda que no hace falta un montaje escénico espectacular para ofrecer un concierto espectacular, la apisonadora Franz Ferdinand, con el frontman más carismático de la actualizad al frente, arrasaron en un Pavelló de Badalona rozando el lleno. Y lo que es más importante, además de arrasar, como siempre, convencieron.
Pero empecemos por el principio, ya que la noche se iniciaba con el pabellón a medio gas dando la bienvenida a los ocho miembros de The Phenomenal Handclap Band y su música mezcla de influencias del flower-power, la psicodelia setentera, algunos teclados ochentas, la fuerza del rock y la belleza del pop. Buen sonido y buenas vibraciones de los de Nueva York, que se mostraron muy solventes e implicados, saludando con simpatía incluso mientras desmontaban sus instrumentos.
Aunque, como siempre, la parroquia se congregaba allí para otra cosa. Y tras la pausa de rigor, unos minutos de retraso y mucha expectación, aparecían tranquilamente en escena Nick McCarthy, Bob Hardy, Paul Thomson y un elegante Alex Kapranos, calzándose sus instrumentos entre atronadores gritos y palmas del público, para iniciar el set con “No you girls”, del Tonight, su discutido tercer disco. Teniendo claramente asumido que los nuevos temas no aguantan el tirón del directo tan bien como las dianas efervescentes de sus trabajos anteriores, los cuatro de Glasgow se dedicaron a intercalar la canciones nuevas entre las precisas bombas post punk que les han hecho tan famosos, sin dar tregua, sin ofrecer descanso, manejando los tiempos a la perfección.
“The dark of the Matinee”, “Tell her tonight” o “Take me out” hicieron sudar de forma unánime, mientras encima del escenario Kapranos se mostraba comodísimo en su papel de nueva estrella de estadios, con un torrente energético de posturas y guiños al público. “The fallen”, “Outsiders” o “40” siguieron dejando sin aliento al auditorio, con una banda muy solvente que exprime al máximo sus trucos y potencia sus virtudes: eficacia, honestidad y energía. “This fire” ofreció la cara más habitual del rock de bandas grandes: palmadas y bailes a gogó de un público que baila y salta si Kapranos lo pide. Salpicando el set, los temas del Tonight “What She Came For”, “Ulysses” o “Turn it on” demostrando lo que ellos ya tenían claro, que se disfrutan más en el estéreo que en un pabellón abarrotado.
“Michael” volvió a pasar como, probablemente, la mejor canción de Franz Ferdinand, mientras que el arrebato rítmico de toda la banda aporreando la batería en pleno desenfreno de percusiones, como uno de los momentos culminantes de un set que, tras un bis con “Darts of pleasure” y la versión de LCD Soundsystem del tema “All my friends”, acabó con una efectista “Lucid dreams” y ese momentum electrónico que les sirve de coartada para despedirse con gracia y discreción.
Puede que su último disco sea discutido, pero nadie pone en duda que, hoy por hoy, hay pocas bandas que defiendan su directo como lo hace Franz Ferdinand: con convencimiento, profesionalidad y sin la desmesura propia de este tipo de grupos. Ah, se me olvidaba, y con un buen puñado de hits incontestables.