Fleet Foxes + Vetiver – Auditorio y Palacio de Congresos El Batel (Cartagena)
La última jornada del 31º Festival de Jazz de Cartagena contaba con dos de las actuaciones más apetecibles y, probablemente, las menos “jazzísticas” de todo el evento.
Abriendo la noche en el nuevo auditorio cartagenero, el siempre interesante folk con toques pop y jangle del grupo de San Francisco Vetiver. La banda de Andy Cabic, ya sin Devendra Banhart en sus filas, se marcó un concierto sobrio y por momentos brillante en el que destacó su faceta más jangle pop, cercana casi a unos primeros R.E.M., como dejan ver en algún que otro corte de su nuevo y recomendable largo de 2011, The Errant Charm. Un magnífico aperitivo.
Tras la sorprendente y siempre gratificante escucha a buen volumen del primer álbum de The Velvet Underground en el ínterin entre ambos conciertos, la banda de Seattle Fleet Foxes, estrella de la noche y uno de los platos fuertes del festival, hace su entrada a escena acompañada por los acordes de “There She Goes Again” del famoso grupo comandado por Lou Reed y John Cale antes comentado.
Es en ese momento cuando empezamos a asistir a una clase magistral de melodías, arreglos y espectaculares juegos de voces a cargo de este grupo de chavales que apenas rebasarán la treintena y que sin embargo han sabido actualizar un sonido tan característico de los años 60.
Sin prisa y alternando temas de sus dos LP´s y su primer EP, la banda liderada por Robin Pecknold va haciendo aparecer en escena futuros clásicos como la celebrada “Mykonos”, una oscura e intensa “Your Protector”, la coreada “White Winter Hymnal”, una hermosa “Montezuma” seguida de la que para un servidor es su mejor canción, “He Doesn´t Know Why”, la evocadora “Lorelai” y así hasta llegar al final con “Grown Ocean”, cerrando, como ya hacen en su nuevo disco, con una de las mejores canciones de 2011. Para el bis, algo más aburrido pues ya en el concierto se han pulido temas muy importantes, se dejan “Helplessness Blues”, tema titular de su nuevo disco, que para mi sorpresa no parece satisfacer al público de la misma manera que alguna canción anterior.
Hablar de Fleet Foxes es hablar de una las bandas más importantes de la actualidad, una banda cuyos directos fluyen de manera convincente y a la que sólo se puede achacar que tal vez recurran demasiado a ese juego de voces tan magnífico pero por otra parte tan socorrido en su repertorio (hasta cuatro temas terminaron con cantante, bajista y batería realizando coros mientras unos focos blancos les iluminaban desde atrás). Pero que nadie piense mal, era sólo por poner un pero, sin duda es un lujo poder disfrutar de tan maravillosa banda en un escenario de inmejorable acústica como este nuevo Auditorio de Cartagena.
Como curiosidad, me pareció escuchar que Robin comentaba que la sala parecía un ataúd, y alguien del público le respondió que más bien era una nave espacial. Puede que tuvieran algo de razón los dos.