Bright Eyes – Letting off the happiness (Wichita-Clearspot-Dock)
Parece mentira que joyas como » Padraic my prince «, segundo corte de este disco, o la mecedora » The difference in the Shades «, quinto, hayan sido talladas por un veinteañero imberbe de Nebraska. Con un estilo muy particular, Conor Oberst se adentra en los áridos dominios de gigantes como Howe Gelb, Jason Molina o Mark Linkous. Songwriter de letras ácidas y clarividentes que se desarrollan en un ambiente acustico unas veces y huracanado otras. Todo el disco desprende una sensación de frescura y juventud, de riesgo, tan dificil de encontrar en un terreno tan cerrado como el de los cantautores americanos. Arab Strap se lo llevo de telonero en su última gira, y no me extraña, porque en varios cortes se puede probar esa resina de tristeza de la que Aidan Moffatt es adicto. » A poetic retelling of an unfortunate seduction » es una buena muestra. Este disco fue parido en 1998, despues de el vino el E.P » Every day and Every night » que no hizo sino confirmar que estamos ante la propuesta más interesante que nos llega del otro lado del charco. Escuchar este disco es sumergirte en una forma muy personal de ver e interpretar el rock americano de siempre. Repleto de influencias literarias, Chéjov, Denis Johnson, ladradas con sentimiento a flor de piel, gritando cuando hay que gritar, susurrando cuando hay que susurrar. Asusta pensar lo que este adolescente pueda crear en el futuro, si ahora ha sido capaz de regalarnos este pedazo de disco. Ha puesto el listón muy alto, pero le quedan muchos intentos. Enorme.