Discos

McEnroe – Las Orillas (Subterfuge)

Defender un disco de McEnroe, en mi caso, es un asunto de sentimientos. Y tal vez no debería ser así, pero es inevitable que el corazón me guíe por encima de una valoración técnica o estilísitica. Porque conociendo a Ricardo Lezón y al resto de miembros de la banda, uno siempre destaca su honestidad y su humildad. Son como se muestran y, por encima de todo, desean no dejar de ser ellos mismos.
Hace diez años, comenzaron una bonita aventura y hoy es el día en que su cuarto trabajo, Las Orillas, es reconocido como se merece. Y tengo muy claro que Tú Nunca Morirás supuso un hito dentro de su carrera, una cota muy dificíl de superar.

Al igual que Abel Hernández (El Hijo) supo plasmar en dicho álbum lo mejor de los getxotarras, en este nuevo álbum Raúl Pérez (productor de Pony Bravo, entre otros) no se queda atrás. Siendo mucho más corto de duración, Las Orillas logra emocionar como lo hizo su antecesor. Resulta natural, sereno y cálido.

No es triste, es humano. Como lo son Low, Will Oldham o Damien Jurado. Los detractores dirán que suena siempre la misma canción, que no varía el ritmo ni el tono en el que canta Ricardo. Y, ahora más que nunca, estoy convencido de que McEnroe es uno de esos pocos grupos que maneja con destreza el poder de la repeteción. Porque, prácticamente nunca, sus cortes dejan de cautivar. Si eso no es poderío…

Sin buscarlo por su parte, «La Cara Noroeste» se convierte en un single magnífico, con un estribillo que no podré borrar de mi cabeza en muchos meses. «Las Mareas», «Astillero», «Mundaka» (es una población costera) y el propio título del álbum… El mar se presenta como el gran protagonista de unos textos realmente honestos y que sólo el propio Ricardo sabe crear y dar vida. Ese mar que acaricia, balancea… y más tarde, se agita y enfurece. Abre el disco «La Palma», mostrando esa vinculación que algunos miembros del grupo tienen con Madrid. Melancolía pura.

Entre los recursos destacables se encuentran los coros de dos temas que ayudan a suavizar cierta falsa oscuridad y esbozan una leve sonrisa en nuestros rostros. En esta ocasión, no colabora Miren Iza (Tulsa), amiga y habitual en las grabaciones del grupo.

Y es que son necesarias varias escuchas para alcanzar la comunión con esta obra, hecho que no deja de ser positivo con McEnroe. Muchas grandes artesanias requieren un consumo reposado y te exigen identificarte con un estilo muy personal. Con paciencia y amor no hay lugar para la decepción.

Delicadeza rock, sobriedad nada fría y sentimiento. Directo al corazón. Como muy pocos saben hacerlo.

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