Estúpida Erikah – Fora les cendres (Temps Record)
Estúpida Erikah, la banda del cantante y compositor Lluis Bòria, regresa con su segundo trabajo en formato largo después de Decorant Interiors, Decorant Exteriors (Temps Record, 2010). Su título, Fora Les Cendres (Fuera las cenizas), da alguna pista sobre su contenido, ya que las expresiones sobre sacudirse las cenizas, dejar atrás cosas, sobrevivir (o no) a naufragios y nuevos caminos se repiten a lo largo del disco. ¿Nueva etapa? Podría ser.
Con el EP L’Hivern al Cos (Temps Record, 2012) como puente, lo cierto es que se adivinan interesantes cambios respecto a su disco de debut. Siguen cantando en catalán, pero de alguna forma abren el abanico de temas y relajan un poco el costumbrismo tan típico de las bandas catalanas con raíces en cierto tipo de folk pop. También la instrumentación sufre una evolución, dando importancia a las atmósferas y los ambientes sintéticos. Los motivos eléctricos (y electrónicos) cobran protagonismo, hay más músculo (aunque a veces simplemente se amague con mostrarlo) y la progresión de varios temas trae a la memoria a una banda señera como McEnroe.
Desde «Les restes d’un naufragi», el tema que abre el disco, se evidencian ciertos motivos básicos: las melodías lineales, los altibajos, los crescendos, las explosiones guitarreras, los colchones de teclados… «El que els nen fan» es inquietante justamente por su linealidad y aparente falta de expresividad, como también lo es «Mil diamants». «L’himne etern» es, como su nombre indica, un himno con un arranque power pop que firmarían los mismísimos Redd Kross, aunque el memorable estribillo que uno espera realmente acabe siendo un tortazo paralizador que deja al oyente flotando en un mar de incertidumbre. Los más de 8 minutos de 180º no son una rareza en la discografía de los catalanes por su longitud, pero tal vez si por su acercamiento al post rock. Finalmente, «Fora les cendres» es una especie de suite dividida en dos partes, la primera más calmada y la segunda bastante más rockera y animada, firmando lo que sería un gran final de álbum si no fuera por la repetitiva manía de añadir temas «ocultos». Más delito todavía tiene en este caso, ya que «Punch drunk love» rompe toda la unidad estética del álbum y no sólo por estar cantada en inglés, pero supongo que sus motivos tendrían para incluirla.
Un muy buen disco, en cualquier caso. Lo dicho, si te gustan McEnroe tal vez deberías darle una oportunidad.