Eels – The Cautionary Tales Of Mark Oliver Everett (Vagrant Records)
Corría el año 1996. En la MTV mandaban Smashing Pumpkins, Pearl Jam y, sobre todo, Nirvana. Un vídeo en slow-motion, blanco y negro riguroso y una canción que poco a poco va calando. Se llama «Novocaine for the soul» y la firman unos tales Eels. El disco que la contenía, su debut Beautiful Freak (96), supone una agradable sorpresa y los sitúa en el mapa del pop-rock alternativo americano. Comienza a escribirse la leyenda.
El segundo capítulo de su particular historia, el fundamental Electro Shock Blues (98), demuestra que aquello puede ir en serio. Un disco profundamente triste, marcado por la multitud de desgracias personales que asediaron a Mark Oliver Everett y que a estas alturas ya todos conocen. Nada de hits (¿quizás, «Last stop: this town»?), nada de esperanza, sólo canciones salidas de un corazón roto que desde luego no ayudaron a aquellos que los veían como un nuevo producto fácil de vender. Fue éste un disco fundamental en su carrera, un hito aún no superado para el que esto escribe pero respaldado de manera incuestionable por las innumerables muestras de talento mutante esparcidas en sus trabajos posteriores en los que se mostró capaz de vestirse de Tom Waits sin despeinarse, compartir ideas bizarras y efectivas con otro genio comparable como el de Beck, o simplemente facturar piezas de rock clásico, imperecedero y perdurable. Sin duda, resulta difícil encontrar tacha en álbumes de la valía del áspero y excelente Souljacker (01) (segundo favorito personal), el majestuoso disco doble Blinking lights and other revelations (05), o tantos otros donde se movía entre lo acústico y etéreo como en el tenue Daisies of the galaxy (00) y lo directo y descarnado, Shootenanny! (03), Hombre Lobo (09) por sólo mencionar algunos. Además, su debut como escritor con el brillante Things the Grandchildren Should Know (09), vino a demostrar su valía en este campo. No fue poca la gente que conectó con su forma de contar las vicisitudes de una vida tan lejos de la imagen estereotipada de estrella del rock.
En definitiva, poco o nada le queda ya por demostrar al bueno de Mr. E. Un personaje fundamental para entender la música contemporánea americana de finales del siglo pasado y comienzos de éste, que encontró en la música su manera de vaciar las entrañas de una experiencia vital desde luego dolorosa. Un artista referencial, único e irrepetible en su imperfección, que se valorará aún más con la distancia que da el tiempo.
Bajo su apariencia de disco algo menor, The Cautionary Tales of Mark Oliver Everett (14) viene a sumar otra apreciable pieza a su inabarcable colección. Viajando con naturalidad entre lo épico y escapista de «Lockdown hurricane» a la ya reconocible marca personal en «Parallels», rememorando los días grises de Electro shock blues en la delicada «Series of misunderstandings», virando al country trotón en «Where I´m from» o sobrado de inspiración para elaborar piezas de pop atemporal (enorme «Mystakes of my youth»), sus canciones siguen siendo sinónimo de clase a raudales, de música para saborear como un viejo whisky, sin estridencias, apreciando lo bueno de la vida con lo mínimo. No hay nada aquí que no hubiéramos escuchado antes, pero un disco nuevo de Eels se celebra como una nueva temporada de una serie que nunca quieres que termine, o una nueva peli de ese director que consigue que mantengas la fe en el cine.
Mr. E es el Wes Anderson del rock actual. Siempre remueve sensaciones, siempre consigue tocar la fibra, llevarte a su mundo, único y especial, lleno de personajes que no te cruzarás en un día ordinario y allí hacerte ver que no hay otro como él. Y sólo por eso, como si fuera poco, necesitamos que dure. Ya lo avisó desde el principio: «life is hard… so am I…»