Mike Sánchez (La Cueva del Jazz en Vivo) Zamora 22/11/18
Es evidente que el nombre de Mike Sánchez no resulta demasiado conocido entre el público, pero lo cierto es que su curriculum incluye conexiones directas con artistas del nivel de Jeff Beck, Led Zeppelin, Imelda May, Eric Clapton o el ex Rolling Stone Bill Wyman. Con todos ellos ha colaborado o tocado repetidamente este inglés (ahora afincado entre Madrid y Ávila) de ascendencia española, haciendo de su pericia tras las teclas su único modo de vida. Él mismo se encargó de confirmarlo en la que era su primera visita a Zamora, con un breve discurso en el que repasó su trayectoria a modo de simpática carta de presentación.
Fue instantes antes de ofrecer un concierto de más de hora y media, en lo que terminó siendo un solvente y entretenido repaso por la historia del blues, el boogie woogie y (sobre todo) el rock ‘n’ roll más clásico. Un contenido acorde con la llamativa imagen del protagonista, que incluye generosísimo tupé y la elección de un traje pretérito con el que situar clara y definitivamente su propuesta. Acompañado sólo de teclado y ante un público que apenas sumaba treinta personas, Sánchez demostró poseer unas tablas capaces de implicar al respetable y con las que salir airoso de cualquier situación. En realidad su actuación debe entenderse como un éxito evidente porque, a su asombrosa habilidad instrumental, hay que sumar una potente ejecución vocal (y eso que él mismo repitió varias veces que no estaba bien de voz), además de un desparpajo descarado -algo canalla incluso- y evidente carisma. La actuación fue protagonizada por un set improvisado (o al menos eso aseguró él) repartido entre alguna buena composición propia, peticiones de los presentes, y temas de Chuck Berry, Little Richard, Fats Domino, Howlin’ Wolf o John Lee Hooker entre otros.
Campechano y cercano, la de Mike Sánchez es la historia de uno de esos músicos tremendamente respetados por algunos grandes nombres de la industria. Esos que sí alcanzaron una fama masiva, mientras que él, alejado de los grandes focos, continúa sobreviviendo picoteando de aquí y de allá y ofertando una mezcla de pasión y habilidad. Y eso implica completar pequeñas (y disfrutables) actuaciones como la firmada en La Cueva del Jazz en Vivo, sin filtros y en contacto directo con unos aficionados que apuestan por conocerle esa misma noche sobre el escenario.