Backstreet Boys (Palau Sant Jordi) Barcelona 17/05/19
Mantener una banda durante años es un privilegio, y tratándose de una ‘boyband’ parece hasta un milagro. De este mérito ganado a pulso y sobre todo a sudor, pueden presumir los Backstreet Boys, la banda estadounidense con nada menos que 26 años de trayectoria que sigue llenado recintos en todo el mundo.
Fue a finales de los noventa cuando la fiebre por el pop estalló y con ella el deseo de las discográficas por sacar partido de los grupos formados por veinteañeros. Backstreet Boys comenzaban a despuntar, el éxito “Everybody (Backstreet’s back)” era su carta de presentación al mundo y éste les recibía con los brazos abiertos.
Todas las adolescentes forrábamos nuestras carpetas con las fotos de esos cinco chicos que entonaban canciones de pop pegadizas y baladas cursis, hasta nos aprendíamos los pasos de baile de ese mítico videoclip en una casa fantasma. Quién imaginaría que más de 20 años después podríamos verlos en directo en su misma esencia y destilando hits que han marcado a toda una generación. Este mismo año publicaban DNA, su noveno álbum, que les está llevando a hacer un tour homónimo por todo el mundo.
Los chicos de Orlando, o más bien ya señores cuarentones, salían al escenario del Palau Sant Jordi desprendiendo una energía palpitante. Brian Littrell, Nick Carter, AJ Mac Lean, Howie Doroung y Kevin Richardson, saben cuál es la fórmula que funciona a la perfección, y siguen usándola sin perder un ápice de su esencia.
Unas pantallas gigantes dejaban paso a los cinco protagonistas de la noche, luces de neón y humo cubrían el escenario que, esta vez incluía una pasarela donde poder desplegar sus mejores coreografías. La locura desatada desde el minuto uno trajo consigo un arsenal de temas míticos como “I wanna be with you”, “Don’t want you back”, “Get Down (You’re the one for me)” y “Quit playing games (With my heart)” de su etapa más noventera.
Ellos saben cual es su fuerte y lo explotan al máximo, como si de un juego se tratara seducen a la cámara, coquetean con el público y lanzan mensajes de amor a todas las féminas. “Hola chicas, ¿dónde está tu mano?” gritaba Howie chapurreando su español. Sus fans son leales, corean todos los temas de este pop de masas que engancha y gritan cada una de las estrofas con la más pura melancolía.
El momento surrealista de la noche fue protagonizado por AJ y Kevin, “He comido muchas croquetas, si viviera en Barcelona sería un ‘Fatstreet Boy’” se reían detrás de un biombo en medio del escenario, mientras se cambiaban de modelito y lanzaban su ropa interior a las primeras filas.
El Palau parecía estallar cuando de pronto sonó el “Everybody…” del legendario tema, el quinteto de blanco impoluto replicaba la coreografía y toda la audiencia se desgallitaba al unísono. Llegó el momento de los temas lentos, y los de Orlando subidos en una tarima flotante por encima de las pantallas conquistaban así a su público, como si aún quedara alguien allí que no lo estuviera. “As long as you love me”, ya convertido en himno, provocó alguna lagrimita entre los allí presentes, esas estrofas que nos llevan directamente a 1997 cuando la única forma de conectar con tus artistas favoritos era haciendo tuyas las letras de las canciones. También hubo hueco para los temas más actuales, como “No place” y “Don’t go breaking my heart” que forman parte de DNA, su último trabajo.
Dos horas de hitazos, gritos juveniles (y no tan juveniles) y coreos imposibles de un pop comercial melancólico. Anoche sin duda, fue un espectáculo mágico que nuestro ‘yo’ más adolescente nunca olvidará, una alta dosis de nostalgia que nos recuerda que los años siguen pasando y nos hacemos mayores a la velocidad de la luz.
¿Y esto pa’ qué?
Qué nostalgia!!
Que guay
Chichirichachi!