Verde Prato – Kondaira Eder Hura (planb-rec)
La música de Ana Arsuaga nace de la intuición, de la obra siempre en tránsito y en constante redefinición. Los sonidos reverberan y se expanden con un alijo de pocos elementos (voz, cajas de ritmos, sintetizadores), creando un escenario de obra inacabada, no sujeta a paradigmas gastados. La creación desde el margen; la creación de sonoridades que cobran vida cuando el silencio se apodera de ellas.
Verde Prato es el proyecto más peculiar de esta guipuzcoana que anteriormente ya había sido integrante de Mazmorra y Serpiente cuyos ritmos eran más agitados, pero también más impersonales.
Utilizando el euskera como vehículo expresivo, nos encontramos con este inmenso Neskaren Kanta (planb-rec, 2021). Un prodigio de gestos oblicuos, de caricias que duelen, de planos secuencia que nos hacen perder por sendas peligrosas.
Entre la electrónica y el folklore reinventado, en estos surcos hay espacio para la emoción aún no profanada. “Amaran Kanta” es como un canto atávico, una danza en una ceremonia de de espectros en los que la voz de Ana hace de médium.
¿Me dolerá ese beso?, canta en la siguiente, “Mutilaren Kanta”, y la expresión queda fijada en una polaroid velada por el sol, mientras que acto seguido, “Lagunen Kanta”, los tambores anuncian esa ruptura amorosa que no la dejaba continuar con ese fluir. Fluir, siempre fluir.
“Haurraren Kanta” es como si el desgarro de Linda Sharrock estuviera anestesiado, y en “Aitaren Kanta” el espectro de Nico se hace carne, y un piano repite notas esparciendo detritus de desolación.
“Anaien Kanta” narra una escena de violencia siempre fuera de nuestro marco de visión, mientras Ana canta, y silva, y la línea de sintetizador envuelve la bruma. Cierra Verde Prato este disco excelente con “Neskaren Kanta”, una suerte de cumbia para hacer bailar a cuerpos des-humanizados.
Escucha Verde Prato – Kondaira Eder Hura