Pablo Und Destruktion (Sala Roja, Teatros del Canal) Madrid, 16/03/22
Había muchas ganas de ver a Pablo und Destruktion en la capital dentro del ciclo FIAS (Festival Internacional de Arte Sacro) para presentar su radiante nuevo trabajo, Ultramonte (22), un tratado donde amor y política se hermanan a través de un discurso cauterizador y natural.
La última vez que pude verle en vivo fue acompañado de una batería tan sólo y en un entorno bastante pobre; sin embargo, ahora sería con banda al completo en un lugar tan agradecido como la Sala Roja de los Teatros de El Canal, algo que a priori hacía sumar muchos enteros a la propuesta.
Y así fue. La velada arrancó con una solemnidad magnífica nada más bajar el telón, auspiciada por una canción tan vibrante como “A la mar fui por naranjas”. No tardaron en sucederle nuevos hitos de su cancionero como “Lobito” o “Conjuro de cierre”, atestiguando el tono amenazante y el peligro que desprendía el combo, con referentes como los Bad Seeds de Nick Cave o los Chatarreros de Sangre y Cielo de Corcobado, armando así una actuación tensa, precisa y sentida.
A destacar el tejido sonoro conseguido por la conjunción de gaitas y sintetizadores, columna vertebral del último disco, el cual sonó casi al completo y destacando por encima del resto el brío descomunal de “Cruz de la Trova”, la emoción desbordada de “La Caja” –la más bella canción de (des)amor escuchada por mis oídos en mucho tiempo- y la llegada de Fee Reega para defender ese precioso dueto homenaje al afecto valiente y superviviente que es “Esos fueron los días”.
No faltaron temas pretéritos robustos, donde de nuevo reinaron especialmente los tonos más elevados y épicos, ejemplificados en esos auténticos himnos que son “Puro y ligero”, “Gijón” y “Limonov, desde Asturias al infierno”. A destacar también el rescate que ya nos adelantó en la entrevista que le hicimos en esta casa de Vigorexia Emocional (15), representado por la escurridiza sonoridad nerviosa de “A veces la vida es hermosa”.
Un concierto notable que comenzó a gran altura y que, quizás, sólo le hizo perder cierto ritmo y profundidad unos speechs demasiado largos del asturiano, si bien una vez más hicieron gala de esa personal y curiosa disección de estos tiempos convulsos y extraños que vivimos, pero que impidieron penetrar del todo en la soberbia atmósfera alcanzada por el universo musical de un artista necesario y reivindicable hasta la extenuación.
Foto: Facebook de Pablo und Destruktion