Le Garçon Rêvé – Give your soul a chance (Autoeditado)
John Martínez y Diego Summo forman desde hace años, antes con Megaphone Ou La Mort y posteriormente como Le Garçon Rêvé, una de las parejas artísticas más interesantes de este país. Es una pena que no se prodiguen mucho discográficamente, porque cada nuevo trabajo que publican es todo un acontecimiento para oídos no taponados por la pereza. Este año han lanzado su tercer álbum, Give Your Soul A Chance, cinco años después del segundo y ocho desde el primero que editaron con este proyecto.
Como siempre, la espera ha valido la pena. Aunque Give Your Soul A Chance se publicite y se haya etiquetado como su disco más bailable, lo será para ti si te descoyuntabas las cervicales en los 90 al ritmo de Prodigy, Primal Scream, Orbital o Chemical Brothers o si consideras bailables a Nine Inch Nails. Efectivamente, aunque la sombra de su adorado David Bowie sigue planeando en este nuevo disco de Le Garçon Rêvé, en este caso es una de sus personalidades más sorprendentes la que se proyecta sobre estas canciones: la del que se inspiró en la música industrial y el drum and bass para su disco Earthling de 1997.
Desde el arranque con la instrumental “Turia River killed the radio star” queda patente la búsqueda del equilibrio entre bajos apremiantes y profundos con brillantes líneas de sintetizador llegadas desde viejos discos de OMD o Kraftwerk. La luz y la oscuridad se dan la mano en este tema y ya no se sueltan hasta el final del disco. Cuando en “The boy with the victorian gun” se les une la voz de John, sublime como siempre y como nunca, la fórmula alcanza su perfección. Todo el colchón sonoro toma sentido como abrigo para esos recitados marca de la casa que, a pesar de todo, siguen sorprendiendo y mejorando. Canciones como “Darling” o “Kabuki song” resultan inquietantes, misteriosas, pero incluso así no puedes apartar la mirada de ellas.
“Nampa girl” es quizás la canción más bonita, en el sentido estricto de la palabra, de todo el disco. Una especie de remanso de paz después de tanta agitación que nos devuelve a nuestras pulsaciones normales antes de que llegue “Eros in demand” a romper la vajilla que todavía quedaba, “The glamour chase” a intentar recomponerla y “The dreamer of the estate” a decir que ha llegado el fin y la esquizofrenia se ha adueñado del mundo. Al menos de este pequeño mundo formado por nueve canciones en las que no sobra ni una coma, ni una sílaba, ni un golpe en el pecho lanzado por un bajo que te tumba de espaldas. Un disco de una elegancia frenética, rugosa y amenazante imposible de ignorar.