Shygirl – Nymph (Because Music)
La expectación generada por el debut en largo de Blane Muise, aka Shygirl, estaba más que justificada por la calidad de sus singles previos, encabezados por una estelar “Cleo” que hizo esperar lo mejor de una artista que además es codirectora y fundadora del sello/colectivo londinense NUXXE. Y lo cierto es que Nymph (Because Music, 2022) presenta innumerables méritos en poco más de media hora que suponen una auténtica lección de dance-pop futurista y rompedor, de bases epatantes y miras ambiciosas, que dispara al trip-hop, al hyperpop, al hip-hop o la PC Music, entre otros estilos, con insolente brillantez. Talento y vanguardia mirándose a la cara con admirables resultados.
Rodeada por un elenco de productores y compositores de la talla de Caroline Polacheck (coautora de la letra de la descomunal “Woe”, una de las canciones del año, evocadora y cercana a las mágicas atmósferas de Chairlift o del “In Colour” de Jamie XX), BloodPop, Vegyn, su colaborador habitual Sega Bodega, Mura Masa o la mismísima Arca, cuyo inconfundible sello en la producción hace que “Come For Me” suene a reggaetón deconstruido del que debería hacer escuela.
Se hace muy difícil destacar momentos concretos en un trabajo tan redondo. “Shlut” redimensiona el R’n’B milenial haciendo que la temperatura suba hasta casi romper el mercurio. Los surcos de su música están cargados de sensualidad y sexualidad, dibujan líneas difuminadas de irresistible poder hipnótico que libera dopamina en cantidades industriales, insufla aire fresco y necesario a la cultura de clubs con una mirada de arrebatadora contemporaneidad, y despeja la duda sobre quién manda en la liga de las estrellas pop más actuales. ¿Quién si no podría llegar a imaginar algo como “Firefly”? Auténtica filigrana retrofuturista que zigzaguea entre el ayer y el mañana, dejando absorto en tres minutos de perfección digital. “Coochie (a bedtime story)”, picante relato sobre llamadas al límite, es un hit que debería sonar en cualquier radiofórmula que pretenda ser cool, algo que bien se podría aplicar a “Heaven” o “Poison”, pegadizas a más no poder, y cuyas bases aceleran el latir haciéndolo abrazar la taquicardia, refrendando su capacidad para redondear singles inmaculados.
Haciendo un poco de sangre, sería justo decir que M.I.A. mataría a estas alturas por un banger del nivel de “Nike” (“He told me Nike / Just do it / Hands on my breast / And my batty / Like he knew it”). Shygirl va al grano, conjuga la gramática de la calle y la traslada a sus lascivas descargas rítmicas. “Honey” es puro azúcar para los sentidos, el ambient que sueñas escuchar cuando has alcanzado el punto ideal de escapismo en la pista. Las voces manipuladas y los beat jungle de “Wildfire” marcan el pulso vertiginoso de un epílogo que regala la última melodía memorable de un álbum de impacto descomunal y cuyo eco resuena en el vacío inabarcable que se genera al terminar.
Obra capital de este año que enfila su recta final, incendiaria y referencial.