The Cat Empire (Sant Jordi Club) Barcelona 14/03/23
The Cat Empire llenó ayer, martes 14 de marzo, el Sant Jordi Club con un espectáculo en el que celebraron y repasaron su trayectoria de más de 20 años y presentaron nuevas canciones y nuevos colaboradores.
Es imposible englobar el estilo de los australianos en una sola palabra o concepto, ya que fusionan varios géneros como el jazz, funk, ska, reggae, rock y música latina. Incluso incluyen elementos de música electrónica y hip-hop en algunas ocasiones, lo que les da un sonido inconfundible. Su estilo original y energía en el escenario les ha permitido consolidar una base de fans leales en todo el mundo.
El grupo nació en Melbourne (Australia) en el año 1999 cuando el vocalista y percusionista Felix Riebl y el teclista Ollie McGill se conocieron en la universidad. Después de empezar a tocar en bares locales y pequeños clubes, llegaron al Manly Jazz Festival de Sidney bajo el nombre de Jazz Cat. Su actuación fue una verdadera sorpresa para muchos de los asistentes, que no estaban acostumbradas a fusiones tan modernas de jazz y ritmos latinos. Más adelante este nombre desapareció y crearon, junto con el bajista Ryan Monro, The Cat Empire, un nuevo concepto que mantenía la esencia del travieso felino, que investiga y juega con todo lo que le rodea. Se podría decir que eso es lo que hace la banda con los estilos musicales y con sus conciertos. A lo largo del concierto pudimos apreciar varios momentos de complicidad entre sus fundadores.
Las canciones favoritas del público fueron «Two Shoes» y «Still Young». El primero es un tema jazzy, funky y latino con un riff de trompeta pegajoso y una línea de bajo muy groovy y unas letras de ritmo frenético que recuerdan al rap. La canción es una celebración de la vida y denota un espíritu despreocupado y aventurero. «Still Young», en cambio, tiene un estilo más pop y electrónico, que se aleja del sonido característico de la The Cat Empire y habla un poco del paso del tiempo y la transición de la juventud a la adultez. La media de edad del público era de unos 30 años, y me sorprendió mucho la poca cantidad de móviles levantados durante el concierto.
Todo aquel que asistió al concierto se transportó a un festival de verano cerca del mar. Los ritmos tropicales y la cálida iluminación del escenario, junto con los colores vistosos del atuendo del grupo, consiguieron dar al concierto este aire de festival que tanto ansia cualquier melómano y entusiasta de la música en directo en pleno mes de marzo.
Los miembros de The Cat Empire expresaron su agradecimiento con el púbico barcelonés, que bailaba y movía los brazos en el aire al ritmo que marcaban Will Hull-Brown (batería) y Jamshid “Jumps” Khadiwhala, la percusionista que junto al vocalista principal usó una gran variedad de instrumentos como congas, bongos, djembes y cajones. Sin lugar a dudas, su estilo es pegadizo y muy bailable. Y eso en gran parte se debe a la gran variedad de instumentos que utilizan y que caracterizan su estilo único y diverso, pero sobre todo a la percusión, que es el eje vertebrador de sus canciones.
Lo más destacado fue la coordinación entre los músicos, que se permitieron el lujo de improvisar y jugar en medio de las canciones, dándole así un valor diferencial a su actuación, y el trabajo de los técnicos de luces, que iban modificando la paleta de colores en función del mensaje de cada canción, con tonos más azulados para las canciones que más se asemejaban a baladas y tonos más amarillentos para canciones más alegres y distendidas.
El concierto finalizó con varios bises que hicieron que la duración del concierto se extendiera media hora más de lo previsto, llegando a las 2 horas en total. Con varias referencias y homenajes a Buena Vista Social Club y Soneros de Verdad y con una energía desbordante, después de una gran ovación final, la banda se despidió y prometió volver pronto a la capital catalana.
Foto Instagram – The Cat Empire