Cometa – Fanfarria Clandestina (Mount Ventoux)
La frescura, el desparpajo, es algo que suele asimilarse como algo inherente a la juventud, cuando no siempre está tan claro. O al menos, no todo el mundo, entre los jóvenes, se entiende, posee esas cualidades en igual medida. Los hay, quizá demasiados, que malgastan desparpajo imitando a otros, o creando en base a las plantillas que dictan los tiempos. Y eso ya no es tan fresco. Sucede más de lo que debería y es una auténtica pena. La juventud debería ser impermeable a los dictados de la industria, de la moda, pero cae inexorable y contínuamente en las fauces de su dictadura.
Por eso cuando llega a tus oídos un producto joven tan refrescante y descarado como el que contiene el debut de Cometa, uno no puede evitar levantar las cejas en señal de sorpresa. No es tan habitual escuchar algo así. No tienen intención de trascender, nada de eso, ni de ser la última Coca-Cola del desierto. Los cuatro chavales afincados en Madrid que integran cometa lo que quieren es divertirse, divertir, y hacer la mejor música posible.
Esto lo consiguen a manos llenas en un debut largo (antes, en 2023, llegó su fantástico EP Sírvase Usted Mismo) que recibe el rococó título de Fanfarria Clandestina, edita el prestigioso sello Mount Ventoux y han producido los no menos prestigiosos Guille Mostaza y Diego Perinetti en el estudio propiedad del primero, el Álamo, sito en la capital. Un disco del que podrían decirse muchas cosas, pero la palabra “aburrido” no es una de ellas. Cada canción es pura explosión pop y un single en potencia. Háganlo ustedes, si pueden
Digo pop, pero me refiero a un pop poliédrico, sin etiquetas y que manifiesta una cultura musical vasta y carente de inhibiciones. Se nota cierta querencia a la Argentina en temas que reivindican al flaco Spinetta o a Fito Páez (“Todo por ti”, “Abrázame más fuerte, abrázame para siempre”), pero encontramos también grandes trazos que recuerdan a leyendas como Queen o luminarias como Sparks y Jellyfish. Esa especie de glam-pop-progresivo, tal como ellos lo definen, que no tiene miedo a casarse con la rumba o la cumbia (soberbia en esa “Otra vez (la cumbia de los enamorados)”) o incluso la música instrumental más cinematográfica (“Entreacto”).
De hecho, casi podríamos decir que estamos ante un grupo que, cantando en castellano, podría hacerle la competencia a los ahora tan celebrados Lemon Twigs, puesto que su virtuosidad, su talento, conocimiento musical y capacidad para la canción redonda no anda lejos de la de estos hermanos californianos. Lo demuestra al detalle un disco que no por variado deja resquicio ni respiro para pensar ni por un momento en levantar la aguja del tocadiscos y poner otra cosa.
Cada canción tiene su universo particular y todas juntas confeccionan un trabajo de esos que, sobre todo tratándose de un debut, deberían dar que hablar. Al menos en un mundo ideal. Pero ya saben cómo son estas cosas hoy día. En todo caso, sería un crimen contra la humanidad que canciones tan estupendas como “Supersónico”, “Corazón mareado” o la infecciosamente funky “Invítame a bailar” no sonaran hasta la saciedad en nuestras fiestas y auriculares telefónicos. Así que aprovechen las reuniones navideñas y denle bien fuerte a esta Fanfarria Clandestina, que bien lo merece!