Alan Sparhawk – With Trampled by Turtles (Sub Pop)
Tras evaporarse entre murallas de sonido catártico y experimentos suicidas con el autotune en White Roses, My God (2024) que le sirvió de ayuda para intentar cicatrizar las heridas tras la muerte de Mimi Parker, Alan Sparhawk da otro volantazo a su carrera junto a sus amigos de Duluth Trampled by Turtles, un grupo de instrumentistas especialistas en americana, que son amigos de Alan desde hace mucho tiempo. Fueron ellos quienes en lo peor de la enfermedad de su esposa, le tendieron una mano y lo apoyaban tanto anímica como artísticamente, ya que se subían juntos a los escenarios de la escena local para tocar en hermandad. Una terapia en tiempos de duelo y de heridas difíciles de cauterizar.
Dave Simonett, guitarrista y cantante de la banda, comenta que este disco se grabó en un solo día, y que no ha necesitado de un excesivo trabajo de postproducción (produce al mismo Sparhawk; mezcla Nat Harvie), y eso se nota en la naturalidad con la que todo fluye en este brillante With Trampled by Turtles (Sub Pop, 2025); el sonido es fibroso y cálido, en composiciones que el ex Low ya tenía escritas (incluso alguna con Parker en vida), con la salvedad de dos temas (“Heaven” y “Get Still”) que tenian su plasmación en el citado White Roses, My God aunque con una estética bien diferente.
Un álbum confeccionado entre amigos de fatigas y su familia, porque Hollis – primogénita de Alan– pone voz a la preciosa “Not Broken” (uno de los temas que ya habían sido compuestos junto a su mujer), y es como si el fantasma de Mimi Parker se asomase para darnos ese último adiós que parece que se resistía a hacerlo desde la calma.
Pero con ecos a Neil Young se abre el disco con “Stranger”, con elegantes arreglos country que conecta con la cartografía emocional de los Low. Aquí ya no hay sorpresas aunque sí mucha emoción envuelta en canciones que esta vez no están pixeladas como es el caso de “Too High”, con arreglos de violines y banjo que van esculpiendo otra muestra de un devocionario personal que no sucumbe al desgaste.
Este es un pentagrama que se sucede con trote parsimonioso y que tienen la virtud de estar tocado por la varita mágica de la atemporalidad: “Heaven” sigue emocionando igual que su anterior versión, porque versos como “Heaven/It’s a lonely place if you’re alone/I wanna be there with the people that I love/Maybe someone that you’re waiting” es el grito desesperado del amor perdido; “Screaming Song” es emoción pura: “When you flew out the window and into the sunset/I thought I would never stop screaming/I thought I would never stop screaming your name” mecida por el ritmo bluegrass que un violín es capaz de enturbiar emulando el desgarro doloroso del adiós; la época de C’mon se refleja en la letanía de “Don’t Take Your Light”, para cerrar el disco con “Torn & In Ashes” una hermosa canción guiada por los sonidos de una mandolina que son un primor en su sensualidad y lirismo.

