Amor Crónico: Memorias de Chris Frantz (Libros Del Kultrum)
Si tuviéramos que enumerar bandas que han cambiado paradigmas en la música pop occidental del siglo XX, sin lugar a duda los Talking Heads están entre una de ellas. David Byrne, Tina Weymouth, Jerry Harrison, y el autor de este libro, Chris Frantz, han quedado en los anales como una de las formaciones más intrépidas, subversivas, inquietas e inspiradas de aquella horda de bandas y personalidades que surgieron en la denominada new wave, o en los albores del punk norteamericano.
Eran una maquinaria engrasada a la perfección. Sus directos -memorables si atendemos a la célebre Stop Making Sense (1984) de Jonathan Demme– siempre transportaban al espectador a un estado casi mántrico, en donde los ritmos dislocados mecían armonías serpenteantes que se bifurcaban por meandros inesperados. Un David Byrne que emanaba un magnetismo sin igual, con esos movimientos espasmódicos y su dicción siempre irradiada desde las entrañas, más una conjunción de talentosos músicos dieron con la receta maestra de una manera de hacer y entender la música hasta ahora inédita.
Chris Frantz en este libro memorístico Amor Crónico: Memorias de Chris Frantz (Libros Del Kultrum, 2021) recuerda la carrera del grupo, y de paso salda alguna cuenta pendiente con Byrne, al que lanza algún que otro dardo envenenado. Según el batería de la banda, el autor de Rei Momo siempre ha querido ponerse medallas que no le pertenecían a él solo, y que radiografía a un artista egoísta y bastante huraño. Obviamente es la opinión de Frantz, así que o uno la cree o la pone en cuarentena.
Surgidos en la efervescente escena de talentos que afloraban del mítico club CBGB en la zona del Bowery neoyorkino (de ahí surgieron Television, Patti Smith, Blondie, y un largo etcétera) ellos provenían de escuelas de arte, y de una posición económica acomodada. En el caso de Frantz, éste nació en Kentucky en el seno de una familia valores cristianos y rígida disciplina -su padre fue capitán de la División Aerotrasportadora del ejercito norteamericano-, y paso su adolescencia escuchando discos de Stax, Elvis, James Brown, o los Beatles. Una ecléctica selección que encajaría a la perfección con los demás miembros de la banda. A Tina y a David los conoce en la Escuela de Arte de Rhode Island, y desde un primer momento surgen las afinidades (s)electivas, y a Jerry lo reclutan tiempo después de la disolución de los The Modern Lovers.
En las páginas de este entretenido libro vemos como en NYC empiezan a foguearse como artistas en diferentes conciertos, y cómo van ajustando sus gustos: música negra, punk, y sonoridades afrocaribeñas como ejes primordiales.
Para la leyenda dejaron una discografía sin mácula en la que colaboraron con gente tan dispar como Brian Eno, Robert Fripp, Robert Rauschenberg, Adrian Belew, Jon Hassell, Mory Kanté, Wally Badarou … Todo un inventario de músicos excepcionales.
Especialmente entretenidos son los pasajes en los que el autor explica su gira por Europa con los Ramones, en donde describe a una Johnny Ramone cascarrabias insufrible que ya ha quedado como uno de los mayores estereotipos del machirulismo rockero.
Al final de todas estas andanzas queda el amor incondicional a su mujer Tina Weymouth que siempre le ha servido de motor en su vida. El amor es lo que tiene, ahí está este libro para demostrarlo y las series turcas.
Muy guay el libro, curiosa la relación con Byrne