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Aqueduct Ensemble – Improvisations On An Apricot (Last Resort)

Llegué a este disco tras descubrir, hace unos meses, la existencia de un programa de radio llamado Last Resort que ofrecía, de forma mensual, un podcast para la emisora de radio que opera por internet llamada NTS Radio. Ahí se expanden unos gustos musicales que van desde el jazz al dub, pasando por los ritmos teutones, techno, y el dancehall. Una exquisitez que no deberían perderse, aunque ya sé que de podcast estamos bien servidos y no damos a basto. Luego decidieron, las huestes de este espacio musical, hacer el año pasado un sello discográfico y ponerle el mismo nombre, y debutar con un disco mágico, el “Gabriel” del músico yo-me-lo-guiso-yo-me-lo-como Gabriel S. Schray, oriundo de Akron, Ohio. Un pentagrama de bellas postales preñadas de melancolía que pueden recordar a The Blue Nile, Talk Talk, Lee ‘Scratch’ Perry, o a la neblina crepuscular de los Durutti Column de aquella obra maestra, y que conviene recuperar cuanto antes, titulada «Amigos em Portugal«. Una puesta de largo de lo más inspiradora.

El segundo asalto llega con este monumento a la introspección y al minimalismo más evocador y lírico de la mano de dos amigos y vecinos, Keith Freund y Stu. Keith ya lleva carrera hecha con el grupo Lejsovka & Freund, y Stu es pianista profesional. Pues bien, el bueno de Freund escuchó cómo su vecino Stu afinaba el piano y se quedó prendado con lo que le llegaba a sus oídos. Tanto es así que le propuso grabar juntos algunos temas. De este encuentro, y de esta amistad vecinal, nace este bálsamo para los sentidos cuyo título es “Improvisations on an apricot” (Last Resort, 2018). Un trabajo compuesto por ocho temas sublimes, ensoñadores, repleto de arpegios que reflejan una luz ambarina de prístina belleza.

“Borrowed sax test” abre el disco con un saxo que va abriendo la senda para que vayan entrando unos arreglos de sintetizador abisales en una suerte de melodía cuyos ecos sanadores parecen llegar de una civilización perdida en el espacio y en el tiempo. Abstracción en forma de haiku meódico. Acto seguido, quedo embelesado por “Cut grass 1” que está acolchada por un piano que parece tocado por Chick Corea, y luego entra una trompeta que acaba de esculpir, con precisión, esas resonancias al catálogo de ECM Records que sobrevuela en gran parte del escueto minutaje del álbum. “Cut grass 2” tantea las posibilidades tonales del piano y juega con las posibilidades táctiles del silencio, en lo que parece un guiño a la música concreta y al paisajismo jazz con intrigantes fondos eléctricos como los trazados por artistas como Nils Petter Molvær.

La trompeta de Keith Freund tiene un protagonismo esencial en todo el conjunto. Es su tersa tonalidad la que impone sus reglas en la tremenda “Cut grass 3”, en la que en su serpenteante devenir hay ecos a la atemporalidad conservada en barrica por Robert Wyatt y a Thelonious Monk; aires percusivos de un Oriente imaginario, Alice Coltrane en espíritu, y un fondo de sintetizadores traviesos laten en ese animal de mil cabezas que es “Potter’s view north”. En algo así como hypnagogic jazz (no me gusta etiquetar, lo juro, pero qué quieren que les diga, uno es débil, y no sé que demonios es esto tan jodidamente bello), lo que me viene a la cabeza para intentar, aunque tampoco es que sea necesario hacerlo, tal caudal de sensaciones que quedan suspendidas en mi subconsciente ante la escucha de temas como “In perfect air”, la onírica y estival “C Backlit” (Satie meets Keith Jarrett), y acabar este inolvidable viaje con “To close without saving”. La sirena de un barco se escucha allá a lo lejos. Cierro los ojos. Hace días que escucho un casiotone cerca de mi balcón. Igual le digo a esa persona que hagamos tecnopop que evoque ensoñadoras vivencias de extrarradio.

Escucha Aqueduct Ensemble – Improvisations On An Apricot

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