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Ava Mendoza – The Circular Train (Palilalia Records)

La guitarra eléctrica y muchas de sus posibilidades tonales y tímbricas se dan cita en el último disco de la californiana Ava Mendoza. Cuando parece que al rasgueo de las seis cuerdas ya no se le puede sacar más partido sensorial, este disco viene a certificar que estamos errados, que siempre puede haber algún atajo por explorar.

Ava Mendoza es una artista de largo recorrido. Lleva décadas en la escena underground colaborando con gente tan dispar como Nate Wooley, The Violent Femmes, la fallecida Jaimie Branch (a la que dedica uno de los temas del disco), gravita entorno al sello Tzadik de John Zorn, entre otros artistas, grupos y células creativas. Ella a su vez se formó como instrumentista en el Mills Collegue bajo las directrices del gran Derek Bailey, así que el arco estilístico de Mendoza es un cajón de sastre en donde hallar en armonía la libre improvisación, blues y rock pantanoso, todo ello a través de un fingerpicking unas veces áspero y rugoso, y en otras ocasiones atraer al oyente con andanadas de hermoso lirismo.

En The Circular Train (Palilalia Records, 2024) publicado en el sello de otro gran guitarrista como es Bill Orcutt, la californiana hace un recorrido a través de los recuerdos de su infancia, de lugares visitados en Bolivia (lugar de nacimiento de su abuela), el paisaje, el mar, los delfines, la luz, los asientos mineros, o la tupida vegetación se quedan prendados en estas composiciones de gran belleza que la compositora ha ido escribiendo entre los años que van del 2007 hasta 2023.

Abre el disco con “Cypress Crossing” y tal y como escribe el músico Dev Hoff asistimos a una plena comunión entre el sonido de la guitarra con estos paisajes, llegando a crear una simbiosis alquímica entre notas, colores, ruidos e incluso olores. Los sonidos que extrae Mendoza de su mástil son terrosos, pero también llenos de luz. “Pink River Dolphins” está dedicada a la trompetista Jaimie Branch, y es un blues con ecos a Patti Smith y a la ferocidad de Henry Kaiser. En el ecuador del disco nos encontramos con “Ride To Cerro Rico” (Cerro Rico es una montaña boliviana rica en yacimientos de plata, y que es un recuerdo a la muerte accidental de su abuelo en la mina). Es otra porción de rock con acento bluesero que engarza una melodía repetitiva en espiral.

“Dust From The Mines” de nuevo tiene a Bolivia y sus minas como ejes centrales por donde transita una melodía con efectos de delay, y una digitación más feroz que recuerda a un cruce entre Sonic Youth y el free jazz de Sonny Sharrock. “The Shadow Song” deambula por una narrativa fronteriza no muy alejada de los dictámenes de Sir Richard Bishop en solitario con Sun City Girls. La guitarra parece un volcán a punto de erupcionar, y la potente voz de Mendoza nos invita a descender con ella la montaña con los rayos de sol salpicando la ventana del tren. Finaliza este enorme disco con “Irene, Goodnight” que es una versión de Gussie Lord Davis, una mujer a la que se le prohibió entrar en las academias de música por ser negra, pero que al final fue una de las más figuras destacadas del sonido Tin Pan Alley con el tema compuesto en 1886, “Goodbye”. Un precioso homenaje a la resiliencia y al poder de la cultura afroamericana.

Escucha Ava Mendoza – The Circular Train

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