Björk, una diosa de nuestro tiempo. Analizamos su carrera
Björk Gudmundsdöttir atesora ya una de las carreras más apasionantes y demoledoras de la música popular de nuestros días. Tanto al debutar en 1977 con tan sólo 11 años en su Islandia natal como niña prodigio, como su carrera al frente de Sugarcubes, además de su historia más reciente -que nos remonta a hace una década con la publicación de Debut (1993)-, la trayectoria de Björk ha sido una continua búsqueda de nuevas propuestas, nuevas experiencias artísticas y una evolución constante.
Su salto a la escena internacional llegó con Sugarcubes y su fantástico disco de debut Life´s Too Good (1988) que incluía canciones como la bella “Birthday” que en su día fue hasta remezclada por Jesus & Mary Chain. Sus dos discos posteriores fueron menos afortunados aunque dejaron alguna que otra perla (¿Quién no recuerda “Regina”?) hasta que en 1992 se produjo la disolución de la banda.
Y entonces llegó Debut (1993), un trabajo grabado en Londres con la inestimable ayuda de Nelle Hooper donde la islandesa reorientó su carrera hacia las pistas de baile consiguiendo un trabajo que aunaba lo mejor de la música electrónica, con el estilo de su voz inconfundible. Hits de la talla de “Human Behaviour”, “Big Time Sensuality” o “Venus As A Boy” y un carácter que a pesar de lo innovador resultaba totalmente atemporal. Un disco clave para entender la música de los 90 que ha sido el espejo en el que multitud de artistas han intentado reflejarse sin conseguirlo
Dos años más tarde vio la luz Post, un trabajo más ecléctico y recargado que pasaba del tecno de “Army Of Me” al trip hop (“Enjoy”), la emoción (“Hyper Ballad” o “Isobel”) o al musical de los años cuarenta en aquella maravilla llamada “It´s Oh So Quiet”. En 1997Homogenic continúa en la misma senda aunque ahondando en el melodrama. En esta ocasión se acompaña de Howie B y factura maravillas como “Jòga”, “Bachelorette” o “All Is Full Of Love”.
Después de su correspondiente gira, en 1998 la islandesa es tentada por la disciplina artística de Lars Von Trier y dedica los dos siguientes años a convertirse (literalmente) en Selma, protagonista de Dancing In The Dark (2000) film del que fue protagonista (consiguiendo el galardón de mejor actriz en el Festival de Cannes) y del que compuso su brillante banda sonora (nominada a los Oscars de ese año). ¿El resultado? Otra vez salió victoriosa y a pesar de terminar mal con el director y salir escaldada del mundo del cine asegurando que jamás volvería a participar en una película, volvió a demostrar su talento sobrenatural para cualquier disciplina en la que se embarque.
En 2001 se reencontraba con un nuevo disco en estudio, Vespertine, quizá su trabajo más maduro y cuidado hasta la fecha. Una lección de cómo fabricar piezas plagadas de magia que lejos de quedarse en el estancamiento creativo muestran una importante evolución y una perfecta conjugación de los mejores “tics” de toda su carrera. Un disco que podríamos denominar el reverso deHomogenic, ya que este último era un álbum que mostraba la emoción, el dramatismo y ahora nos traía la calma, la paz interior (“Hidden Place”, “Pagan Poetry” “Undo” o “Harm of Will”) parecen talladas sobre bloques de hielo.
Y cuando parecía que había tocado el cielo llega Medúlla y nos vuelve a sorprender. Como afirmamos recientemente en MZK los caminos de Björk son inescrutables y decidiendo despojarse al máximo de instrumentaciones y apoyándose básicamente en la voz, lo que parecía una extravagancia se convierte en una nueva obra maestra. Un disco hecho al 80% con voces convenientemente tratadas para simular instrumentaciones imposibles, originales, experimentales y de nuevo transgresoras. Canciones como “Pleasure Is All Mine”, “Oceania”, “Who Is It” o “Triumph of a heart” ya forman parte de nuestros corazones a la misma altura que el resto de su repertorio.
Björk es una artista en todos los sentidos, dotada de una personalidad inquieta y poco conformista que lejos de estancarse, vive en una búsqueda continua de nuevas formas de expresión con las que sorprendernos cada día. Cada una de sus nuevas obras es una celebración entre sus incondicionales y un motivo más para que su figura sea reivindicada y reconocida como una de las más importantes de la última década.