Black Toska – Dandelions (Discos Belamarh)
Hay en la música de Black Toska una cadencia oscura y pantanosa, de claro aire cinematográfico, que pide a gritos su entregada escucha en vinilo, con la aguja recorriendo decidida los surcos de sus incisivas cabalgadas por terrenos áridos y agrestes, dignos de secuencias polvorientas y abrasivas antes definidas por referentes tan obvios como valiosos como el que ejemplifican el majestuoso póker conformado por Nick Cave & The Bad Seeds, Jon Spencer Blues Explosion, The Make-Up o Swans. Ahí es nada.
Esta idea se refuerza en el sinuoso viaje por las bondades que presenta su último EP, el tremendo Dandelions. Sin un segundo que perder, el redoble que da paso al tenebroso riff de la inicial “A Gloomy Dawn” sirve como pistoletazo de salida para este festín que perfecciona en su alquimia el cruce entre una suerte de blues cavernario con una pátina de rock grasiento con aroma inconfundible a cuero. Apenas hay respiro a lo largo de estos poco más de quince minutos editados por unos cuantos sellos valientes e inquietos, con Discos Belamarh a la cabeza, siempre atentos para descubrirnos talentos escondidos que merecen más repercusión, en alianza para la ocasión con Delia Records, Sweet Mary Records, Ghost Highway Recordings y WRACK & Roll – El Sonido del Cuervo, que muestran picos de intensidad abrumadora como el punteo que lleva a “Splinters” al olimpo de los mejores del género, o en la cabalgada triunfal del potencial hit “Love of Mine”, acaso guiñando un ojo a otros alumnos aventajados de aquí como Guadalupe Plata.
También consiguen remover cuando bajan el pulso y proponen serpenteos seductores como los de la notable “Splintered Rotten Bones”, antes de que “Grey Shadows” y la titular “Dandelions” echen el cierre bajando las luces y saturando la atmósfera de humo en un par de ejercicios impolutos de blues añejo sabiamente cincelado potenciando sus cualidades. Los tonos ocres y pardos de la estupenda portada del gran Diego Vasallo remiten al efecto de la madera en las barricas de whisky o de vino como metáfora para describir la propuesta del combo madrileño, capaz de añadir capas de reposada maduración y de aportar nuevos matices a unos sonidos que sólo los elegidos pueden permitirse el valor de añejar con tamaña demostración de clase.
