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Canela Party 2018 (Málaga) 2-4 de agosto

Lo que empezó siendo un pequeño festival de carácter hardcore se ha acabado convirtiendo en la meca de la fiesta y la diversión en el sur. Málaga acoge todos los años el Canela Party, un evento que se celebra a lo largo de tres días donde se dan de la mano las apuestas más interesantes del panorama alternativo, la electrónica y ese rock que nos hace vibrar a todos. Tres días donde se baila mucho, los conciertos y los ríos de cerveza fría conducen, como si de un camino de baldosas amarillas se tratara, al gran pitote, el sacro día del festival donde es obligatorio ir disfrazado tanto si eres público como artista. Este año ha contado con más afluencia de personas, mejores disfraces y ha servido para demostrar que el público de Málaga, inmerso en una gris situación por la cantidad de salas cerrando, tiene ganas de música en vivo. Ante el temor de no poder disfrutar de más conciertos en la capital de la costa del sol, todos los presentes en el Canela Party disfrutaron como si fuera el último día de sus vidas, algo que, teniendo en cuenta la intensidad de ciertos momentos de la noche, pudo ser cierto.

Jueves 2

El jueves se alzó como la jornada de calentamiento, la de saludar a amigos que solo ves en ocasiones contadas como esta y la de conocer a nuevas personas en los pogos que se acaban formando conforme avanza la noche y caen las cañas de cerveza amenazadas por el confeti que volaba por la pista, proveniente de una bolsa coronando la primera fila de la pista.

El confeti y los ánimos del público tardaron algo en aparecer. Fueron diola, trío de Pontevedra, los encargados de abrir este primer día celebrado en La Cochera Cabaret a las nueve de la noche con un particular rock que mezclaba elementos crudos algo heavies (gracias a la presencia de guitarras duras y distorsionadas) junto a los detalles electrónicos provenientes de los cacharros manejados por al bajista. Todo ello conformaba una música que te atacaba con cierta incomodidad gracias a ritmos imposibles de seguir como en El Sendero Es Luminoso, una de las nuevas canciones que se dejaron ver en el concierto mostrando un futuro más electrónico e igual de acertado para el conjunto.

Una vez diola terminaron su recital, fueron Vulk los que tomaron el escenario y con ellos comenzó la fiesta. Ya no solo el confeti volaba con más frecuencia, sino que el público terminó exaltado en la segunda mitad del concierto de los vascos, una parte más sangrienta y agresiva seguida por un respetable que estaba bailando y viviendo el post-punk facturado por el grupo. Buena muestra de la potencia que desprende estos jóvenes, la cual, para sorpresa de quien escribe, siguió presente en Disco Las Palmeras! Después de un inicio algo flojo en comparación con lo desprendido por el conjunto anterior (los gallegos ofrecen un estilo más pop, con buenas inclusiones de sintetizador que podrían recordarnos a Hookworms), consiguieron alcanzar una segunda mitad más enérgica, donde las revoluciones aumentaron, los bailes se siguieron fraguando y, los amigos gallegos de las primeras filas, se encontraban en pleno desfase.

Viernes 3

“El día de los niños y los perros”, así es cómo se vende la jornada gratuita del Canela Party este año celebrada en el barrio malagueño del Palo, algo que no entendía Olaya de Axolotes Mexicanos: “¿Por qué nos ponen a tocar este día si nuestras canciones están llenas de tacos?”. Por una mezcla de sonido regular, difícilmente se podía distinguir cualquier improperio contenido en una de las formaciones pop más divertidas del momento, cuya fórmula se basa en mezclar estética de anime, PC Music y el tontipop español de los 90. Si bien parece que hubo alguna que otra reprimenda entre el grupo (Olaya increpando al bajista para que afinase su instrumento o dirigiéndose en broma a su hermano a la batería), el concierto del quinteto fue completamente divertido. Consiguieron contagiar a la perfección los ánimos de canciones como “Astor”, “Nacida Para Sufrir” y el público acabó coreando a la perfección el cierre con “Disparo de Amor”, así que pocas quejas.

Por desgracia, Tigres Leones no supieron recoger el listón, o al menos a servidor no le da esa sensación. Fue un concierto algo frío en un primer tramo en comparación con Axolotes. Por suerte y conforme avanzó la actuación, el cuarteto consiguió desgranar su rock rápido y certero para entrar en sintonía con el público en dos grandes momentos: “Marte” y esa “Disfraz de Tigre” original de Hidrogenesse versionda en clave de rock.

Los encargados de cerrar esta jornada fueron los canarios Texxcoco, probablemente una de las grandes sorpresas del festival para quien escribe estas líneas. El grupo factura un rock guitarrero algo festivo incluso que, a tenor de lo sucedido, en directo adquiere unas cotas brutales inesperadas. Melodías en apariencia inofensivas como las de “Velvet Love” o “Lucifernando” consiguieron romper la cuarta pared de la misma manera que lo pueden hacer unos FAVX en vivo: arrasan. Este fue un concierto protagonizado por el público alzado por los aires y el buen rollo entre público y grupo, de cuyos miembros se podía señalar fácilmente lo cómodos que se encontraban tocando. Para muestra el final del concierto, con Adriana entre el público tocando la guitarra cual rock star para acabar en una nota reivindicativa al levantarse su camiseta y mostrar su torso sin sujetador.

Sábado 4

El gran día, la fiesta, “el pitote”. Los días anteriores, si bien con conciertos reseñables, no son más que un aperitivo para lo que estaba a punto de acontecer en la París 15 a partir de las 20:30 cuando La Plata se hacían con el escenario ataviados cada uno con un kimono de karate interpretando temas como “Miedo”, “Me Voy” o “Un Atasco”, que desataron a los asistentes que se encontraban allí desde primera hora.

Las primeras horas del pitote se alzan como pase de modelos y show de los asistentes. Es el público quien cobra protagonismo en la calle mientras los primeros grupos comienzan a rasguear las guitarras. Al mismo tiempo que La Plata interpretaban “Miedo”, en las puertas de la sala teníamos a una Marta Sánchez (retrato de Albert Rivera incluido) interpretando su particular himno de España a una suerte de grupo de corredores vintage, otro grupo disfrazado de niños de primaria, unos tweets de Pedro Sánchez que andaban por ahí y a una representación de los bares que han cerrado en Málaga los últimos años. Si uno levantaba la vista durante los pogos que se sucedieron desde el minuto 0 en Cala Vento, podía comprobar que además de ver al dúo catalán ataviado como extranjeros en Magaluf, los grandes disfraces continuaron sucediéndose: hadas cantando a pleno pulmón “Isla Desierta”, Andy Warhol y Marilyn Monroe bailando en la pista “Historias de Bufanda” y un largo etcétera.

Imaginaos el impacto que causan cierto disfraces que, durante el concierto de Los Punsetes (disfrazados de geishas), su vocalista abandonó durante unos segundos su papel de artista impertérrita e inmóvil para señalar a un lugar entre la muchedumbre y encomendarnos a todos a mirar hacia allá: un grupo de medusas gigantes (LEDs incorporados) saltaban y se acercaban a las primeras filas mientras sonaba “Estrella Distante” para acabar saltando en éxtasis mientras interpretaron “Tu Puto Grupo”, “¡Viva!”, “Arsenal de Excusas” y “Opinión de Mierda”.

Más arrollador si cabe fue el concierto de Fucked Up, un aumento constante de revoluciones y ánimos que comenzaron con el vocalista abandonando el escenario para ponerse sobre las columnas de la PA a escasos metros del público. Esta distancia se fue acortando cada vez más y a la mínima que te distraías te podías encontrar a Damian Abraham vociferando con rabia alguno de los temas más famosos del icónico The Chemisty of Common Life. Me gustaría señalar lo contrastado de Abraham, quien se puede mostrar fiero en su papel como vocalista pero luego totalmente afable: en los momentos instrumentales en los que su grupo daba muestras de su hardcore tan característico él posaba simpático para hacerse fotos y llenaba al público de confeti. Gratamente sorprendido por el vocalista, el grupo y la explosión de revoluciones de su música, tal y como pasó con los belgas It It Anita. Si Fucked Up se movían con melodías de tonalidad mayores (que incluso podrían hacer pensar a más de uno en Los Punsetes creando un hilo conductor interesante), la música de It It Anita se hace desde la oscuridad y el punto de violencia. Los canadienses incluían ciertos toques de humor en su show (se pudieron ver unos visuales con montajes de Hitler y Putin convertido en Divine, la drag queen), pero eso no tenía cabida en el espectáculo de los belgas, quienes se apoyaban en los desarrollos instrumentales con altibajos y los juegos excepcionales de luces encargados de arrancar la energía del público.

Con los belgas llegó el punto álgido del Canela Party para servidor. Después de este show, se hicieron entrega de los premios al mejor disfraz ambientado en Andy Warhol (congratulaciones al grupo que fue vestido de The Factory) y comenzó al concierto de Jupiter Lion, cuyo krautrock psicodélico en la línea de NEU! y Kraftwerk no terminaba de encajar después de ese aluvión rock que le había precedido. Interesante el despliegue de medios de este trío, pero esta fórmula no terminó de encontrar su sitio al bordear la línea de la desidia y lo hipnótico. La pausa en la recta final por problemas técnicos no ayudó, tal vez en otra ocasión uno podrá disfrutar mejor de este grupo y de Bora Bora DJ’s, que cerraron la noche con una sesión que tuvimos que escuchar en la distancia. El pitote fue demasiado salvaje y había que retirarse para lamerse las heridas y empezar el entrenamiento para el año que viene.

Fotos: Javier Rosa

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