Cass McCombs Band agotan en Barcelona
Ya no quedan entradas para el concierto que Cass McCombs Band ofrecerá este domingo 5 de febrero en Barcelona (en el Centre Artesà Tradicionàrius, dentro del ciclo Ronda que organiza la sala Heliogàbal).
Una actuación que pondrá el punto final a la gira con que el estadounidense está presentando desde ayer (que tocó en San Sebastián) su último disco, Mangy Love, publicado en agosto.
El resto de ciudades por donde pasa el tour de McCombs son Ourense (hoy martes), Madrid (jueves), Valladolid (viernes) y Zaragoza (sábado). Seis conciertos en los que, acompañado de su banda, irá desvelando las excelencias de un álbum, «Mangy Love», que le conduce por terrenos de soul experimental, psicodelia retorcida y rock con alta graduación en pureza.
Tal vez sea su trabajo que mejor encaja con los parámetros de lo que ofrece en directo. Temáticamente es una obra oscura, con las influencias del hip hop y la poesía beat más evidentes que nunca en su escritura.
TOCÓ EL PASADO LUNES EN SAN SEBASTIÁN.
Así lo vi:
MAG-NÍ-FI-CO concierto del californiano CASS Mc COMBS en la novísima KutxaKluba, uno de las decenas de espacios que tiene el magno edificio Tabakalera de Donosti. No la conocíamos, y te contamos: se trata de una sala idónea, por tamaño, escenario y acústica, para este tipo de eventos, con barra y baños en el exterior pero justo al salir. Una de nuestras salas favoritas de Euskadi, desde ya.
Casi lleno el recinto (positiva sorpresa), pero, ejem, hablamos de unas 150 personas, no más, para ver en directo al responsable de uno de los mejores discos de 2.016. No pudimos evitar pensar por qué este concierto no se montó en Bilbao (ninguno de los habituales amigos de la villa amantes de este tipo de music se acercó ayer a Donosti para ver a Cass; queda lejos, y cuesta moverse, se siente), y siempre pensamos, cómo no en el Antzoki. Por cierto, esta nueva sala donostiarra (cuyo conciertos, nos olemos, cuentan con doble subvención: de Tabakalera y de Kutxa, y así es difícil competir con ella) nos recordó en sus características a la sala superior del Antzoki, nuestro Paraiso particular donde disfrutamos a tope la semana pasada de unos espléndidos Wave Pictures.
Del concierto, poco que decir y todo bueno. Comenzó con uno de los hits, «Bum, bum, bum» e hizo otras muchas del nuevo disco; qué pena, se dejó dos de nuestras favoritas, «I’m a Shoe» y «Laughter Is the Best Medicine», pero a cambio interpretó varias de sus discos anteriores, como la estupenda «County line» con la que terminó el conciertto, en una versión muy extendida, o la bellísima «Brighter!», en la que echamos el falta la steel, pero quedó fenomenal, cautivadora como es.
El set fue casi perfecto, vimos (en primerísima fila todo el tiempo) a Cass tocando su Stratocaster con energía y determinación, tendió el sonido al garage por momentos y en otros a la psicodelia vía teclados, pero en general la music fue ecléctica como lo es su discografía y el estilo de sus canciones, con paradas en el pop californiano, en los ritmos y balanceos cuasicaribeños, en el folk semicountry, en lo que llamamos romería pop (como de bailar agarrado, entièndase)…, un concierto macanudo, con buen sonido, muy entretenido y variadito en estilos, en la forma de tocar la guitarra por arte de Cass (que por cierto, es muy diferente, como más clásica y corajuda, a la de un Kurt Vile o un Kevin Morby) y con un artista que no luce una voz increíblemente bella ni un chorro potente de voz, pero que domina el canto y explota perfectamente sus posibilidades vocales, tanto en registro normal como en falsete, y que se encuentra -y parece saberlo- en el mejor momento de su carrera. No es Cass un front-man ni siquiera un tipo simpático o que comunique mucho con su cara o sus gestos en escena, pero tampoco pretende epatar a nadie, se conforma con tocar dpm y con embelesar exclusivamente vía music,; de hecho, vende muy cara su sonrisa, pero no falló una, mantuvo el ritmo del asunto y el interés de la concurrencia (encantanda todo el rato con lo que estaba viendo) con total diligencia.
También en directo se percibe lo gran compositor que es Cass McCombs, cada canción (hay excepciones, y en ellas demuestra que podría hacer canciones normales maravillosas, como «Couny line») contiene giros, estribillos, arpegios de guitarra, fraseos vocales y melodías que huyen de lo obvio, que parecen regodearse buscando lo extraño y sorteando lo previsible pero, y este es su gran acierto, sin huir de la belleza, de la emoción que causa en el oyente y de los arreglos preciosos, que tampoco tiene nada de experimental lo que hace Cass; simplemente no es perezoso, busca cosas nuevas siempre, tiene pocos prejuicios estilísticos y se curra mucho el hacer una music propia, distinguible e incluso compleja de disfrutar. Hay que escuchar varias veces y con atención algunas de sus canciones para extraerles el zumo fresco y vitaminado que contienen, pero el disfrute que proporcionan una vez descubierta su belleza es alucinante. Quizá este «trabajo» que requiere su escucha es lo que hace que la music de CASS McCOMBS, no sea plato de todos los gustos, pero también es lo que lo hace diferente, único.
Una banda eficiente, como de otra época tanto en sonido como en instrumentos (bajo, guitarra, batería y teclados) y en apariencia (a destacar el traje con brillo del bajista), sin lujos ni virtuosismos, pero muy concentrada y seriota, absolutamente engrasada y que tocaba de memoria, y, lo dicho, un set que pasa directamente a nuestra lista de mejores conciertos del año, en la que intuimos desde ya que no tendrá muchos por delante.
Grande CASS McCOMBS, saldó con nota (muy alta) la deuda que tenía con nosotros, que nunca le habíamos visto con banda y que cuando le vimos tocar en solitario nos dejó fríos. Ayer fue muy pero que muy distinto.
Nos dijeron varios amigos que vieron a Cass con su banda este verano de gira en festivales (concretamente, en Oporto, en el mini-Primavera Sound) y que no fue gran cosa. Pues nosotros les decimos que en recinto pequeño, las canciones del californiano sonaron ayer fenomenal, embriagadoras y seductoras. Impecable, vamos.
Naturalmente, uno de los grandes momentos del set fue cuando CASS Mc COMBS y su banda entregaron este temazo, «Opposite house», con esos «ouaa, ouaaaaa…. Los músicos que acompañan a Cass en el video son los mismos que lo hicieron ayer en Donosti. Y la cosa cosa sonó así de bien, sí.