Chica = Tonta Chica = Mala Chica = Débil. Políticas Identitarias Del Movimiento Riot Grrrl – Laura Sagaz (Orciny Press/Uterzine)
El movimiento Riot Grrrl fue -y sigue siendo- un grito de rabia, un elocuente alarido por visibilizar a la mujer dentro de la música y la industria rock, ésta tan dominada por la mirada masculina cis heteronormativa. Hacía falta un ensayo que narrara el advenimiento de este género, sus principales actores generadores de diálogos alejados de jerarquías, y las intrincadas políticas de género que han ido delimitando.
Para subsanar este vacío bibliográfico nos llega este excelente ensayo de Laura Sagaz de título suficientemente descriptivo: Chica = Tonta Chica = Mala Chica = Débil. Políticas Identitarias Del Movimiento Riot Grrrl (Orciny Press/Uterzine, 2022) y pone las cosas en su sitio. Este escrito, como aclara en su nota inicial, surge de las lecturas que la autora fue realizando para documentarse para su trabajo final del Máster de Industria Musical y Estudios Sonoros cursado en la Universidad Carlos III de Madrid, y que Sagaz presentó al Tribunal por videoconferencia -medidas COVID-19- en 2020.
Para analizar el germen de las Riot Grrrl, la autora pone el contexto en el que surgió: los inicios de la década de los 90 supusieron un paso atrás en los derechos de la ciudadanía estadounidense, el aumento de la homofobia y el racismo, y el deterioro sistémico de los derechos conseguidos por los colectivos feministas y LGTBI. Fueron tiempos de manifestaciones, de numerosas organizaciones a partir de activismos de militancia horizontal (ACT UP, Guerrilla Girls, etc.), o de redefinir los idearios feministas a través de filósofas como Judith Butler, del feminismo de la diferencia alentado por mentes como la de Annie Lecrerc, y un intento por neutralizar la mirada masculina sobre el cuerpo de la mujer en favor de una relectura del cuerpo femenimo como centro neurálgico de nuevos sistemas de análisis emancipadores.
Las Riot Grrrl fueron un grito de rabia, un grito que ansiaba la emancipación de la mujer en una sociedad heteropatriarcal. Las mujeres querían agarrar las guitarras y pegar alaridos liberadores, teniendo como referentes más inmediatos en punk que llegaba de UK (The Raincoats, The Slits, pero también Sex Pixtols o Damned), o grandes damas como Patti Smith o Tina Turner (su vida era más punk que cualquier otra cosa). En 1991 el grunge arrancaba con Nevermind, y la escena rock para jóvenes se convirtió en el nuevo epicentro del marichulo que hace pogo y mira con condescendía a la pobre chica que se queda en la barra viendo al novio porque lo que ve no la representa.
Tobi Vail y Kathleen Hanna forman Bikini Kill, y así empieza todo. Rabia a borbotones y su cuerpo como agente performático. Se liaron la manta a la cabeza y fueron un torbellino que arrasaba por donde pasaba. De este caldo de cultivo fueron naciendo Bratmobile, Heavens To Betsy, o las más conocidas en la actualidad, Sleater-Kinnney. No solo la música tenían como vehículo de expresión, sino que las palabras eran armas transformadoras: los fanzines ejercían de estímulo para los fans, y el lema era HAZLO TÚ MISMA retumbaba en sus mentes.
Laura Sagaz reivindica un movimiento que tuvo su traslación en España, y así lo demuestran algunos grupos que aquí se enumeran, y se entrevistan a algunas de sus protagonistas: Lidia Damunt, Heksa, Las Odio, Wake Up, Candela! o B- Violet son referentes de este grito cuyo eco es infinito.
Puedes comprar el libro Chica = Tonta Chica = Mala Chica = Débil. Políticas Identitarias Del Movimiento Riot Grrrl – Laura Sagaz (Orciny Press/Uterzine) en la web de su editorial.