Conciertos singulares (I): The Beatles en el tejado
En las viviendas más próximas al edificio de la compañía Apple Corps, los vecinos se dispusieron a telefonear y a quejarse, rabiosamente, a la policía ya que unos músicos chiflados se habían puesto a tocar a todo volumen, sin avisar y sin ninguna autorización en la azotea del propio bloque de cinco plantas de altura. También un empresario de un banco de alrededor decidió tomar esas medidas legales de alerta. Algo realmente inusual e insurgente estaba aconteciendo un 30 de Enero de 1969, en el centro de Londres.
Abajo, en la calle Savile Row, la gente se arremolinaba en considerable cantidad, estiraba el cuello y miraba hacia el cielo, con una amplia y ostensible curiosidad, para ver quién había osado montar todo ese imprevisto alboroto en las alturas y por lo tanto, desafiar a la ley británica.
Ya que, al menos durante este verano, no se van a poder celebrar conciertos de manera frecuente ni en condiciones normales, precisamente ofrecemos aquí en Muzikalia una serie de reportajes estivales que denominaremos “Conciertos singulares”, debido a las distintas circunstancias peculiares en que se produjeron dichas míticas interpretaciones en vivo.
En el caso de hoy nos estábamos refiriendo, desde el principio, a The Beatles, naturalmente.
Por lo tanto, os hablamos hoy del postrero, heterodoxo y exclusivo concierto con que nos obsequiaron John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr a lo largo de su carrera, aunque ya de manera oficial ellos habían renunciado a las giras desde 1966, definitivamente.
El reloj indicaba, aproximadamente, las 12:30 de la mañana, la densa niebla acababa de disiparse, la lluvia amenazaba a través de unos nubarrones negruzcos y un glacial invierno lo envolvía todo, así que al poco de arrancar la interpretación, un Mozart del siglo XX, llamado John Lennon manifestó:“Mis manos están demasiados frías como para tocar”.
Debido a estas rugosidades atmosféricas un voluntarioso helicóptero tampoco pudo salir a efectuar fotografías de la banda. Así pues, para combatir el hostil clima de poco grados centígrados sobre cero, los propios Lennon y Harrison tomaron prestados los abrigos de piel de sus respectivas esposas Yoko y Pattie, además de que Ringo Starr hizo lo mismo con un impermeable, de tonalidad rojo fuego, el cual le proporcionó su cónyuge Maureen. Las tres chicas eran de las escasas espectadoras “in situ” de aquel raro bolo junto a, únicamente, unos pocos “pipas”, técnicos y empleados de Apple.
The Beatles – Apple Rooftop Concert (1969) Full Video – YouTube from Roger Jr Dunn on Vimeo.
Aquella actuación guardaba el propósito de erigirse como una guinda dorada de la película Let it be, cuyo director fue Michael Lindsay-Hogg (retoño ilegítimo de Orson Welles, por cierto). Para facilitar el montaje de dicha filmación final, los Beatles tocaron en cinco ocasiones “Get Back” (3 intentos según otras versiones), además de dos veces “Don’t let me down” y “I’ve got a feeling” y una acometida con “Dig a pony” y “One after 909”.
Además, mientras un novel y perspicaz ingeniero de nombre Alan Parsons permutaba las cintas de grabación para cada toma del rodaje, los propios Beatles siguieron combatiendo como mejor sabían la consabida brisa helada, para que ésta no los dejase petrificados. De tal modo, el cuarteto se puso a interpretar pequeños fragmentos sonoros como el himno nacional británico “God save the Queen”, versiones de melodías ajenas como “ A pretty girl is like a melody” (original de Irving Berlin) o “Danny Boy” (de Frederic Weatherly), además de escasos segundos de temas propios como “I want you (She’s so heavy)”; todo ello como calentamiento extra-oficial.
Como curioso matiz, comentar que al propio John Lennon en aquel preciso momento le costaba recuperar, en su memoria, alguna de las letras al no haber ensayado previamente. Bajo esa coyuntura, uno de los asistentes de Apple Corps, Kevin Harrington, tuvo que aproximarse a John y agacharse mientras sostenía un blog de folios, los cuales llevaban escritos los versos del tema “Dig a Pony”, para que el popular músico los fuese leyendo y cantando. Además, Lennon se equivocó, ligeramente, al pronunciar alguna frase de la melodía “Don’t let me down”.
De todo ese material, el cual duró 42 minutos y que registraron, desde el sótano, el productor George Martin, el ingeniero Glyn Johns (el cual también trabajó con The Rolling Stones, The Who, Bob Dylan, The Eagles, etc.) y el propio Alan Parsons con dos máquinas de 8 pistas, después el director Michael Lindsay-Hogg publicó 21 minutos (la mitad aprox.) en el documental oficial Let It Be, de 1970.
El mismo Alan Parsons protagonizó una graciosa anécdota. El arisco viento lastimaba la calidad del sonido, así que ya a punto de arrancar el excéntrico recital, dicho técnico fue mandado a conseguir, rápidamente, algún filtro que amortiguase aquel contratiempo climático. Alan, el cual contaba con solo 20 años por entonces, entró a todo trapo en una tienda de ropa y pidió, de manera precipitada, tres pares de medias de la talla y el color que fuesen y según sus mismas manifestaciones, los dependientes pensaron que era un atracador de bancos y que utilizaría las pantys a modo de máscara. De vuelta en el tejado, Parsons completó su trabajo y enfundó los micrófonos con aquellas prendas femeninas que había comprado tan velozmente.
Aún con todo, Alan Parsons acabó muy exultante con aquellas experiencias y declaró: “Ese fue uno de los mejores y más emocionantes días de mi vida: ver a The Beatles tocando juntos y obteniendo una respuesta instantánea de la gente”.
Paul McCartney expresó su propia visión del asunto: “Fue divertido, en realidad. Era un lugar muy extraño porque no había audiencia, a excepción de Vicky Wickham (productora del programa de T.V. Ready, Steady, Go!). Así que estábamos tocando prácticamente para nadie, al cielo. Filmaron hacia abajo, en la calle y había mucha gente mirando hacia arriba.
Al poco tiempo, el tráfico comenzó a colapsarse y muchos seguidores iniciaron varias reuniones en tejados y ventanas, cercanos al edificio de Apple, para tratar de observar y escuchar mejor un concierto, el cual se estaba rodando desde cinco ángulos distintos por orden de Michael Lindsay-Hogg.
Según George Harrison acerca de aquella inusitada función musical: “Nos subimos a la azotea para resolver la idea del concierto en vivo, porque era mucho más simple que ir a otro lado. Además, nadie había hecho eso, por lo que sería interesante ver qué sucedía cuando comenzamos a tocar allí. Fue un lindo estudio social
Comentar que la Fender Rosewood Telecaster que rasgueó el propio Harrison en aquel bolo tan característico, fue hecha por los fabricantes de ese tipo de guitarras, Roger Rossmeisl y Phillip Kubicki, los cuales regalaron aquella máquina de seis cuerdas al “Beatle George”, en 1968 (aunque alguna otra versión apunta que resultó construida, especialmente, para el evento en directo que nos ocupa hoy). Lo cierto es que este hecho supuso una considerable publicidad para ambos elaboradores de instrumentos.
Sin embargo, ¿se constituyó como pionera aquella iniciativa de los Beatles? En realidad no lo fue por muy poco, ya que 50 días antes que ellos el prodigioso grupo californiano de rock psicodélico, Jefferson Airplane, ya había estrenado esta imprevisible manera de ofrecer conciertos en una techumbre. Ésto mismo aconteció, unas siete semanas atrás, en la parte más elevada del Hotel Schuyler, en el centro de Nueva York; en concreto, el 7 de Diciembre de 1968.
Sin pedir tampoco ninguna autorización reglamentaria, los subversivos Airplane fueron filmados por los cineastas Jean-Luc Goddard y D.A. Pennebaker y abrieron la actuación con frases explosivas como: “¡Hola Nueva York! ¡Despierten hijos de puta! ¡Música gratis, bonitas canciones, amor libre!”; para después abordar su tema “The House at Pooneil Corners”. Minutos después de aquello, los músicos fueron advertidos muy seriamente por la policía de la “Gran Manzana” para poner fin a aquella valerosa y original tentativa.
Lo que ocurrió es que el formidable sexto californiano formado por Grace Slick, Marty Balin, Paul Kantner, Jorma Kaurkonen, Spencer Dryden y Jack Casady no obtuvo la repercusión mundial de la que sí gozaron los Fab Four de Liverpool.
Según Ringo Starr: “Había un plan para tocar en vivo en alguna parte. Nos preguntamos adonde podríamos ir”.
Y es que, previamente a que la banda de Liverpool tomara aquella determinación de tocar en el tejado, personas allegadas como el jefe de Apple, Neil Aspinall, habían sugerido los más variopintos lugares para acudir a actuar por última vez: el teatro Palladium de Londres, las pirámides en Egipto, el desierto del Sahara, un crucero transatlántico de la Reina Isabel, un anfiteatro romano situado en Túnez (ésto último estuvo cerca de materializarse), un molino abandonado, una institución mental y algún otro emplazamiento más. Sin embargo, llevar a cabo cualquiera de esas aventuras resultaba demasiado engorroso y pomposo, así que los Beatles optaron por aquella histórica, sencilla y amena opción, con Paul McCartney como abanderado de la propuesta. Sin embargo, un poco entusiasmado John Lennon tuvo también que acabar de convencer a George Harrison y a Ringo Starr, los cuales no lo veían del todo claro todavía ni siquiera cuando ya subían por las escaleras hacia el tejado de Apple Corps, a punto de iniciar aquella singular “performance” en directo.
Todo aquello se montó quizás para mitigar, por un instante, el pésimo ambiente que había entre los componentes del cuarteto británico y así lanzar un emotivo y bello adiós. Otro ejemplo de todo esta actitud paliativa es que, 20 días antes, el 10 de Enero de 1969, George Harrison les había comunicado en privado a los otros tres que se largaba del grupo, aunque invitó al teclista Billy Preston a tocar con The Beatles en la azotea como, quizás, otra ayuda para que éstos últimos aparcaran por un momento sus diferencias (incluso John Lennon propuso que Preston fuera miembro oficial del combo, con la inmediata y fulminante protesta de Paul McCartney). De todas maneras, ninguna de las canciones compuestas por el mismo Harrison con los Beatles fue interpretada en aquel concierto a 40 metros de altitud.
También aquel acto excepcional de aquel 30 de Enero de 1969, simbolizaba retornar a una crudeza rockera pero con el sonido del combo pudiendo escucharse con aceptable calidad, en vivo, y no como solía acontecer con los griteríos ensordecedores, sobre todo de las fans, que durante las giras de la “beatlemanía” ahogaban los instrumentos y las voces de George, Paul, Ringo y John, a mediados de la década de los 60.
Transcurridos los 42 minutos comentados, hacia la 1:15 del mediodía, acaeció lo que aterrorizaba al propio George Martin: la polícia comenzó a aporrear la puerta del edificio Apple con la sólida intención de ascender al tejado para bloquear el concierto y con la posibilidad de arresto a aquellos forajidos, armados éstos con sus guitarras.
El asistente y colaborador de confianza de los Beatles, Mal Evans, le comunicó a Paul McCartney y a George Harrison desde varios metros de distancia:“Os van a detener”.
Cuando Ringo Starr observó la cercana presencia de los policías, pensó para sí mismo según confesó años después:“¡Oh, estupendo! Ojalá se me lleven a rastras” o también el baterista afirmó: “Hubiera sido genial acabar el concierto de la azotea con el titular periodístico: ‘BEATLES ACABAN EL CONCIERTO EN LA CÁRCEL’ “
Finalmente, unos benevolentes agentes después de su primer grito de advertencia sobre que hicieran decrecer el volumen, les permitieron al grupo concluir el tema “Get Back” y eso que Paul McCartney, en medio de la propia canción había soltado la provocadora frase: “Habéis estado tocando en el techo, de nuevo y sabes que a mamá no le gusta. Ella os va a arrestar”. Entonces, los uniformados “bobbys” desenchufaron los amplificadores y de ese modo algo brusco, disuadieron a The Beatles de que aquella locura había terminado, aunque sin más consecuencias legales posteriores. También se supo después que la policía británica, si hubiera querido de veras, hubiera interrumpido la actuación muchísimo antes, ya que la comisaría se hallaba en la misma calle Savile Row.
¿A que se refería John Lennon con su célebre y sarcástica frase de despedida del concierto?. Él expresó, en concreto: “Quiero dar las gracias en nombre de la banda y de todos los que estamos aquí. Esperamos haber pasado la audición”.
Realmente, era un broma final sobre las ocasiones en que a The Beatles les habían rechazado en las pruebas de “casting”, como por ejemplo en Decca Records (o incluso Columbia Records hasta les negó esa misma oportunidad), cuando los de Liverpool eran todavía unos principiantes desconocidos, a principios de 1962.
La sensaciones del concierto en sí habían sido excelentes entre los cuatro Beatles, aunque lamentablemente, la irrepetible agrupación británica se disgregaría, definitivamente, en Abril de 1970. Décadas más tarde el edificio Apple se desmanteló, concretamente en 2012, para luego instalar un establecimiento de ropa para niños; ante los lamentos de cronistas y seguidores de los mayores ases del pop-rock que el planeta haya contemplado nunca.
Para rematar, explicar que el director de El Señor de los Anillos, Peter Jackson, ha estado rebuscando en las 55 horas de imágenes y en las 140 horas de audio, ambas originales de la película Let it be y resulta que, entre otras escenas adicionales e inéditas, Jackson rescatará la totalidad de los 42 minutos de la legendaria actuación en el techo de Apple Corps. Por extensión, una nueva visión acerca de que The Beatles no se llevaban tan mal entre ellos, en aquel 1969, se podrá comprobar durante su próxima película, titulada Get Back. Ésta se iba estrenar este 5 de Septiembre de 2020, aunque la misma se retrasará hasta Agosto de 2021, por el asunto de la pandemia. Dicho film del citado cineasta cuenta con el respaldo de Producciones Disney y con el absoluto apoyo y aprobación de Paul McCartney, Ringo Starr y también de Yoko y Olivia, las viudas de John Lennon y George Harrison, respectivamente.
un reportaje muy interesante
Muchas gracias a Txus Iglesias y a Muzikalia por tan interesante iniciativa, de ofrecernos, ante la carestía de música en vivo, el recuerdo de una serie de singularísimas actuaciones en directo. Y qué mejor inauguración, con esta minuciosa reseña de un documento audiovisual histórico como pocos, tanto en contenido como en continente, como todo lo que atañe a los «Fab Four». Esperamos, pues, nuevas entregas de esta original serie. Un cordial saludo.
Muchas gracias a María y a Xavi por sus comentarios en Muzikalia, acerca del reportaje sobre el inolvidable concierto de The Beatles.
Una crónica excelente de un concierto único.
Felicidades Txus!