Crowded House – Gravity Stairs (BMG)
Estaremos de acuerdo en algo: Crowded House tiene la fórmula mágica para confeccionar discos que desafían el desgaste del tiempo. Su pop atemporal, límpido, y de armonías depuradas al extremo no tiene fecha de caducidad, y, de hecho, está claro que pasan por su mejor momento artístico en décadas. Una discografía como la de los autores de “Don’t Dream Is Over” sólo está al alcance de mentes preclaras, porque ellos nacieron con ese don para revalorizar la categoría del pop hasta cotas que pocos alcanzan.
Hace tres años que ya nos hacíamos eco del excelente disco de regreso tras una década con proyectos paralelos de sus integrantes (Neil Finn se alineó con Fleetwood Mac tras la marcha de Lindsey Buckingham sin ir más lejos), y la muerte del batería original de la banda Peter Jones. Dreamers Are Waiting (2021) los ponía en circulación nuevamente con la inclusión de los hijos del Neil Finn y la de Michell Froom a los teclados que volvía a la banda tras ser uno de los integrantes desde los comienzos.
Sin apenas hacer ruido la banda retoma el pulso discográfico con Gravity Stairs (BMG, 2024) y es para celebrarlo con algarabía. La portada no sólo es un guiño al Revolver de The Beatles, sino también una pista clara de por dónde van los tiros en lo musical. Crowded House entiende el pop como un acto de amor, pero también se toman el oficio como si de unos artesanos se tratase. Las partituras que contiene este disco suenan a trabajo elaborado con tiempo y reposado en barrica, sin sobresalto alguno en lo musical, pero siendo conscientes en todo momento de que lo que van a dar a sus oyentes es un producto que, de nuevo, supera con creces a muchos de los nuevos grupos revisionistas que poco aportan al devenir del pop. Aquí no encontraran esteticismo vacuo, sino canciones que ya forman parte de un estilo marca de la casa.
Desde el inicio todo es un puro encantamiento. “Magic Piano” es una melodía -pespunteada por los teclados de un gran Michell Froom-, clásica e imperecedera. Las guitarras cristalinas de Neil y las voces dobladas dan cuerpo a gemas como “Teenage Summer”, “Oh Hi” (con toques a lo Elvis Costello), la caligrafía perfecta de “All That I Can Ever Own” (un clásico más a apuntar en el casillero de la banda), o el toque más rockero en “Blurry Grass”, y un cierre estelar con “Night Song” cuyas armonías recuerdan a la obra de orfebrería de Paddy McAloon enredadas en el groove del Prince más sofisticado.
Escucha Crowded House – Gravity Stairs (BMG)