Echo & The Bunnymen (Razzmatazz) Barcelona 29/09/23
Daba la casualidad de que este mismo día se solapaban dos acontecimientos musicales importantes. En otra parte de Barcelona Los Planetas actuaban como cabezas de cartel de un festival, y por otro los Echo & The Bunnymen venían a la sala Razzmatazz a celebrar que son una de las bandas de rock que mejor han envejecido tras llevar a sus espaldas cuarenta años de carrera.
La sala estaba prácticamente llena y expectante de ver a las huestes de Ian McCulloch, y creo que no solo por lo que iban a ofrecer en el escenario, sino también por las bufonadas que podía soltar un Ian que, ya sabemos que si tiene un mal día, apaga y vámonos.
Sonaron los acordes de música gregoriana de rigor y la banda salió al escenario entre brumas (los cañones de humo llevaban ambientando el local desde hacía más de diez minutos). Ian reparta sonrisas, o eso es lo que parecía a simple vista, y su fiel Will Sergeant se preparaba para darnos una nueva lección de cómo un guitarrista puede llevar en volandas el sonido de una banda.
Sonaron los acordes de “Going Up” y fue una andanada de electricidad que nos dejó el en sitio. La banda sonó espléndida, y a McCulloch se le notaba cómodo vocalmente a pesar de que el agua con misterio empezaba a correr alegremente por sus vasos sanguíneos. Las tomas de “Rescue” y “All That Jazz” fueron un prodigio de ritmo a martillo pilón, con una sección rítmica que nos recordaron el porqué esta banda creó un lenguaje sonoro tan único.
La voz de McCulloch estaba, ya sí, al borde del desastre, pero verle ahí en el escenario (figura imponente y frágil a lo Jim Morrison) dando todo lo que tenía en “Bring On The Dancing Horses”, “Nothing Last Forever (con guiños a Lou Reed) o la maravillosa “Seven Seas” fue una experiencia entre surrealista e irrepetible.
El clásico “Killing Moon” sencillamente sólo la salvó la pericia de la banda que estuvo estupenda en todo momento, porque nuestro frontman favorito ya tenía la cabeza en otros menesteres, aunque eso sí, tuvo tiempo para regañar un rato a los técnicos de sonido. “The Cutter” es tan grande que sigue emocionando, al igual que “Lips Like Sugar” y “Ocean Rain”, que fueron los bises de un concierto excelente.