Editors – EBM (Play It Again Sam / [PIAS])
EBM es el primer álbum de la nueva etapa de Editors, una más, después de que les conociéramos como parte de ese revival postpunk surgido a comienzos de siglo. A partir de In This Light And On This Evening (2009) virarían hacia el synthpop más sutil y harían gala de su épica de estadio para seguir ganando músculo, hasta llegar a ese electro-rock industrial que rematan en este disco para el que han sumado fuerzas con Benjamin John Power (también en Fuck Buttons) más conocido como Blanck Mass. De ahí el acrónimo de Editors + Blanck Mass en el título, no es que ahora se acerquen a ese género musical ochentero conocido como Electronic Body Music, que oscilaba entre el electropunk y los ritmos de baile a 100 bpms, por mucho que las bases de piezas como «Strawberry Lemonade» o «Strange Intimacy» coqueteen con él.
Blanck Mass ya fue parte importante del sonido de Violence, ahora se integra como un miembro más y entra en labores de composición aparte de aportar su capacidad de experimentar. No hay muchas sorpresas más en las nuevas canciones de los de Birmingham, que continúan con esa evolución que ya se vislumbraba en sus últimos trabajos y que vimos anticipada en esa historia de amor enfermizo llamada «Heart Attack», primer adelanto y una de las grandes noticias de este nuevo álbum.
Hace tiempo que Tom Smith y compañía empezaron a mirar por el retrovisor a Joy Division, The Sound y demás, y pusieron el objetivo en la ampulosidad de los mejores U2 y los desarrollos de Depeche Mode para a partir de ahí, buscar su propia identidad. EBM está lleno de sólidas canciones, cuyos desarrollos oscilan entre la energía que transmiten sus potentes directos («Pictoresque») y los aires más hedonistas e industriales (“Karma Climb”). Tiene la capacidad de sorprender llevándonos por diferentes estados («Kiss») o mostrarnos su cara más frágil en momentos como la emocionante «Silence». Son solo nueve cortes, y aunque tan solo uno dura menos de los cinco minutos, este es otro de sus aciertos. Condensar en poco más de 50 minutos lo mejor que podían ofrecernos.
Un truño gordo
Que vuelva Chris Urbanowicz ya.
Por favor.
Su salida del grupo coincide sospechosamente con la deriva creativa del grupo.